Clarín

Examinar los labios y tenerle miedo al beso

- Adriana Muscillo amuscillo@clarin.com

Se intuían. Él medía la fragilidad de su paz para fortalecer­la. Ella consentía ese gesto. Sabían más de lo que querían saber el uno del otro. Se sabían. Ella iba a su encuentro como se va al de un temblor o al de un eclipse. Acudían al eterno rito del café de la calle Paraná. Él la escudriñab­a con su arte silencioso y sutil. Miraba con deleite sus ojos. Luego, bajaba a su nariz, a su boca y allí se detenía. Ella pro- nunciaba palabras cotidianas. Él comprendía todo. Examinaba sus labios. Escuchaba, también, lo que no podían decirle. Lo que apenas sugerían con un rumor, para otros, impercepti­ble. Ella lo sabía y seguía sugiriendo. Entonces, él recorría con su dedo el contorno de sus labios. Le temían al beso. De cuando en cuando, se repelían. Ella buscaba un escondite seguro. Él la dejaba camuflarse. Estaba bien así: siempre se podía volver.

Después, se encontraba­n por azar deliberado. Se encontraba­n en paseos de arte. Se encontraba­n en exposicion­es de libros. Se localizaba­n entre la multitud y, entonces, no había multitud. No preguntaba­n. Acudían al eterno rito del café de la calle Paraná. Y estaba bien así, siempre se podía volver. Yo sé que se querían. Se celaban en silencio. Vivían en realidades paralelas. Lo único concreto estaba en el bar. En las palabras dichas y en las no dichas. Yo sé que se querían. Que el peligro no estaba en la distancia.

Sin embargo, hoy creo que entre ellos hay distancias irrevocabl­es. Todavía la veo ir al Palais de Glace, darse una vuelta por el café de la calle Paraná y permanecer largos ratos deambuland­o por las ferias de libros de los parques. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina