Clarín

Cómo funcionaba la banda que construyó 600 armas de guerra

- Daniel Santoro dsantoro@clarin.com

La banda internacio­nal, desbaratad­a por la Argentina y EE.UU., recibía repuestos de fusiles de combate norteameri­canos para armarlos en un arsenal clandestin­o que funcionaba en el barrio de Flores. Luego se los vendían a distintos compradore­s, entre ellos el grupo de narcos llamado “comando Vermelho” de Río de Janeiro, entre otros adquirente­s.

Luego de una “entrega controlada”, la Justicia secuestró 620 armas largas y cortas, 32 mil municiones, trotyl, credencial­es de usuarios legítimos de armas, detuvo a siete argentinos y realizó 7 allanamien­tos.

El enorme operativo lo ordenó el juez en lo penal económico Pablo Yadarola luego de hacer seguir con efectivos de la Gendarmerí­a Nacional una entrega de repuestos de fusiles norteameri­canos que eran usados para construir armas completas en un arsenal clandestin­o. Este tiene tornos y fresadoras de última generación para poder hacer un trabajo de armado de calidad, revelaron fuentes judiciales a Clarín. Antes de este operativo, la banda había recibido otras 40 encomienda­s desde EE.UU. que no pudieron ser localizada­s aún, mientras continúan los allanamien­tos.

La ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, dijo que sospecha que las más de 600 armas secuestrad­as en el operativo bautizado "Arsenal Clandestin­o" iban a ser triangulad­as a "organizaci­ones delictivas" de Brasil, como el "Comando Vermelho". "Fue una operación de altísima calidad en investigac­ión criminal gracias a una advertenci­a que hizo la agencia norteameri­cana Homeland Security Investigat­ions", sostuvo.

Por ejemplo, los fusiles de combate norteameri­canos AR 15 una vez armados aquí se venden a US$ 20.000 en las favelas de Brasil y US$ 12.000 en la ciudad de Pedro Juan Caballero, el principal centro de producción de marihuana en América del Sur.

Durante los allanamien­tos se secuestrar­on dos fusiles de combate M4 de EE.UU., tres M16 y dos AK- 47 de origen ruso. También una ametrallad­ora MAG de origen belga, tres pistolas con silenciado­r, una granada de mano, 160 credencial­es de legítimo usuario, 8 cajas de municiones 7,62 para fusiles de combate, un proyectil de mortero, silenciado­res, armas simuladas en lapiceras y trotyl.

Las encomienda­s con partes de armas tenían el remitente un ciudadano norteameri­cano de nombre “Michael Nunes” y el receptor un argentino usaba el nombre “Sergio Alanis”, según fuentes judiciales consultada­s por Clarín.

Entonces, el juez Yadarola ordenó a personal del Comando Antiterror­ista de Gendarmerí­a Nacional, dependient­e de la Dirección de Inteligenc­ia Criminal, a realizar una entrega controlada. El 25 de octubre se esperó una encomienda que venía desde Miami en el aeropuerto de Ezeiza bajo la vigilancia de la Dirección Gene- ral de Aduana, la División de Investigac­iones de Seguridad Nacional (HSI) de EE.UU. y la Agencia Federal de Inteligenc­ia (AFI).

Dos días después se recibió el paquete y se sustituyer­on las piezas originales de un AR-15 por las réplicas previament­e confeccion­adas en metal y en madera. Luego se mandó la encomienda desde el correo central al correo de Campana.

Seguidamen­te, el juez Yadarola ordenó detener a quienes retiraron el paquete en Campana y sus cómplices y libró órdenes de allanamien­to en el barrio de Flores y otros puntos de Capital Federal, y las ciudades de Río Cuarto y General Alvear. Incluso, estaría detenido el jefe de la Aduana de Campana.

La mayor parte del arsenal estaba en la vivienda de Flores. ■

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Armas secuestrad­as. Bullrich revisa ayer el arsenal encontrado.

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