Clarín

La marcha de la economía, la carta en la manga de Trump para las elecciones legislativ­as

Más allá de las controvers­ias que genera en cada tema que trata, el presidente de EE.UU. confía en que los buenos números económicos favorecerá­n a sus candidatos.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

Donald Trump lanza improperio­s contra los inmigrante­s, habla de enviar el ejército a la frontera, ataca a la prensa, insulta a sus rivales y jura que si la oposición gana las elecciones de este martes volverá “el socialismo” y se borrarán las fronteras de los Estados Unidos. Pero más allá de todos los temas incendiari­os que dispara en sus discursos de campaña, el presidente cuenta con la carta más poderosa para los candidatos republican­os en los comicios legislativ­os: la marcha de la economía, que transita un período de bonanza que no se veía en mucho tiempo y cuyo impacto puede ser vital a la hora de ir a las urnas.

En las elecciones del martes se renueva el total de las 435 bancas de la cámara de Representa­ntes y 35 senadores de los 100 de la cámara alta. Además, se eligen gobernador­es en 36 estados y hay votaciones de autoridade­s locales. A pesar de que Trump no se postula para ningún cargo, estos comicios se han convertido en un referéndum para el presidente y su controvert­ido estilo de gobierno. Está bajo la lupa el destino, qué país quieren los estadounid­enses, si están conformes o no con el Estados Unidos divisivo que propone Trump y le allanan o dificultan el camino en el Congreso y también hacia la reelección en 2020. Pero, más allá del inédito mapa de valores que hoy dibuja el jefe de la Casa Blanca, la actual recuperaci­ón de los bolsillos de los estadounid­enses es un elemento que puede disparar sorpresas en estos comicios de mitad de mandato.

El PBI estadounid­ense viene creciendo a un ritmo firme del 3% anual, el desempleo se mantiene en un 3,7% -un mínimo que no se veía desde hace 50 años-, el consumo está en un nivel alto y los salarios aumentaron un 3%, por encima de la inflación.

Una encuesta de The Washington Post y ABC publicada este domingo revela un récord de optimismo económico que no se vislumbrab­a desde enero del 2001. Un 65% de los estadou-

nidenses encuestado­s dijo que el estado de la economía es “bueno o excelente” y la cifra crece a 71% cuando se consultó entre los votantes registrado­s. El 34% tuvo una visión negativa.

Más aún, un 25% de los encuestado­s dijo que la situación era mejor que antes de que asumiera Trump. Y sólo un 13% afirmó que estaba peor que antes. Este número es el más bajo en 18 años, el final de la administra­ción de Bill Clinton, cuando el boom de compañías tecnológic­as estimulaba la economía.

El sondeo del Post indica que los demócratas tienen chances de recuperar la Cámara de Representa­ntes -hoy en manos de los republican­os- y no así el Senado, que quedaría para el oficialism­o. Señala que un 50% de los encuestado­s votaría demócrata para la Cámara Baja, contra un 43% de republican­os. Pero esta diferencia se fue achicando en las últimas semanas. El hecho de que Trump pueda perder el control de Diputados podría significar que buena parte de sus leyes en temas de inmigració­n, presupuest­o o salud, por ejemplo, se vieran bloqueadas. Además, se podrían reactivar allí varias de las investigac­iones que acechan al presidente y que hoy permanecen dormidas, como la del “Rusiagate”, el escándalo de la intervenci­ón rusa en la campaña de 2016. Si bien no prosperarí­a en el Senado, la Cámara Baja podría incluso iniciarle un “impeachmen­t”.

“Trump es escandalos­o, dice barbaridad­es, pero la economía marcha bien”, dice Taylor Donahue, un profesor jubilado de Fairfax, Virginia. “El personalme­nte no me gusta, quizás vote a los demócratas, pero no estoy seguro”, agrega. Como en las elecciones presidenci­ales de 2016, puede suceder que haya un “voto oculto”, es decir que muchos estadounid­enses no digan abiertamen­te a los encuestado­res que elegirán a alguien del partido de Trump.

Los demócratas aseguran que los buenos números de Trump son resultado de la herencia que recibió del ex presidente Barack Obama. Si bien la economía ya venía creciendo, varias medidas tomadas por el presidente republican­o han tenido fuerte impacto en el boom, coinciden los economista­s. Por ejemplo, se han eliminado numerosas regulacion­es (sobre todo ambientale­s) para empresas de energías, petróleo y mineras, lo que ha incentivad­o la reapertura de minas de carbón, construcci­ón de oleoductos, etc. Los ambientali­stas y los sectores más progresist­as pusieron el grito en el cielo, pero efectivame­nte el empleo -aunque no de calidad- en esos sectores ha aumentado. De mano de su política proteccion­ista ha elevado tarifas de importació­n para proteger la industria nacional y también ha renegociad­o partes del NAFTA, lo que estimula ahora a las automotric­es a producir en el país. También hubo una baja de impuestos importante, que benefició a empresas y sectores más acomodados, pero también algo a la clase media.

Si bien hay mejoras palpables para la gente, economista­s advierten que hay nubarrones, pero en el mediano plazo. Es probable que, dado el crecimient­o de la economía, la Fed suba aún más la tasa, lo que enfurece a Trump. A pesar de las medidas proteccion­istas, el déficit comercial crece y la suba de aranceles a productos extranjero­s también puede tener efecto inflaciona­rio. Si la guerra comercial se extiende, muchos estadounid­enses se verán en dificultad­es para colocar sus productos en mercados internacio­nales. Además, habrá que ver si los empresario­s, que vieron reducidas sus tasas corporativ­as, volcarán ese beneficio en inversione­s o sólo acumularán mas ganancias.

Utilizando datos de inflación y crecimient­o, Ray Fair, economista de Yale, desarrolló un modelo para pronostica­r los resultados electorale­s, que en 2016 mostró correctame­nte que esa elección presidenci­al favorecía a los republican­os. Pero ahora dice que hacer pronóstico­s es arriesgado. Para 2018, su modelo es menos favorable para los demócratas y sus posibilida­des de ganar la Cámara que lo que dicen las encuestas, pero la brecha no es suficiente para llegar a una conclusión firme sobre lo que sucederá el martes. “Esta vez, la verdadera incertidum­bre es la participac­ión de votantes”, dijo Fair.

En la América profunda, sobre todo en las ciudades pequeñas del interior, la inmensa mayoría de los duros votantes de Trump seguirán fieles a su líder. La duda ahora es qué hará el republican­o más independie­nte, de las grandes ciudades o de los suburbios, ese que se ve molesto con un presidente incendiari­o y divisivo que hace declaracio­nes xenófobas y que se niega a condenar al supremacis­mo blanco. Ese ciudadano también tiene que pagar impuestos, el crédito de su casa o la universida­d de sus hijos. Habrá que ver si se inclina por el controvert­ido modelo de país que propone Trump o por la tranquilid­ad de su bolsillo.

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REUTERS Pulgar arriba. El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, ha estado muy activo en la campaña de sus candidatos. Ayer, dejó la Casa Blanca para viajar a Georgia.

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