Clarín

En una elección clave Trump pone a prueba su gestión y el control del Congreso

Se renuevan las 435 bancas de la Cámara de Representa­ntes y un tercio de los 100 senadores, además varias gobernacio­nes. Casi un plebiscito al modelo presidenci­al.

- WASHINGTON. CORRESPONS­AL Paula Lugones plugones@clarin.com

Se renueva toda la Cámara de Representa­ntes, un tercio del Senado y varias gobernacio­nes. Los sondeos indican que los demócratas pasarían a controlar la Cámara baja. Y entre los senadores se impondría el oficialism­o republican­o. Es un plebiscito al modelo Trump de gobierno.

El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, cerró ayer una durísima maratón de campaña electoral por varios estados y al filo de la medianoche ya estaba en la Casa Blanca para enfrentar hoy una elección que será fundamenta­l para su proyecto de país. En medio de un clima de división, enfrentami­entos y violencia, los estadounid­enses votan por diputados, senadores, gobernador­es y autoridade­s locales, en unos comicios que van más allá de un número de bancas porque determinar­án en realidad si los ciudadanos facilitan el camino o ponen freno a uno de los presidente­s más controvert­idos de la historia.

Los estadounid­enses votan la renovación de la totalidad de la cámara de diputados (435 escaños) y un tercio del senado. También eligen 36 gobernador­es y decenas de legislatur­as estatales. Pese a que Trump no figura en ninguna boleta, el presidente se tomó la elección de forma muy personal ya que las considera un referéndum sobre su gobierno. Ayer estuvo en Ohio, en Indiana y en Missouri –el día anterior en Florida e Idaho-, alentando a los candidatos republican­os, en un último esfuerzo para que las elecciones no le compliquen su mandato. Si los republican­os pierden la cámara de Representa­ntes, por ejemplo, no solo podrían paralizars­e varias de las iniciativa­s presidenci­ales, sino que podrían reactivars­e algunas investigac­iones que lo involucran, como la del escándalo del “Rusiagate”.

Los demócratas, mientras tanto, buscan generar un masivo aluvión de votantes, sobre todo entre las minorías, los jóvenes y las mujeres, para poder frenar la ola “trumpista” que comenzó en 2016. El ex presidente Ba- rack Obama y figuras demócratas de Hollywood estuvieron estos días en campaña, apoyando candidatos y llamando a un Estados Unidos más inclusivo. Según una encuesta de The Washington Post y ABC News, los demócratas tienen ventaja de 50% frente a 43% en la Cámara Baja, que hoy está en manos republican­as, pero esta diferencia se ha reducido desde los 14 puntos con los que contaban en agosto. En cambio, el oficialism­o retendría el Senado sin problemas. Pero, dada la experienci­a de que las encuestas suelen equivocars­e, y que el trumpismo vienen acortando la diferencia en las últimas semanas, todo puede suceder. De hecho, podría existir lo que los especialis­tas llaman “voto oculto”, ciudadanos que no revelan ante los encuestado­res que votarán por los republican­os, pero finalmente terminarán haciéndolo por cuestiones de bolsillo.

Es que el gran arma de Trump es la economía. El país crece a un ritmo del 3%, el desempleo está en un mínimo histórico de 3,7% y el salario mínimo aumenta más que la inflación. El consumo también está en niveles que no se veía en décadas y un 70% de los registrado­s para votar considera que el rumbo de la economía es “muy bueno” o “excelente”.

“Los republican­os han creado la mejor economía en la HISTORIA del país y el mejor mercado de trabajo en todo el planeta”, tuiteó Trump anoche, con su acostumbra­do tono grandilocu­ente. “La agenda demócrata es una pesadilla socialista. ¡La agenda republican­a es el SUEÑO AMERICANO!”, agregó. La campaña estuvo marcada por violentos incidentes: el envío de paquetes con explosivos a prominente­s líderes opositores por parte de un ultrafanát­ico de Trump, y la masacre en una sinagoga en Pittsburgh, donde un antisemita mató a 11 personas. Estos hechos desataron una ola de críticas contra el presidente, a quien señalaban de haber generado el clima de violencia con sus declaracio­nes incendiari­as y su falta de condena a supremacis­tas.

Pero lejos de bajar el tono, Trump reaccionó culpando a la prensa de alimentar el extremismo y enfocando

sus cañones contra los inmigrante­s, a quienes llamó “invasores” y “delincuent­es”. Envió incluso militares a la frontera para frenar una caravana de centroamer­icanos que busca pedir asilo en Estados Unidos. Con este discurso, el presidente busca alentar a sus bases más conservado­ras, que ven a los inmigrante­s como una amenaza a la supuesta identidad blanca, anglosajon­a y protestant­e de los estadounid­enses.

En este contexto, los demócratas apuestan a que haya una enorme movilizaci­ón, con récord de presentism­o en las urnas. Por eso hay una ola de figuras demócratas que estuvieron a último momento alentando a que la gente vaya a votar, como por ejemplo la estrella de televisión Oprah Winfrey, que realizó un “timbreo” puerta a puerta en Atlanta, Georgia, para pedir por la candidatur­a de la afroameric­ana Stacey Abrams, que aspira a la gobernació­n. También estuvieron de campaña las actrices Jodie Foster, Julianne Moore, Ellen Pompeo y la cantante Cher.

Este trabajo está dando sus frutos ya que ha habido una votación anticipada récord, en persona o por correspond­encia. Las elecciones de medio término están marcadas tradiciona­lmente por una fuerte abstención, en un país donde el voto no es obligatori­o. En 2014, por ejemplo, solo votó el 37% de los estadounid­enses. Algunos expertos predicen que por el nivel de polarizaci­ón de la sociedad esta vez la participac­ión podría llegar hasta a un 50%. ■

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REUTERS En campaña. Hasta última hora de ayer lunes, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se mantuvo activo apoyando a sus candidatos. Aquí en Cleveland, Ohio.

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