Clarín

“El que gane quedará en la gloria y el que pierda se la tendrá que aguantar”

Para Ramón Abila, en la final con River no hay favorito: “Esto es 50 y 50. Nosotros queremos la gloria”.

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Noviembre será un mes en blanco para quienes aman colores ajenos a los de Boca y River pero tampoco estarán ajenos. Simples invitados a la fiesta del ganador y al funeral deportivo del perdedor asistirán al debate eterno de la patria panelista sobre el Superclási­co copero, verán luces de neón con títulos llamativos en las webs y navegarán en mares de tinta de los diarios. Todo será Boca-River.

Cargado de épica, el equipo de Gallardo se trajo la clasificac­ión de Porto Alegre. Boca manejó en San Pablo la ventaja que llevaba de la Bombonera. Cerraron las cuentas y los más felices son los tesoreros. Cada uno recaudó 4.850.000 de dólares por la fase de grupos, octavos y cuartos más 1.350.000 por la semifinal. Se aseguraron otros 3 millones por jugar la final y el campeón cobrará 6 con lo cual, el que dé la vuelta olímpica sumará un total de 10.850.000 dólares. Y un extra no menor: el campeón irá al Mundial de Clubes y tendrá una muy posible final con Real Madrid.

River participó en 34 de las 58 ediciones de la Copa y Boca estuvo en 27. Son los clubes que más la jugaron, detrás de Peñarol y Nacional, con 45.

Boca fue 6 veces campeón y si se corona igualará las 7 de Independie­nte, el máximo ganador. Boca ganó las finales de 1977 ante Cruzeiro y 1978 frente a Deportivo Cali, dirigido por el Toto Lorenzo. Las de 2000, ante Palmeiras; 2001 frente a Cruz Azul y 2003 con Santos, dirigido por Carlos Bianchi. También la de 2007, a Gremio, con Miguel Russo como técnico. River fue campeón 3 veces: en 1986 ante América con Héctor Veira como técnico; en 1996 ante América, con Ramón Díaz en el banco y en 2015 frente a Tigres, dirigido por Gallardo.

Uno va a perder. River cayó en las finales de 1966 con Peñarol y 1976 con Cruzeiro. Boca perdió las de 1963 con Santos, 1979 con Olimpia, 2004 con Once Caldas y 2012 con Corinthian­s.

River jugó 337 partidos con un récord de 166 ganados, 86 empatados y 85 perdidos. Convirtió 553 goles y recibió 355. Boca disputó 278 partidos con un registro de 146-69-63 más 433 goles convertido­s y 250 en contra. ■ Nadie se mueve del campo de juego. Palmeiras ya desapareci­ó de la cancha, refugiado en un vestuario sin consuelo. Y Boca está todo ahí, en el terreno donde acaba de lograr el pasaje a una final única e irrepetibl­e con River.

Por eso festejan los jugadores de cara a los 2.000 hinchas argentinos que deliran en una punta del estadio. Wanchope y Buffarini se dan un abrazo bien cordobés al que solamente le falta un fernet con cola. Carlitos Tevez, con la sonrisa inamovible, va felicitand­o uno por uno a sus compañeros. El Apache volvió para estar en esta instancia, más allá de que haya perdido terreno entre los titulares. Pablo Pérez, con el chaleco que usaron los que estaban en el banco de cuplentes en la cabeza cual corbata en el final de un casamiento, revolea las manos y canta con los demás. Disfruta y ya siente lo que vendrá la semana que viene.

“Tanto River como Boca vienen haciendo un esfuerzo enorme y son los mejores equipos de la Copa. Será una final histórica que ojalá ganemos. Yo creo que sí, que se paraliza el país. El que gane quedará en la gloria y el que pierda se la tendrá que aguantar”, describe Pérez. A su lado, Wanchope asiente y aporta: “Estamos donde queremos. Es una felicidad enorme. Vamos por todos. ¿Quién es favorito? Cincuenta y cincuenta. Esto es una final y nosotros queremos quedar en la gloria”.

Lucas Olaza abre grandes los ojos. Quiere grabar todo lo que ve. Es futbolista azul y oro desde hace muy poco y no cree estar ahí: “Jugar la Copa con Boca es increible. No imaginaba vivir todo esto en tan poco tiempo”, cuenta, mientras Lisandro Magallán los palmea. “Gracias a Dios tenemos el privilegio de vivir desde adentro algo histórico. Trabajarem­os para intentar ganarla”, agrega el zaguero central. Su compañero de zaga se toca la boca. “Me aflojó todos los dientes Deyverson en una jugada. Así fue el partido, había que meter” explica Carlos Izquierdoz entre risas y dolores. Poco le importa. “Vine de México para esto. Quería este reto. Hoy tenemos la posibilida­d de jugar una serie histórica para ver quién será el mejor de América”, sentencia. Boca celebra y ya se mentaliza en River. ■

 ?? MARCELO CARROLL ?? El grito del goleador. Wanchope Abila celebra el primero de Boca en San Pablo. Fue la calma en el inicio. Detrás, Cristian Pavón.
MARCELO CARROLL El grito del goleador. Wanchope Abila celebra el primero de Boca en San Pablo. Fue la calma en el inicio. Detrás, Cristian Pavón.

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