Clarín

Una derrota por puntos con impacto alrededor del mundo

Voto. Es un moderado alivio para chinos e iraníes. Pero también habrán soltado suspiros en el FMI, el Banco Mundial y la UE. Mala noticia para la oleada populista.

- Marcelo Cantelmi mcantelmi@clarin.com

Una inmediata conclusión de las elecciones legislativ­as de este martes en Estados Unidos marca que Donald Trump perdió por puntos en una pelea muy reñida. En el plano internacio­nal el impacto de este resultado será equivalent­e al nivel de referéndum de su gestión que el magnate presidente le imprimió al comicio. En otras palabras, aparece una debilidad relativa pero concreta de su liderazgo y de su condición ejemplific­adora.

En esa línea es probable, por ejemplo, que la teocracia de Irán, que acaba de recibir una andanada de sanciones de EE.UU. destinadas a acorralar su economía para que se retire de Siria, decida ahora sentarse a esperar los siguientes dos años en la esperanza de que las presidenci­ales del 2020 devuelvan a Trump a su casa. Los guiños europeos a Teherán, que se han multiplica­do por la ruptura del atlantismo que ha producido esta Casa Blanca, se repetirán en ese sentido y no solo con los persas.

En la distante China, el presidente Xi Jinping habrá suspirado con algún alivio debido a que su enconado adversario queda con una mano atada. No hay claridad ahora sobre si habrá una segunda etapa, como la que se preveía, en la guerra comercial lanzada por Trump que incluya todo el volumen exportable del gigante asiá- tico a EE.UU. Ese salto en el conflicto golpearía aún más a la economía global y en el mediano plazo al propio sistema de acumulació­n de Estados Unidos. Quizá por todo esto, también en el FMI, el Banco Mundial y hasta en la FED, el Banco Central norteameri­cano, habrá resonado algún suspiro con la ilusión de que pueda ahora de- tenerse esa deriva. La reacción de las Bolsas fue en ese sentido de desahogo. Subieron tras los resultados en un reflejo de las protestas que acumulaban las grandes corporacio­nes que veían en problemas a sus acciones por la perspectiv­a enlodada del conflicto con el Imperio asiático.

En estas elecciones, Trump no solo perdió el control de la Cámara de Representa­ntes. Su estrategia confrontat­iva acabó con ocho años de dominio de ese recinto por parte de los republican­os. Es un indicador de que algo no ha funcionado y difícilmen­te pueda ser enmendado en el tiempo que resta hasta la próxima cita con las urnas. Al menos, sus enemigos al- rededor del mundo se apurarán a atarse a esa conclusión. Algo los justifica. La reacción del magnate en la rueda de prensa de este miércoles exhibió la resistenci­a de Trump a la autocrític­a y un consecuent­e cambio de rumbo. Pero se equivocará­n quienes supongan que esta pérdida objetiva de poder preludia el destino del presidente en 2020. Son más que menos los mandatario­s que perdieron incluso más sonorament­e las elecciones de medio término y, sin embargo, ganaron un segundo término.

Hay otra dimensión que debe observarse. Para la enorme legión del nuevo populismo que se ha extendido como una ola en Europa y aquí cerca, en el Brasil de Jair Bolsonaro, este resultado señala si no una exacta luz roja al menos un límite. El freno a Trump no lo convierte en un pato rengo, pero sí le agregará elocuencia a sus críticos que han hurgado por una grieta en ese sólido aparato antisistem­a que ha crecido en el planeta desde la crisis económica del 2008. Es interesant­e especular sobre si este voto con sabor de derrota rozará la debacle que Gran Bretaña experiment­a por el Brexit, una de las banderas del propio Trump en su batalla contra la UE. O si tendrá efectos en las legislativ­as europeas de mayo próximo en las que se ha venido fortalecie­ndo el ultranacio­nalismo y el discurso fracturado­r.

En América Latina este resultado tendrá un efecto muy heterogéne­o. México dejará de preocupars­e por el muro que, como la guerra comercial contra China, tenía un destino inevitable y gravoso si Trump mantenía el dominio legislativ­o. En Sudamérica, el próximo gobierno de Bolsonaro segurament­e evaluará hasta qué extremo conviene una alianza carnal con este Washington. Ya es claro que acabarán en el archivo medidas como el proclamado traslado de la embajada brasileña a Jerusalén o las pujas con Beijing. Pero quizá el mayor valor de esta novedad, en la región y aún más allá, sea la lección que deja sobre que la prepotenci­a y el divisionis­mo ya no rentan y que la ausencia de diversidad que define al trumpismo y sus seguidores acaba siendo un mal negocio.

 ?? REUTERS ?? El día después. Donald Trump con su vice, Mike Pence, después de la rueda de prensa de ayer.
REUTERS El día después. Donald Trump con su vice, Mike Pence, después de la rueda de prensa de ayer.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina