Cómo funcionaba la banda que construyó 600 armas de guerra
La banda internacional, desbaratada por la Argentina y EE.UU., recibía repuestos de fusiles de combate norteamericanos para armarlos en un arsenal clandestino que funcionaba en el barrio de Flores. Luego se los vendían a distintos compradores, entre ellos el grupo de narcos llamado “comando Vermelho” de Río de Janeiro, entre otros adquirentes.
Luego de una “entrega controlada”, la Justicia secuestró 620 armas largas y cortas, 32 mil municiones, trotyl, credenciales de usuarios legítimos de armas, detuvo a siete argentinos y realizó 7 allanamientos.
El enorme operativo lo ordenó el juez en lo penal económico Pablo Yadarola luego de hacer seguir con efectivos de la Gendarmería Nacional una entrega de repuestos de fusiles norteamericanos que eran usados para construir armas completas en un arsenal clandestino. Este tiene tornos y fresadoras de última generación para poder hacer un trabajo de armado de calidad, revelaron fuentes judiciales a Clarín. Antes de este operativo, la banda había recibido otras 40 encomiendas desde EE.UU. que no pudieron ser localizadas aún, mientras continúan los allanamientos.
La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que sospecha que las más de 600 armas secuestradas en el operativo bautizado "Arsenal Clandestino" iban a ser trianguladas a "organizaciones delictivas" de Brasil, como el "Comando Vermelho". "Fue una operación de altísima calidad en investigación criminal gracias a una advertencia que hizo la agencia norteamericana Homeland Security Investigations", sostuvo.
Por ejemplo, los fusiles de combate norteamericanos AR 15 una vez armados aquí se venden a US$ 20.000 en las favelas de Brasil y US$ 12.000 en la ciudad de Pedro Juan Caballero, el principal centro de producción de marihuana en América del Sur.
Durante los allanamientos se secuestraron dos fusiles de combate M4 de EE.UU., tres M16 y dos AK- 47 de origen ruso. También una ametralladora MAG de origen belga, tres pistolas con silenciador, una granada de mano, 160 credenciales de legítimo usuario, 8 cajas de municiones 7,62 para fusiles de combate, un proyectil de mortero, silenciadores, armas simuladas en lapiceras y trotyl.
Las encomiendas con partes de armas tenían el remitente un ciudadano norteamericano de nombre “Michael Nunes” y el receptor un argentino usaba el nombre “Sergio Alanis”, según fuentes judiciales consultadas por Clarín.
Entonces, el juez Yadarola ordenó a personal del Comando Antiterrorista de Gendarmería Nacional, dependiente de la Dirección de Inteligencia Criminal, a realizar una entrega controlada. El 25 de octubre se esperó una encomienda que venía desde Miami en el aeropuerto de Ezeiza bajo la vigilancia de la Dirección Gene- ral de Aduana, la División de Investigaciones de Seguridad Nacional (HSI) de EE.UU. y la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).
Dos días después se recibió el paquete y se sustituyeron las piezas originales de un AR-15 por las réplicas previamente confeccionadas en metal y en madera. Luego se mandó la encomienda desde el correo central al correo de Campana.
Seguidamente, el juez Yadarola ordenó detener a quienes retiraron el paquete en Campana y sus cómplices y libró órdenes de allanamiento en el barrio de Flores y otros puntos de Capital Federal, y las ciudades de Río Cuarto y General Alvear. Incluso, estaría detenido el jefe de la Aduana de Campana.
La mayor parte del arsenal estaba en la vivienda de Flores. ■