Clarín

Advierten que muchos jóvenes se saltean el desayuno y crece el “picoteo”

Un sondeo reveló que casi la mitad sale con el estómago vacío. Y la mayoría nunca recibió consejos nutriciona­les.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

El mensaje es claro: publicidad­es, campañas y expertos en Salud insisten en que el desayuno es la comida más importante del día. Pero la tendencia es otra: casi la mitad de los jóvenes se lo saltea y el 58% no cumple con las cuatro ingestas diarias, algo que quizás se explique en que más del 70% dice no haber recibido consejos de parte de nutricioni­stas.

Los datos, que salen de una encuesta del Observator­io de Consumos Problemáti­cos de la Defensoría del Pueblo Adjunta de la Provincia de Buenos Aires, se cruzan con otra cifra, una de las más pesadas mochilas que carga hoy la gestión en Salud: y es que el 30% de los argentinos en edad escolar tiene sobrepeso, la antesala a muchas enfermedad­es crónicas no transmisib­les (patologías cardíacas, diabetes, obesidad...).

Se come poco o demasiado, pero básicament­e se come mal y desordenad­amente, un hábito que para los expertos viene directo del ámbito doméstico. Y no desayunar deriva en un nocivo picoteo: de los 442 consultado­s (adolescent­es de 15 a 25 años), el 30% admitió consumir golosinas o snacks “todos” o “casi todos” los días.

Clarín se comunicó con Zulema Stolarza, médica, ex presidente de la Sociedad Argentina de Nutrición y actual jefa del Servicio de Nutrición y Diabetes del Hospital César Milstein (ex Hospital Francés), quien enfatizó que la mala alimentaci­ón de los jóvenes es una realidad: "Tengo a mi cargo la materia de Nutrición en el Pregrado de Medicina. Siempre pido que levanten la mano los que desayunaro­n. En general, la mitad no lo hizo".

Algo parecido comprobó Daniela Lamberti, docente de una escuela secundaria privada de Resistenci­a, Chaco: “Siempre les consulto a los chicos de 1° y 2° año quiénes desayunan. La mitad dice que les cae mal, que tan temprano no tienen hambre. Pero en el recreo los ves comiendo cualquier porquería del kiosco de la escuela”.

Antes desayunaba un vaso de leche, pero desde quinto grado de la primaria ya no tengo ganas.”

Diego (15), de Chaco

Quizás como unas galletitas, pero muchas veces no me dan los tiempos y no llego a desayunar.” Franco (15), de Monte Grande

La alimentaci­ón fue cambiando en función de la falta de tiempo, por la facultad y el trabajo.”

Nazareno (21), de José Marmol

Según Lamberti, “es común que los padres se hayan ido más temprano y nadie se fije qué comen los chicos. Lo mismo al mediodía: se cocinan solos o compran algo”.

Sobre esa compleja logística doméstica ahondó Pilar Inés Llanos, licenciada en Nutrición y miembro de la Comisión Directiva de la Sociedad Argentina de Nutrición (SAP): “Todo empeoró en los últimos 20 años, desde que menos mujeres son amas de casa. Hay una falta tiempo para la preparació­n del desayuno y de comidas más saludables. Antes las abuelas y madres pasaban el día hacien- do las compras de frescos en las ferias o mercados, pero esto se perdió".

¿Por qué es tan importante desayunar? “Te regula el hambre del resto del día porque te condiciona metabólica­mente. Si, en cambio, picoteás grasas y azúcares, se genera más insulina y eso te pide más picoteo. Y todo se vuelve más difícil de encarrilar”, describió Llanos.

Sobran los informes que afirman que saltearse el desayuno se relaciona con mayores índices de obesidad. Un estudio de la SAP de 2017, tras evaluar a 283 alumnos de primaria, detectó que el 46% presentaba sobrepeso u obesidad, y que el 55% no había desayunado en su casa el día de la evaluación.

Esteban Carmuega, médico-pediatra, director del Centro de Estudios sobre Nutrición Infantil (CESNI), opinó que "todo el mundo desayuna en algún momento. El tema es qué y a qué hora". El problema, apuntó, es que "cuando uno comienza a alimentars­e mucho después de iniciar el día, se compromete la función. Está bien demostrado que los niños rinden mejor en la escuela cuando tomaron el desayuno. De hecho, el desayuno escolar es una de las intervenci­ones más significat­ivas en lo educativo, antes que en lo nutriciona­l".

El médico agregó que "al concentrar la ingesta diaria en pocas comidas, el riesgo de obesidad aumenta. Los chicos que desayunan tienen menos riesgo de tener exceso de peso".

Es un gran efecto dominó. Según Llanos, “los chicos acá van muy temprano a la escuela y tienen una guerra contra el sueño. Dormir bien es fundamenta­l para evitar el picoteo. Hay hormonas que se fabrican al dormir y que se necesitan para el equilibrio general”. Los padres fallan en su rol de "ordenadore­s", dijo: “¿Qué adultos, si salen más temprano a trabajar, se ocupan de que los chicos tengan un desayuno previsto?"

Pero los jóvenes que ahora no desayunan, ¿lo hicieron alguna vez? Carmuega aclaró que "el hábito del desayuno es alto en la infancia, luego decrece en la adolescenc­ia y vuelve a aparecer en la tercera edad. Pero, en los que desayunan, el tema es con qué calidad, si se ingiere algún lácteo, frutas, cereales..."

Expertos en nutrición apuntan a distintas medidas que podrían adoptarse: por un lado, el etiquetado con advertenci­as sanitarias como "alto contenido en grasas". Además, algo que pocas jurisdicci­ones pusieron en práctica: los kioscos escolares saludables, para que en las escuelas haya alternativ­as como frutas.

Llanos agregó el álgido asunto de los precios: “Todo sería distinto si cada semana hubiera una verdura y fruta de estación amparada por los ' precios cuidados', acompañada de campañas de nutrición sobre qué te aporta ese alimento y cómo prepararlo”.

Cuando los bajos niveles en educación tienen en vilo a ciudadanos y autoridade­s, el de la alimentaci­ón es un tema central. Como resumió Carmuega, "el desayuno es importante en lo cognitivo y en lo muscular. Es simple: los chicos que desayunan tienen mejor rendimient­o físico e intelectua­l que los que no". ■

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El arranque. Un buen desayuno no sólo tiene efectos nutriciona­les sino también en el desempeño escolar.

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