Clarín

Roger Waters

Cantante.

- Irene Hartmann ihartmann@clarin.com

En el centro de la controvers­ia

Esta noche vuelve a tocar en La Plata. Pero su actual visita no tiene la épica de la anterior, aquella de las multitudes en River. La Legislatur­a porteña lo nombró “Huésped de honor” pero, por otro lado, el Centro Simon Wiesenthal cuestionó lo que - entienden- son mensajes antisemita­s. Waters lo niega: “Nada más lejos de mi ideario”, sostuvo.

El Centro Simon Wiesenthal, institució­n abocada a recabar informació­n sobre las víctimas del Holocausto y los crímenes del nazismo, difundió ayer un comunicado en el que solicitan a las autoridade­s latinoamer­icanas de los países “anfitrione­s” del músico Roger Waters “repudiar el mensaje de odio” del ex líder de Pink Floyd que, según afirman en esa institució­n, sería de corte antisemita. La circular aparece horas después de que la Legislatur­a porteña declarara a Waters “huésped de honor” por su compromiso con la identifica­ción de los soldados argentinos muertos en la Guerra de Malvinas.

“Estamos en contra de que se lo declare visitante ilustre. Un artista tiene que traer un mensaje de paz y concordia, pero este señor trae un mensaje de odio, discrimina­ción y violencia, y no debería ser recibido del modo que es recibido. La gente que paga entradas para verlo ayuda a que sostenga este tipo de discursos”, apuntó, en diálogo con Clarín, Ariel Gelblung, vocero del Centro Simon Wiesenthal en la Argentina.

El cuestionam­iento (más polémico, tal vez) es el uso histórico de un inflable con forma de cerdo, que sobrevuela los shows de Waters. Para las autoridade­s del Centro Wiesenthal, esa imagen "linkea” a la iconografí­a antisemita que circuló en Europa Central durante la Edad Media, conocida como judensau o judenschwe­in, en alemán, cerdo/a judío/a. Con esos dibujos caricature­scos se denigraba y humillaba a los judíos, perseguido­s sangrienta­mente.

Según el Centro Wiesenthal, “al usar este mismo símbolo, aunque aggiornado con tecnología del siglo XXI, Waters contribuye a instigar una avalancha de odio antisemita”.

El cerdo, sin embargo, es también un difundido ícono del anticapita­lismo. En mayo pasado, Waters se pronunció en Madrid en contra de los “cerdos gobernante­s”, un concepto ya plasmado en numerosas oportunida­des, y décadas antes en el tema “Pigs (three different ones)”, o sea, “Chanchos (de tres tipos distintos)”, de Pink Floyd, un símbolo del disco Animals, (1977), cuyo primer verso adelanta el paralelism­o entre humanos y cerdos: Big man, pig man.

Gelblung explicó que -por fuera de la discusión puntual del cerdo-, Waters históricam­ente fue cuestionad­o por la comunidad judía, dado su posicionam­iento militante en contra del Estado de Israel, impronta que, según Gelblung, llevó al extremo en su rol de líder del movimiento antisraelí (y pro palestino) Boicot, Desinversi­ón y Sanciones (BDS).

“Presiona a artistas, empresas e intelectua­les de todo tipo para que no hagan negocios ni vayan a Israel. Llega incluso a niveles de violencia física y psicológic­a, con escraches y mucha presión a quienes quieren ir a ese país”, describió Gelblung.

“El discurso de Waters apunta a un solo lugar y nunca critica a quienes usan métodos terrorista­s. Señalar un solo lugar, en este caso, es antisemiti­smo”, enfatizó Gelblung, y agregó: “No me molesta que alguien no quiera ir a tocar a Israel… cada uno deci- de dónde hacerlo, pero no me parece que presione a otros para que no vayan. Las actividade­s de escrache del BDS fueron declaradas ilegítimas en más de un lugar en Europa. Llegan al punto de molestar y generar disturbios frente a quienes venden o compran productos kosher”.

Gelblung apuntó a las “pintadas” que luce el inflable, que en su mayoría cambian según el país anfitrión, aunque suele permanecer la iconografí­a cristiana y judía. “Ni siquiera sus ex compañeros de Pink Floyd quieren a Waters”, dijo.

Waters ya recibió, en otras oportunida­des, críticas por el uso de estos elementos en sus shows. En 2010 publicó una carta abierta en el diario británico The Independen­t tras las acusacione­s por antisemiti­smo que recibió luego de su visita ese año a Estados Unidos, cuando en sus shows apareciero­n en la pantalla imágenes de la estrella de David, así como el signo del dólar, crucifijos y los logotipos de Shell y Mercedes.

“Si no respondo, la gente va a terminar creyendo que soy antisemita, y no lo soy. Nada podría estar más lejos de la verdad -dijo el creador de The Wall-. Son imágenes representa­tivas de intereses comerciale­s, nacionales y religiosos, todos los cuales tienen una maléfica influencia en nuestras vidas e impiden que nos tratemos bien unos a otros”.

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MARTÍN BONETTO Ultimo concierto. Roger Waters, el martes pasado en el Estadio Unico de La Plata.
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Cerdo. Para el Centro Wiesenthal remite a iconografí­a antisemita.

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