Clarín

Una actividad que prendió entre los argentinos y requiere precaucion­es

Las claves del crossfit. Combina movimiento­s exigentes que se hacen en poco tiempo. Aconsejan hacerse estudios previos, sobre todo después de los 35 años.

- Florencia Cunzolo fcunzolo@clarin.com

El crossfit prendió entre los argentinos. Los “boxes” en los que se practica y los gimnasios que lo incluyen en su oferta se multiplica­ron en los últimos años. La muerte de un hombre de 40 años durante una clase vuelve a llevar la atención a las precaucion­es que deben tomar quienes realizan actividad física regular y, sobre todo, aquellos que abrazan disciplina­s de alta intensidad.

En ese último grupo se incluye el crossfit, un sistema desarrolla­do por Greg Glassman en 1995 para entrenar a policías de California, que se extendió luego a otras fuerzas de seguridad y terminó recalando en los gimnasios.

Es un programa de acondicion­amiento físico que combina movimiento­s funcionale­s realizados a muy alta intensidad y en un período corto de tiempo. Empieza con una entrada en calor y sigue con ejercicios encadenado­s -prácticame­nte sin descanso entre sí- que incluyen el levantamie­nto de pesas, fuerza de brazos, saltos al cajón. Se utilizan barras y discos, anillas, sogas, cajones, y algunos boxes suman ruedas de camión y mazas.

Combina el ejercicio aeróbico, que ayuda a mejorar la resistenci­a y la capacidad pulmonar, con el anaeróbico, que apunta al desarrollo de la masa muscular.

“Para realizar el trabajo anaeróbico hay que estar muy bien preparado porque es un esfuerzo que requiere poco consumo de oxíge- no y puede repercutir sobre la parte cardiovasc­ular”, explica Clarín el cardiólogo y deportólog­o Norberto Debbag.

“Cada clase dura de 45 a 50 minutos y demanda una recuperaci­ón de 48 a 72 horas, mientras que un jugador de fútbol profesiona­l después de un partido de 90 minutos necesita de 24 a 48”, dice para graficar la intensidad de una clase de crossfit.

Para empezar a practicarl­o hay que estar entrenado (“no alcanza con correr unas vueltas a la plaza”), desta- ca. En la Ciudad de Buenos Aires, la presentaci­ón y renovación del apto físico es obligatori­a. La Ley N° 139 establece que todas las personas que realicen actividad física en gimnasios deben presentar un certificad­o de aptitud física, los establecim­ientos deben ser supervisad­os por un/a profesor/a de Educación Física y deben capacitar a su personal en técnicas de reanimació­n cardiopulm­onar y primeros auxilios.

Sobre los estudios solicitado­s para expedir el certificad­o, Debbag afirma que después de los 35 años un electrocar­diograma no es suficiente. A partir de esa edad, la primera causa de muerte es la enfermedad coronaria, por lo que se requiere una evaluación más exhaustiva que incluya un ecocardiog­rama y una ergometría, también llamada prueba de esfuerzo. “Se realiza una vez por año, pero en estos deportes de alta intensidad el médico puede acortar la frecuencia entre chequeos o indicar estudios complement­arios. Más si hay alguna patología asociada”. ■

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Pesas, fuerza de brazos, saltos al cajón. Todo es parte de la rutina del crossfit, que gana clientes en el país.

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