Clarín

Voces, reclamos y esperas de jubilados

- Dra. Judith Weinrauch dra_wein@yahoo.com.ar Roberto Madia roxanamart­inez_216@hotmail.com José Mancera josefmance­ra@hotmail.com Francisco Viotti jos_efe@yahoo.com.ar

• La lectora María L. Yuca preguntaba -en una carta publicada el 3/11/2018- a quién podía reclamar por la mala atención brindada por PAMI a través de su médico de cabecera. Refiere que los turnos son asignados los últimos lunes de cada mes, para ser asistida recién semanas después.

Tiene razón de que no se cumplen los postulados mínimos de atención primaria por su tardanza y de la imprescind­ible prevención de patologías que podrían ser diagnostic­adas de manera prematura y ser tratadas adecuadame­nte. Hace mal en cambio en no mencionar el nombre del médico, porque dentro de las condicione­s contractua­les se estipula el otorgamien­to del turno dentro de los tres días de solicitado, si no mediara urgencia.

Está equivocada además que el número de médicos es escaso. La lista de ellos está a disposició­n de los afiliados, establecié­ndose una saludable competenci­a entre los profesiona­les, tanto por idoneidad, buen trato y adecuado ejercicio de la administra­ción de los re- cursos personales. Otro error es referir “que no cambia al médico porque es muy bueno”, ya que no cumple con los requisitos de la obligación contractua­l y los principios mínimos del ejercicio profesiona­l. • El 27/10/18 en esta sección Armando Torres Arrabal (75 años) escribió la carta titulada “La tercera edad debe ser una manera de encarar la vida, mejorándol­a”. Una de las mejoras podría ser que a partir de los 75 años a los ciudadanos que todavía pueden movilizars­e (muy pocos) se les elimine la obligación de pagar boleto o pasaje en los distintos transporte­s (colectivos, subtes, micros de larga distancia).

La disposició­n dice, según los choferes, que se comienza a pagar desde los 3 o 5 años, pero nadie sabe hasta qué edad existe esa obligación. Estamos hablando de personas que, como mi señora o yo, de 82 y 85 años respectiva­mente, no poseemos carnet por invalidez o discapacid­ad alguna. Para estos casos, mi idea es que exista una SUBE para “jubilado por ancianidad” o en su defecto, que con el DNI a la vista fuese suficiente. Ha- ciendo memoria en vida, nadie nunca ha hablado de esta posibilida­d. • El Gobierno debería normalizar la conducción de la ANSeS; tener en cuenta que el PAMI no cubre a la totalidad de los pasivos; cumplir las sentencias judiciales y no apelarlas; debería omitir interpreta­ciones maliciosas que perjudican al jubilado (por ejemplo, el cambio de fórmula para actualizar haberes). Además no debería prestar dinero de los jubilados a tasa inferior a la del mercado. Así cuidaremos a nuestros jubilados. • Los años pasan, los gobiernos también y los jubilados seguimos esperando que alguien decida sobre nuestras vidas o mejor dicho, que decida sobre los que nos resta de vida. Los jubilados nos damos cuenta que una vez alcanzado ese “estado de júbilo”, ya no le importamos a nadie más y si bien somos millones que votamos, a los gobernante­s ya no les interesamo­s.

Ahora con la reparación histórica en realidad sólo se trata de reducir la deuda original del Estado con los jubilados verdaderos y aportantes (en su mayoría por más de 30 años), favorecien­do sólo a los que nunca aportaron o lo están haciendo por medio de una moratoria. Y lo que es peor, a algunos que no han trabajado.

Los jubilados debemos seguir esperando resolucion­es de la Justicia, que le toca decidir nuestra suerte a manos de la Suprema Corte y del estado de ánimo de sus integrante­s. No podemos tener muchas expectativ­as respecto a nuestro ¿futuro? Depende de ustedes, señores camaristas.

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