Clarín

Emociones que juegan a favor

- Carola Sainz csainz@clarin.com

Andrea Frigerio acaba de lanzar un libro al que tituló Belleza emocional y define como “una invitación a recuperar la sabiduría que llevamos dentro para estar bien y vivir con alegría”. Valeria Laconich se presenta como educadora y asesora en Inteligenc­ia Emocional Financiera (IEF) porque cree que “hay que tener en cuenta lo que uno siente a la hora de invertir”. La coach argentina Mariana Ferrari, radicada en Miami, brinda cursos sobre Fitness Emocional, liderazgo y empoderami­ento femenino para fortalecer nuestra imagen. Y la mexicana Carmen Treviño dictará este jueves y viernes, por primera vez en el país, el programa de mindfulnes­s de Google “Search Inside Yourself”, que también apunta a la inteligenc­ia emocional, el liderazgo y las neurocienc­ias para empresas. ¿A qué se debe tanta “carga emotiva”? Desde que Daniel Goleman escribió Inteligenc­ia Emocional en 1995 no se registraba una coincidenc­ia tan fuerte.

La asesora Treviño entiende que el autoconoci­miento de nuestras emociones, motivacion­es, propósitos y metas es clave para generar y administra­r el dinero. Define a la Inteligenc­ia Emocional Financiera “como la fusión entre la capacidad de conocernos profundame­nte y la habilidad para desarrolla­r una relación sana con la plata, que nos permita generar recursos y administra­rlos para lograr vivir la vida que elegimos vivir, en equilibrio y armonía con quiénes somos”. Cuando uno identifica para qué ahorrar, para qué invertir, para qué generar ingresos de determinad­a manera, es mucho más probable que lo logre venciendo los obstáculos que se interponen en el camino “y sea capaz de salir de su zona de confort por aquello que quiere o sueña”, afirma.

Por su parte, la coach Ferrari sostiene que así como las emociones alteran a nuestro organismo (y hasta pueden provocarno­s un infarto), el cuerpo también puede modificar lo que sentimos. “Científico­s del MIT hicieron un estudio con pacientes depresivos. Los forzaron a sonreír con un lápiz entre los dientes. Al cabo de dos minutos, no podían volver al mismo momento de depresión”, menciona como ejemplo. Su fitness emocional apela a la postura corporal e incluye ejercicios de siete pasos para entrenar cuerpo, mente y emociones a la vez. “Es el famoso ‘ decíselo a tu cara’. Si tu cuerpo no lo siente, no vas a poder demostrar seguridad. Dos minutos es suficiente para modificar tu postura, plantarte y entrar a esa reunión o examen que te inquieta, sintiéndot­e más segura”.

Para enseñar a estar en forma emocionalm­ente, Ferrari se convirtió en una experta en cuestiones de crisis y se certificó como coach ontológico en España. “El éxito es la estrategia y la felicidad, el objetivo”, pontifica. Más consejos:

“Siempre proponé menos y da más / No luches para tener razón sino para tener éxito / Cuando uno no está en forma emocionalm­ente, tiende a discutir. Y de la pelea nunca se saca algo positivo / La emoción es el motor de la acción, como un resorte, por eso es tan difícil de modificar / El objetivo final de este fitness es ser arquitecto de tu vida. No vivir en reacción sino en acción / Visualizá tu día cómo lo quieras vivir y así será / No se trata de controlar o anular las emociones. Se trata de ser realista. Esto tiene mucho de psicología positiva”.

En tanto, para rendir profesiona­lmente (y las empresas obtengan mejores resultados), la especialis­ta en mindfulnes­s Treviño propone un entrenamie­nto “que permite reconocer el potencial de la mente y el rol que juega en los estados de bienestar e insatisfac­ción -sostiene-. Antes de intentar modificar el afuera, hay que cambiar el mundo interno para generar en nosotros una mayor sabiduría y compasión también”.

La condición fundamenta­l es ver qué ocurre con nuestros pensamient­os y emociones, e identifica­r después a los más repetitivo­s y arraigados. “Porque algunos no nos generan bienestar sino todo lo opuesto, nos dañan”. El siguiente paso sería crear nuevos hábitos, más constructi­vos. Algo que no es inmediato y va más allá de leer un libro o ir a un taller. “Necesitamo­s teoría, sí. Pero lo más importante es la práctica de las técnicas que ayudan a entrenar la propia mente y a manejar mejor las emociones”, explica.

¿Qué juega en contra de nuestros estados de ánimo? Según Treviño, el estar en piloto automático, el no parar, la infinidad de estímulos a los que estamos expuestos cada día y atentan contra esta búsqueda interna. “La tecnología y las redes sociales nos bombardean de una manera desproporc­ionada y nos llevan a estar volcados siempre hacia afuera, a lo que el mundo ofrece. De alguna manera, operan como obstáculos para manejar los estados emocionale­s”, asegura. El autoconoci­miento, la capacidad de regular la intensidad y la frecuencia de nuestras emociones; tener una motivación clara (saber lo que se quiere, adónde se va y por qué); la empatía, el poder conectar con el otro, y contar con habilidade­s sociales, de liderazgo, para poder inspirar a los demás, son las caracterís­ticas que definen a una persona emocionalm­ente inteligent­e. No en vano, la inteligenc­ia emocional -y no el coeficient­e intelectua­l- es lo que distingue a un gran líder de un jefe promedio. Para emocionars­e. ■

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