“Diemecke me dio mucha libertad”
El conductor del Grupo Vocal de Difusión destaca el apoyo recibido del codirector del Teatro Colón.
El director Mariano Moruja cumple 30 años frente al Grupo Vocal de Difusión. El coro creado para difundir el repertorio contemporáneo, había sido creado un tiempo antes por Ariel Alonso, luego radicado en París. El último domingo de noviembre celebrarán este aniversario con un concierto en San Ildefonso, la iglesia en la que realizan su ciclo anual.
Pero más allá de ese encuentro con un público fiel a ese ciclo, también es una buena idea celebrar estos 30 años de actividad con la interpretación, mañana, de una de las obras más difíciles que tiene el repertorio del siglo XX, el Réquiem de György Ligeti.
La obra fue programada por Martín Bauer, director del ciclo Colón Contemporáneo. Extraoficialmente se sabía que Moruja se haría cargo no sólo de la dirección del coro, sino también de la orquesta. El programa se completaba con Rothko Chapel, de Morton Feldman. Sin embargo, Arturo Enrique Diemecke, quien pasó, en sólo dos años, de conducir la Orquesta Filarmónica a sumar casi todos los puestos directivos del teatro (hoy comparte el cargo de Director General con María Victoria Alcaraz, además de ser Director Artístico y Director de Producción del teatro), decidió, en un gesto por lo menos poco prolijo, no sólo modificar el programa sino también hacerse cargo de su dirección. De este modo, antes del Réquiem, se escucharán Polaris, de Thomas Ades, y Arrebatos y otros placeres, de René Koering.
“Lo que me llegó a mí es la propuesta de armar un coro y de prepararlo”, dice Moruja. “Me lo propusie- ron en octubre del año pasado. Miré la partitura, y puse en la balanza los muchos proyectos que ya teníamos planificados, como la celebración por nuestros 30 años de actividad compartida. Pero dije que sí, porque es un reconocimiento para el coro. No estaré ahí, pero el coro tiene un protagonismo crucial en esta obra”. -Tu protagonismo también es crucial. Por lo que sé, Diemecke se reunirá con el coro sólo para los últimos tres ensayos. ¿Te dio pistas sobre qué camino estético tomar?
-No particularmente. Me dio mucha libertad y yo siento que depositó su confianza en mi trabajo, del mismo modo que lo hizo Bauer cada vez que encomendó al GVD algún programa para el ciclo de música contemporánea del San Martín.
-¿Se entiende algo del texto del “Réquiem”?
-Por momentos, sí. Cuando empieza la obra se escucha la palabra “réquiem”, y también se entiende en los pasajes solistas. Lo que me parece interesante decir es que, si bien Ligeti hablaba de micropolifonía y de disolución de la melodía, a la hora de escribir esta obra estaba dando cuenta de su propia vida: es el réquiem de alguien que atravesó el nazismo, la Segunda Guerra y el estalinismo. Experimentaba con el lenguaje, pero eligió un réquiem. Quería que se escuchara un réquiem. Y lo que se escucha es realmente conmovedor. ■
El “Réquiem” de György Ligeti, más “Arrebatos y otros placeres”. de Rene Koering, y “Polaris: Viaje para orquesta”, de Thomas Adés, mañana a las 20, en el ciclo Colón Contemporáneo, Libertad 621. Entradas desde $120.