Clarín

Báez se negó a declarar en la segunda audiencia del juicio oral

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“Era empresario”, dijo ayer con ironía Lázaro Báez ante los jueces del Tribunal Oral Federal 4 cuando pasó al banquillo de los acusados para dar sus datos personales, luego que su defensor y ex titular del Servicio Penitencia­rio en la época K, Víctor Hortel, anticipara la decisión de guardar silencio.

De campera polar roja, Báez solo informó su lugar de nacimiento, en la ciudad de General Paz, Corrientes, profesión, su condición de divorciado, su fecha de nacimiento, nombre de sus padres y el domicilio en el que vivió en Río Gallegos antes de quedar preso.

Luego fue el turno de los también presos ex abogado Jorge Chueco y ex contador Daniel Perez Gadín, del imputado colaborado­r y acusado Jorge Leonardo Fariña y de los cuatro hijos de dueño de “Austral Construcci­ones”

Salvo Melina, la menor de los cuatro hijos, quien dijo ser “empleada de una empresa de combustibl­es”, los otros no declararon ninguna actividad laboral: Martín, el mayor, informó que era empleado de la firma de su padre y a la fecha subsiste con ayuda de su familia.

Leandro Báez, el menor de los cuatro hermanos, dijo al Tribunal que su sustento económico se basa en su “relación con un amigo en una empresa” y Luciana, la mayor, declaró ser ama de casa.

Los jueces Néstor Costabel, Adriana Palliotti y Gabriela López Iñiguez preguntaro­n primero a los defensores de los 25 acusados sobre la intención o no de prestar indagatori­a de cada uno de ellos, la mayoría de los cuales respondió que por el momento guardará silencio, salvo el financista Federico Elaskar que declarará la semana próxima.

Además rechazaron un planteo del defensor de Báez, Hortel, quien pretendió que el arrepentid­o Leo Fariña, -quien hablaría al final del juicio- declare como testigo bajo juramento de verdad para poder eventualme­nte denunciarl­o por falso testimonio y no como acusado, sin obligación de decir verdad.

Antes del inicio de la ronda de indagatori­as, los jueces rechazaron todos los planteos hechos al inicio del juicio la semana pasada para intentar suspender las audiencias.

Al resolver adhirieron a los argumentos que dio en la audiencia el fiscal del juicio, Abel Córdoba, y que luego retomaron las querellas que se opusieron a unificarse yrechazaro­n todos los intentos por suspender o anular el juicio.

En esta nueva audiencia Báez y los otros detenidos del caso, el ex abogado Jorge Chueco y el ex contador Daniel Pérez Gadín, fueron trasladado­s a primera hora desde la cárcel de Ezeiza en una camioneta del Servicio Penitencia­rio Federal con la le- yenda “vehículo recuperado de la corrupción”.

Ese móvil perteneció al sindicalis­ta de la Uocra La Plata, Juan Pablo “Pata” Medina, detenido por los delitos de extorsión, lavado de dinero y asociación ilícita.

Báez volvió a sentarse junto al mayor de sus hijos, Martín, y dos filas más atrás lo hicieron Luciana, Leandro y Melina.

Todos los acusados tienen obligación de asistir a los tribunales hasta que finalice la etapa de declaracio­nes indagatori­as y luego si lo desean podrán pedir permiso para dejar de asistir hasta la etapa final.

En el juicio se ventilan maniobras de lavado de dinero por más de 60 millones de dólares obtenidos, según la acusación, con delitos cometidos con la obra pública en Santa Cruz durante el kirchneris­mo.

La tensión estaba puesta en lo que podía llegar a decir Báez, pero finalmente se negó a declarar.

La segunda audiencia arrancó temprano, a las 9.30. ■

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