“No soy una actriz sólo para hacer cine”
En la primera serie de su carrera, interpreta a una trabajadora social de una oficina secreta del Gobierno. “No hay diferencia en trabajar para la TV”, dice.
De flamantes y radiantes 51 años, cumplidos el 28 de octubre, Julia Roberts lleva 30 exactos de carrera profesional. Dice haber celebrado este año el aniversario de la primera vez que le pusieron su nombre en los créditos de una película ( Satisfaction), con una comida casera. Increíble que en todo este tiempo no haya protagonizado una serie de TV.
Será que la actriz está demasiado identificada con los roles que inmortalizó en el cine, todas mujeres memorables, ya sea la Mujer Bonita o la que le hizo ganar un Oscar, la asistente de un estudio de abogacía Erin Brockovich.
Ella dice no ser ni competitiva ni ambiciosa. Es más, parece que después de viajar mucho filmando la película Comer, rezar, amar abrazó cierta filosofías del hinduismo. Trata de vivir el ahora, sin hacer grandes planes para el futuro ni escrutar su pasado. Y le va bien con eso.
Lleva 8 años siendo una de las ca- ras más famosas de las fragancias de Lancóme. El nombre de la campaña que protagoniza últimamente, La vida es bella, parece describir su actualidad: mucho trabajo, pero también pacíficas tardes mirando surfear a sus 3 hijos en las olas de Malibú, desde la casa que comparte junto a su esposo, el director Danny Moder. En algún momento fue la actriz mejor paga en Hollywood. Es popular por donde se la mire. ¿Por qué entonces nunca antes había hecho una serie en TV? “De verdad, no estaba buscando un proyecto televisivo, apareció éste y me pareció apropiado. Me gustan los guiones que tienen una vuelta de tuerca, como pasó con El informe Pelícano y El secreto de sus ojos -explica, en relación a su participación en la versión hollywoodense de la película de Juan José Campanella, ganadora de un Oscar.
La serie Homecoming, que estrenó el viernes pasado en Amazon Prime Video, le pareció lo suficientemente atractiva y por eso pensó seriamente en la oferta de incursionar por primera vez en este medio. Era fan del podcast en el que está basada. Puso como condición que el creador de Mr. Robot, Sam Esnail, que era el productor, dirigiera además cada uno de los capítulos de lo que van a ser, se espera, dos temporadas. Y recién después se decidió a dar el sí.
En 1999 había hecho un pequeño rol en Law & Order. Y en 2014 filmó una película para TV protagonizada por Mark Ruffalo y dirigida por Ryan Murphy, donde ella hacía de doctora, Un corazón normal. Pero recién ahora lleva en sus hombros el peso del protagonismo en un proyecto que le demandó varios meses de su vida atada a un set en Los Angeles.
Cuando le preguntan si sintió la diferencia entre trabajar para la pantalla chica y la pantalla grande, Julia sorprende con su agudeza. “No pienso en esos términos, será que mi televisor es grande”, dice.
Y la respuesta picante le gana la risa espontánea de una sala llena de periodistas, en el hotel Beverly Hilton.
Por ahí la TV da más tiempo para preparar una trama que el cine, pero insiste en que no le pareció que haya gran diferencia. Salvo por los guiones
(escritos por los mismos autores del podcast), larguísimos, que debió devorarse. Le encanta que en este proyecto en especial la vara estuviera puesta tan alta, y también que se trate de un canal de streaming.
“Me gusta la idea de que somos como un servicio de delivery, te llevamos entretenimiento a tu pantalla”, dice sonriendo de oreja a oreja, una muy buena estrategia de venta.
No lo hará mucho en la serie. Veremos a una Julia seria en este thriller psicológico en el que el director vuelca todo su amor por el cine intrigante de sus ídolos Alfred Hitchcock y Brian de Palma.
“Ella trae consigo una calidez que no podés duplicar”, dice de la actriz el director de Homecoming, para quien la serie tiene una vibra de “thriller de los de la vieja escuela”.
“Julia es una estrella de cine que además es una actriz muy talentosa, y eso es algo que no se da muy frecuentemente”, la describe aún mejor Peter Hedge, director de la película El
regreso de Ben, de próximo estreno, en la que interpreta a una madre tratando de salvar a su hijo de la adic- ción a los opioides.
Y en relación esa necesidad tan nuestra -de los periodistas- de etiquetar, Julia define:
“Nunca me consideré una actriz de cine, sólo actriz, no soy de compartimentar. Lo importante es el material y no tanto el medio. Sam tiene muy buenas ideas en el aspecto visual y lo lleva a un nivel superior, eso me interesó de este proyecto”. Además de que el set era espectacular, quiere agregar.
En Homecoming ella es Heidi Bergman, pelo oscuro y flequillo, una trabajadora social que ha dejado su puesto en una oficina secreta del Gobierno en Florida, que ayuda a reincorporar a la vida civil a soldados que vuelven traumatizados de la guerra. Ahora (un ahora mentiroso) trabaja de moza en una ciudad pequeña, hasta que un auditor del Departamento de Defensa inicia una investigación que la vuelve a colocar con sus preguntas en ese pasado reciente, bajo un jefe (Bobby Cannavale) que le pide que en sus sesiones de terapia interrogue a los soldados de una manera sospechosa, en esa dependencia se-
creta llamada “Homecoming”. Heidi ha desarrollado ahí una buena relación con Walter, un joven soldado negro (Stephan James), y esto será muy importante para la trama.
Como su pareja actual, sólo en algunos capítulos, aparece su gran amigo Dermot Mulroney, a quien amaba en secreto en La boda de mi mejor
amigo, disputándoselo a Cameron Dí
az.
Julia dice tener una relación afectiva con Mulroney y una simbiótica con el director Sam Esmail, a quien admira después de haber consumido ávidamente su serie Mr. Robot.
Desde el tráiler y a lo largo de la serie se escuchan sus zapatos repiqueteando arriba y abajo por las escaleras del centro de rehabilitación. “Ese fue uno de los mayores desafíos, subir y bajar escaleras con tacos mirando siempre el teléfono, me la pasaba tropezando” reconoce. Lo llama en broma cardio-acting.
El otro gran desafío que le presentó
Homecoming, asegura, fue mental. “Uno de los que más me gustan a esta edad. Es la mejor forma de mantenerme lúcida”.