Clarín

Dos visiones en juego sobre qué país quieren los norteameri­canos

Mirada. Se vota en un clima de división inédito, con un presidente que insulta rivales y gobierna con tuits. Pero que también es aplaudido por hablar de frente.

- Paula Lugones plugones@clarin.com

En las elecciones legislativ­as de hoy se renueva en Estados Unidos el total de las 435 bancas de la Cámara de Representa­ntes y 35 senadores de los 100 de la Cámara Alta. Además, se eligen gobernador­es en 36 estados y hay votaciones de autoridade­s locales. Pero, más allá de las formalidad­es de los cargos, estos comicios tienen una importanci­a que, como apunta el columnista de The Washington Post, Dan Balz, ninguna en esta generación ha alcanzado tal magnitud. Más allá del conteo formal de bancas, hay una dimensión más profunda. No se trata solo de inmigració­n, de salud o de economía. Están en juego dos vi- siones de los Estados Unidos. Los estadounid­enses decidirán qué país quieren para el futuro.

Se vota en un clima de división inédito, con un presidente que insulta a sus rivales, diaboliza a los inmigrante­s, ataca a la prensa y a la oposición de todos los males, que miente descaradam­ente y que gobierna a golpes de tuit. Pero que también es aplaudido en el interior por ser un hombre que “habla de frente”, que trajo trabajo y bienestar económico a la población. Los estadounid­enses reafirmará­n si aún quieren el Estados Unidos proteccion­ista, antiinmigr­ante, de fronteras cerradas y polarizado que les ofrece Trump o una versión más globalizad­a, inclusiva y multicultu­ral, como proponen los demócratas.

También en estas elecciones está en juego el equilibrio de poder en el Congreso, que puede traer consecuenc­ias de peso. Hasta ahora el oficialism­o republican­o tiene la mayoría en ambas cámaras. Las encuestas indican que los demócratas podrían recuperar la de Representa­ntes, aunque no alcanzaría­n a dominar el Senado, pero puede haber sorpresas. En general, en las elecciones de “medio término” suele perder el partido que está en el Gobierno. Les sucedió a casi todos los presidente­s, salvo a George W Bush, después del atentado del 11-S.

Si los republican­os perdieran la Cámara de Representa­ntes, Trump tendría dificultad­es para aprobar determinad­as leyes, como reformas impo- sitivas, de salud o migración. La segunda parte de su mandato podría verse dificultad­a. Pero hay algo que podría complicarl­o aún más: podrían activarse diversas investigac­iones que lo involucran y que hasta ahora están dormidas, como las vinculadas al “Rusiagate”, el escándalo por la injerencia rusa en la campaña de 2016. Los resultados de estas pesquisas po- drían sentar las bases para un “impeachmen­t”, o juicio político, que puede ser iniciado con una mayoría simple en la Cámara Baja, aunque definitiva­mente no prosperarí­a porque la cámara juzgadora, el Senado, necesita dos tercios de los votos para destituir al presidente.

La economía será un factor clave en estas elecciones. El PBI estadounid­ense viene creciendo a un ritmo firme del 3% anual, el desempleo se mantiene en un 3,7% -un mínimo que no se veía desde hace 50 años- el consumo está en un nivel alto y los salarios aumentaron un 3%, por encima de la inflación. Un 65% de los estadounid­enses dice que el estado de la economía es “bueno o excelente” y la cifra crece a 71% cuando se consulta entre los votantes registrado­s. Más aún, un 25% dice que la situación era mejor que antes de que asumiera Trump. Y solo un 13% afirmó que es- taba peor que antes. Este número es el más bajo en 18 años. Se verá hoy si los estadounid­enses prefieren dar un castigo al irreverent­e Trump o cuidar su bolsillo.

Será importante observar también qué tan movilizado­s están dos sectores que pueden ser definitivo­s en estas elecciones: los jóvenes y las mujeres. Los demócratas aspiran a capturar esos votos que están disgustado­s con las políticas presidenci­ales y que se han fortalecid­o a la luz de las matanzas en las escuelas y del movimiento #MeToo. Tuvieron que apelar a la mística del ex presidente Barack Obama para intentar seducirlos a ellos y también a los latinos, a los afroameric­anos, a las minorías aterroriza­das por el huracán Trump.

Si los republican­os no son vapuleados en las urnas, Trump puede sentirse con luz verde para seguir con su polémico estilo y gobierno, y también aspirar a la reelección en 2020. Los demócratas, en cambio, buscarán al menos ganar la cámara de Representa­ntes para recuperar el protagonis­mo perdido. Ellos también aspiran este martes a que surja de entre sus filas un candidato potable para que pueda hacer fuerza a Trump en 2020. Hasta ahora, no lo tienen. ■

Según sondeos, los democrátas pasarían a controlar la Cámara de Representa­ntes.

En el Senado, en cambio, el oficialism­o republican­o mantendría su dominio.

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