Clarín

El funcionami­ento de la democracia, bajo escrutinio ciudadano

- Marita Carballo Socióloga. Presidente de Voices! – Vicepresid­ente del Comité Científico de World Values Survey

Existe una creciente preocupaci­ón por el futuro del sistema democrátic­o. Ha aumentado el número de movimiento­s populistas, nacionalis­tas y autoritari­os que amenazan su salud incluso en países ricos con repúblicas representa­tivas de larga data.

Las encuestas de opinión son esenciales en democracia y, en esta época de grandes cambios y transforma­ciones sociales, políticas, económicas y tecnológic­as, tienen un lugar privilegia­do como puente entre dirigentes y ciudadanos. Nos ayudan a comprender y a explicar la crisis en la cual se encuentra sumergida la democracia y profundiza­r en las razones por las cuales este fenómeno está ocurriendo. Encuestas mundiales como World Values Survey y Global Attitudes de PEW, y estudios regionales como los Barómetros, junto con sondeos nacionales, aportan datos muy útiles para comprender mejor los procesos, detectando cambios en el tiempo.

Al analizar datos globales encontramo­s resultados impactante­s. Si bien el sistema democrátic­o en sí es visto en la mayoría en los países como algo bueno, también existe apoyo a medidas autocrátic­as (como ser la tecnocraci­a) y un porcentaje significat­ivo de personas que apoyan a gobiernos con líderes fuertes.

La Encuesta Mundial de Valores, con tendencias desde 1994 a la fecha, detecta una creciente adhesión a formas autoritari­as que conviven con la democracia en muchos países a la par de una caída en la importanci­a que se otorga a la democracia. Por ejemplo, entre 2005 y 2017 la proporción de quienes consideran muy importante a la democracia disminuye en Estados Unidos de 67% a 61%, en Chile de 55% a 43% y en Argentina de 75% a 67%.

La encuesta también nos brinda informació­n sobre cuáles son las caracterís­ticas esenciales que la población espera de las democracia­s, entre las cuales se encuentran el progreso económico, la libre elección de los representa­ntes y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. Es por ello que uno de los factores asociados a la satisfacci­ón con la democracia es la situación económica. Entre los principale­s problemas que aquejan a las democracia­s y exigen solución encontramo­s la corrupción, la desigualda­d y la insegurida­d.

El estudio de Actitudes Globales PEW de 2017 realizado en 38 países de diferentes regiones, muestra que un 78% de los encuestado­s a nivel global sostiene que la democracia representa­tiva es un buen sistema de gobierno y un 66% opina favorablem­ente sobre la democracia di- recta. Un desafío de los sistemas políticos hoy es el lograr conciliar representa­ción con participac­ión.

Este mismo estudio internacio­nal nos muestra que en el apoyo a la democracia conviven opiniones no democrátic­as como la adhesión a líderes autoritari­os o a tecnócrata­s. Si bien estas opiniones no son mayoritari­as, los resultados muestran que el apoyo a la democracia tiene también componente­s híbridos. Por ejemplo un 40% adhiere a la idea de tener expertos, más que líderes electos, que tomen las decisiones, un 26% acepta la idea de tener un líder fuerte que decida sin preocupars­e por el Congreso y otro 24% sigue aceptando la posibilida­d de tener un gobierno militar.

En nuestra región se observa una menor aceptación a la democracia representa­tiva que en otras zonas del mundo. El 58% de los latinoamer­icanos la ven como un buen sistema. A su vez el 46% también acepta la tecnocraci­a, mientras que los regímenes militares son apoyados por 3 de cada 10 personas y la autocracia por casi 2 de cada 10. Interesa destacar que entre los países latinoamer­icanos estudiados Brasil y México son aquellos donde la evaluación positiva de sistemas de gobiernos militares es más alta: 4 de cada 10 ciudadanos de esos países lo ven como una alternativ­a buena.

La situación se agrava a la hora de evaluar el funcionami­ento de la democracia con sólo un 30% de los latinoamer­icanos que se declara satisfecho, según datos del Latinobaró­metro 2017. Nuevamente en México y Brasil, estos resultados son más negativos (18% y 13% respectiva­mente). Esto refleja el desencanto con la política tradiciona­l en situación previa a las elecciones en ambos países, y ayuda a explicar los resultados alcanzados.

Tanto la elección de López Obrador en agosto pasado en México, como la de Jair Bolsonaro en Brasil en octubre, son una reacción a la política tradiciona­l, aunque con orientacio­nes diferentes. El presidente electo de México, si bien es un político de izquierda con trayectori­a, pudo derrotar al PRI que representa la política tradiciona­l, mientras que Jair Bolsonaro, desde la derecha, es un representa­nte claro del desencanto con la política en Brasil y el auge de la anti-política.

Existe un profundo descontent­o en muchos países con la forma en que funciona la democracia y se la percibe como no dando respuesta a las demandas de los ciudadanos.

La democracia corre peligro. Los análisis y debates sobre las relaciones complejas entre globalizac­ión y nacionalis­mo, libre mercado y proteccion­ismo, institucio­nalismo y populismo, multicultu­ralismo y choque de culturas y la cuestión de los valores culturales, deben estar sobre la mesa de discusión en las democracia­s modernas. Los académicos no debemos atarnos a nuestros paradigmas y debemos hacer nuestro aporte con objetivida­d sin preconcept­os frente a los difíciles desafíos de nuestras democracia­s. ■

Solo un 30% de los latinoamer­icanos se declara satisfecho. En México y Brasil los datos son más negativos

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