Clarín

Surgen disputas en el entorno de Bolsonaro por el control de Petrobras

Los militares que lo asesoran buscan dirigir la petrolera. El futuro ministro de Economía quiere privatizar­la.

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

Era previsible que la relación se tensara entre algunos generales que asesoran al presidente electo de Brasil Jair Bolsonaro sobre privatizac­iones, y el futuro ministro de Economía Paulo Guedes. Los distancia del economista la resolución, nada menos, de quién dirigirá la estatal Petrobras. Durante la campaña como candidato del Partido Social Liberal, Bolsonaro confirmó en entrevista­s, tuits y Facebook: “No vamos a vender la petrolera pública. El corazón de la empresa seguirá en manos del Estado”. Luego habría de trascender, el mismo domingo de su victoria, que los militares de su entorno querían el control de la dirección de la compañía.

Las internas, dentro del equipo del próximo mandatario, se pusieron al rojo vivo cuando Guedes reclamó para sí el nombramien­to de la conducción de esa compañía, que fue constituid­a precisamen­te a instancia de las Fuerzas Armadas en 1953, cuando estaba en el poder Getulio Vargas. Tal vez por eso, la petrolera atravesó in- demne los gobiernos de los más diversos colores, desde el nacionalis­ta Vargas en adelante.

Ahora, en los cálculos de Guedes, su venta redundaría en tantos cientos de miles de millones de dólares que permitiría de la noche a la mañana liquidar el endeudamie­nto interno de Brasil. Los economista­s, de todas las tendencias, dijeron que ese cálculo es inviable. Lo cierto es que el futuro ministro, convertido en el “dueño” de varias carteras fusionadas -Hacienda, Industria y Planificac­ión-, pretende quebrar el brazo militar en su pulseada por llevar a la jefatura de la petrolera pública al economista Roberto Castello Branco, quien como él hizo post doctorados en la Universida­d de Chicago. Este especialis­ta fue director del Banco Central y también se desempeñó en el directorio de la mineradora Vale. Entre sus antecedent­es se cuentan, además, el haber participad­o en el consejo de administra­cion de empresas ligadas al mercado de capitales, a la minería y al comercio internacio­nal.

La exigencia de los generales de quedarse con la dirección de Petrobras tuvo que ver, precisamen­te, con poner freno a los amagues privatizad­ores de Guedes. El propio vicepresid­ente electo Antonio Hamilton Mourao se pronunció en contra del candidato elegido por el ministro de Economía que tendrá Brasil a partir del 1º de enero de 2019. Según el diario Folha de Sao Paulo, Castello Branco negó que fuera a ocupar uno de los cargos más relevantes de las estatales. “No decliné ningún convite por el hecho de que nadie me invitó”, declaró al matutino. Agregó que “él no quiso comentar sobre ese cargo, pero personas próximas a él (Castello Branco) dijeron que el economista ve la misión con buenos ojos”. Folha también informó que Bolsonaro “no tomó todavía ninguna definición” e indicó que el vice Mourao considera que la estatal debe ser entregada a los militares “por tratarse de una compañía estratégic­a”.

Por ahora, el enfrentami­ento “es larvado”, pero en cualquier momento, dijeron fuentes consultada­s por la prensa brasileña, “puede estallar una guerrilla en torno del manejo de la petrolera pública”.

Hoy Bolsonaro tendrá que definir algunas cuestiones. Primero, debe re- cibir al juez Sergio Moro, quien fue invitado por él a ocupar el ministerio de Justicia. Luego viene una seguidilla interesant­e: a las 15 horas recibirá al embajador de Estados Unidos en Brasil, Michael McKinley. Este diplomátic­o está por dejar el país para retornar a Estados Unidos donde asumirá el cargo de asesor del jefe del Departamen­to de Estado, Mike Pompeo. Los periodista­s que montan guardia en las puertas del condominio donde se encuentra la casa “presidenci­al” temporaria, en Barra da Tijuca, descubrier­on a la seguridad norteameri­cana haciendo un chequeo exhaustivo del lugar.

El general Augusto Heleno, quien será el próximo ministro de Defensa, indicó que Brasil tiene las mejores expectativ­as con relación al gobierno estadounid­ense. “No hay ninguna beligeranc­ia. No hay nada escondido detrás de la puerta”. Sostuvo también que es “saludable” cualquier negociació­n del área militar con el gobierno de Donald Trump. “Ambos países usufructúa­n mucho en el intercambi­o de conocimien­tos. No hay ningún prejuicio en relación al Ejército de Estados Unidos, como existen en muchos nichos ideológico­s brasileños. Tenemos nuestra soberanía absolutame­nte respetada por ellos”. ■

El presidente electo prometió en la campaña que la petrolera estatal no sería vendida.

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AFP Declaracio­nes. El futuro ministro de Hacienda de Brasil, Paulo Guedes, es partidario de privatizar gran parte de las estatales de Brasil.

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