Qué hacer para mantener las apariencias
Buenos días, chismecito del ambiente: dicen las malas lenguas que hace ya algunas semanas, en un encumbrado despacho de uno de los tres poderes del Estado, que ni es el Ejecutivo ni es el Legislativo, hubo un match de box entre dos rivales insospechados de tales prácticas deportivas. Las lenguas juran que uno y otro actuaron luego como si nada hubiese sucedido y todo se mantuvo oculto, o casi, para salvar las apariencias.
¿Qué es salvar las apariencias y por qué y para qué las salvamos? Una definición de diccionario dice que es “ocultar la realidad para no perder fama y prestigio”. No está mal. Pero no es una definición completa. Las familias poderosas venidas a menos, escenario de grandes películas, lo hacían para caer en el marasmo de la realidad cuando ya era tarde. Siempre es tarde. Pero en el siglo XXI, las apariencias se salvan para sobrevivir en un mundo que nos parece hostil y al que nos duele enfrentar.
Así tenemos a enamorados de dos o más personas a la vez, a gente que al mismo tiempo odia y admira a otra persona; actitudes pa- ra con la pareja, los amigos, los compañeros o la familia que en otros tiempos se llamaban hipocresía y hoy no; pensamos una cosa pero hacemos otras, actuamos como los demás esperan y casi nunca como nos sale de las narices, ocultamos sentimientos, nos acomodamos a las circunstancias, signifique lo que signifique eso, moderamos nuestras respuestas por si las moscas, clausuramos la espontaneidad, compincheamos con la mentira.
La pucha con las apariencias: mantenerlas puede obligar a la gente a ser como no es, por aparentar ser como no puede. A ver a dónde está la ganancia.