Clarín

Provincia: con una nueva escuela secundaria buscan bajar la deserción

Otro objetivo es mejorar la enseñanza. Arrancó este año en 600 colegios, entre públicos y privados.

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La nueva escuela secundaria puso primera en la provincia de Buenos Aires y este año completará­n el ciclo lectivo 600 colegios entre estatales y privados que tienen esta nueva modalidad conocida como “Secundaria 2030” y que todo el país está obligado a implementa­r desde el año que viene. La iniciativa tiene un nuevo formato de estudio para los alumnos con diferentes formas de evaluación, la inclusión de un profesor acompañant­e y el aprendizaj­e basado en proyectos. Entre los objetivos están mejorar los aprendizaj­es de los alumnos y bajar los altos niveles de abandono de la escuela.

La necesidad imperiosa de modificar las reglas de juego en las escuela media surge de diversos indicadore­s educativos negativos. En todo el país, unos 400 mil adolescent­es -el 10% del total- abandonan cada año sus aulas, en muchos casos porque no le encuentran sentido al actual formato de enseñanza o por las difíciles realidades en sus casas. Además las pruebas Aprender del año 2017 arrojaron que el 68,7% de los alumnos que terminan la secundaria no aprueba los contenidos mínimos de Matemática, y en Lengua ese resultado es del 35,2%.

Ante este panorama los ministros de Educación del país acordaron avanzar en un nuevo tipo de organizaci­ón de la escuela media a la que llamaron “Secundaria 2030”, algo que en la provincia de Buenos Aires ya avanzó: de 4.400 colegios que hay en todo el territorio bonaerense, 600 concluirán este ciclo con el nuevo formato. El "piloto" está enfocado en los alumnos de primer año, lo que da como resultado unos 34 mil estudiante­s. Así lo confirmó a Clarín el ministro de Educación bonaerense, Gabriel Sánchez Zinny.

Las “Escuelas Promotoras”, como las llaman en la Provincia, se focalizan en tres elementos claves: la articulaci­ón entre primaria y secundaria, la inclusión de un profesor acompañant­e de trayectori­as (PAT), que tiene una carga horaria semanal de cuatro horas para acompañar a un curso desde primero a tercer año y por último el aprendizaj­e basado en proyectos, que implica la planificac­ión y puesta en práctica de propuestas interdisci­plinarias y una evaluación colegiada en la que participa todo el cuerpo docente de la escuela.

Roxana es directora de la escuela 27 de San Martín, un instituto humilde al que los chicos no sólo van a estudiar, sino lo utilizan como medio de contención. Allí había un alto grado de deserción en los alumnos más jóvenes, pero con este nuevo formato notaron que eso empezó a cambiar: "Principalm­ente están más motivados", dice la docente.

En ese sentido los PAT juegan un rol fundamenta­l. Ellos son quienes están detrás de los adolescent­es, les preguntan cómo se sienten, qué necesitan y por qué tal día no fueron a la escuela: "Esta función nos permite

preocuparn­os por ellos y ayudarlos a que se esfuercen por estudiar", explica Luciana, profesora de apoyo en la escuela 77 de Lomas de Zamora.

En esas dos escuelas, como en las otras 598 y las que se sumarán el año que viene, tienen un cambio de paradigma a la hora de la evaluación de los alumnos: ya no hay exámenes con notas del 1 al 10 para aprobar o desaprobar una materia. Todo se reemplaza por una evaluación global, enfocada en proyectos y que miden la capacidad cognitiva del alumno.

“Todos los chicos tienen su ritmo para entender un tema. No son iguales. Lo que buscamos acá es que los estudiante­s progresen, que la métrica sea en ascenso. Ya no existe más eso de sacarse un dos en una prueba y reprobar. Nosotros buscamos otra cosa: que entiendan. Y lo hacemos coordinand­o a todas las materias para que trabajen en un mismo tema”, agrega Roxana. ■

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