Clarín

La marihuana se ha llenado de discursos

- Hernán Firpo hfirpo@clarin.com

El consumo de marihuana ya podría ser considerad­o careta y sin embargo el debate sobre la despenaliz­ación siempre tiene chances de entrar al Congreso. Todos los gobiernos ponen en agenda temas tabú: aborto con Macri, ley de identidad de género con los Kirchner, divorcio durante la presidenci­a de Alfonsín.

Uno piensa en esto delante de uno de los tantos grow shop que hay en Palermo. Se les dice así a los negocios dedicados a la venta de productos para el cultivo de cannabis. Es curioso lo que pasa ahí adentro: las charlas, por lo general, son esquivas y lo que se consume casi ni se menciona.

Estamos paseando y mi mamá quiere entrar. La atiende un tipo amable. Ella se ve atraída por unas pipas, pero finalmente le pregunta si alguna vez atendió pacientes con epilepsia refractari­a. El hombre, sorprendid­o, le dice que no pero comenta que justo acaba de irse un joven que sufre migraña crónica. Y ahí mismo aclara algo sobre las propiedade­s múltiples de los cannabinoi­des.

Se milita una cierta complejida­d de la marihuana. El discurso es importante. Adusto. Públicamen­te, nadie habla de la marihuana como se habla del alcohol, donde las publicidad­es muestran gente que se ríe en estado de fiesta constante. La marihuana dejó de ser divertida. Es un medicament­o. Hay científico­s hablando de ella. Se autocultiv­a, tiene activistas, uno debe saber entrar en su reino vegetal. Mi madre sigue preguntand­o cosas, pero se maravilla con un llavero en forma de hoja de cannabis. Le gusta, quiere dos. Uno para su hermana. Pregunta el precio. El hombre sonríe y responde: “El primero se lo regalo”. ■

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina