Clarín

La Iglesia pide una “lucha sin cuartel” contra la corrupción

- Sergio Rubin srubin@clarin.com

En momentos en que se ventilan en la Justicia casos resonantes de corrupción y avanza un severo ajuste económico, la Iglesia manifestó ayer su disposició­n a“dar una lucha sin cuartel contra la corrupción” y pidió “una mayor sensibilid­ad a quienes nos gobierno” an- te la situación social.

A la vez que advirtió que el avance de la drogadicci­ón “parece imparable” en la Argentina.

Lo hizo a través de un video mensa- je que grabaron el presidente y los vicepresid­entes primero y segundo del Episcopado, los obispos Oscar Ojea, Mario Poli y Marcelo Colombo al término de un plenario de obispos de todo el país que sesionó esta semana en Pilar, durante el que se acordó renunciar gradualmen­te al aporte económico que la Iglesia recibe del Estado.

Ojea comenzó aclarando que los obispos “no somos políticos. La Iglesia no es un partido político, ni del Gobierno ni de la oposición, sino que miramos la realidad desde nuestro ser de pastores”.

“Y como la miramos con la respon- sabilidad de predicar el evangelio y en el centro del evangelio están los pobres -puntualizó- es natural que nosotros en este momento tengamos en este momento de la vida nacional una preocupaci­ón particular por tantísimos hermanos que no llegan a fin de mes, que están fuera del mercado laboral y por los que más sufren”.

Respecto a las críticas que recibe la Iglesia -que especificó, pero que por caso se vincularon con la misa que se ofició en Luján el sábado 20 de octubre a pedido de gremios muy críticos del Gobierno, admitió que “en algunos casos podemos ser culpables también y queremos recibirlas con humildad, con mucha paciencia, pero sin perder el coraje para decir aquello que tenemos que decir y para estar al lado de quienes nosotros tenemos que estar”.

Puntualizó que “queremos cuidar y fortalecer la democracia”, que “la calidad de vida está ligada a la salud de las institucio­nes” y que “por eso defendemos con todo nuestro ser la autonomía de los poderes de la república”.

“Pero al mismo tiempo reconocemo­s que la democracia tiene una deuda social. Siempre están postergado­s los más pobres. Por eso, la enorme cantidad de problemas que tenemos en el país está centraliza­da en

“No somos políticos. La Iglesia no es un partido político, ni delGobiern­o ni de la oposición”.

esta deuda”, señaló.

Reiteró lo dicho en la misa de apertura del plenario, el lunes pasado, en cuanto a que “los obispos sentimos que hay una agresivida­d muy grande en distintos medios con respecto al Santo Padre”.

“Nunca como ahora desde el interno de la Iglesia misma y desde afuera se ha criticado de una manera tan tremenda al Santo Padre”, dijo.

Y consideró que “segurament­e por la prédica social tan fuerte del Papa que puede tocar algunos intereses se ha transforma­do hablar del Papa en no hablar de su doctrina y de su magisterio sino hablar simplement­e de un anecdotari­o”.

“Junto con él, nosotros queremos dar una lucha sin cuartel contra la corrupción. Al interno de la Iglesia y hacia afuera de la Iglesia”, afirmó..

Por su parte, monseñor Poli manifestó la preocupaci­ón de los obispos por “los niños, adolescent­es y jóvenes que son tentados por la droga. Cada vez una mancha de aceite como decía el Papa San Juan Pablo II que se extiende. En nuestra Argentina parece imparable”.

“Muchos muertos también fruto de la droga. Y pérdida de esperanza”, afirmó.

“La vida en general de la Argentina cuesta mucho. Y estuvimos rezando por eso también. Para que se despierte la solidarida­d de nuestro pueblo. También una mayor sensibilid­ad en quienes nos gobiernan. Especialme­nte para este sector social que tanto necesita”, concluyó. ■

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