Joel Embiid, el gigante de Camerún que asombra con sus números en la NBA
Es el primer jugador que suma al menos 2 mil puntos, mil rebotes, 200 tapas y 100 triples en 100 partidos.
Transitando apenas el inicio de su tercera campaña en la NBA, Joel Em- biid todavía está en ese limbo que todo atleta debe traspasar para hacer efectiva su condición de estrella y dejar de ser miembro de una élite pasajera, de turno. En el camino, va dando pasos que permiten soñar con una trayectoria destacada. El pivote de Philadelphia cumplió recientemente 100 partidos y dejó algunos números que proyectan a una potencial leyenda. Es el primer jugador en la historia que, tras su primer centenar de juegos, suma al menos 2.000 puntos, 1.000 rebotes, 200 tapas y 100 triples.
Embiid, con sus 213 centímetros de estatura, hizo en sus 100 primeras noches más puntos que LeBron James y Tim Duncan, bajó más rebotes que Patrick Ewing, puso más tapas que Dwight Howard y Yao Ming y anotó a distancia más que Kevin Durant y Larry Bird. Lo ha logrado no sin dar batalla. Tuvo la inefable cuota de suerte que se necesita al estar en el tiempo y lugar adecuados. Nació en Camerún, un país en el que el básquet corre demasiado detrás del fútbol: hay sólo dos gimnasios en todo el país como para albergar partidos, ambos en Yaoundé. Los pocos que se animan a este deporte juega en canchas, en su mayoría, de tierra.
Cuenta la leyenda que en su primer partido organizado, Embiid recibió la pelota y, ante la marca, sin los conocimientos necesarios, miró a su entrenador para preguntarle: “¿Ahora qué hago?”. Un video que su coach le acercó le sirvió para empezar a ver cómo se movían los NBA. Un pivote en particular se convirtió en su referencia: Hakeem Olajuwon.
La suerte quiso que Luc Mbah a Moute, actual jugador de Los Angeles Clippers, lo viera y lo invitara a un Básquetbol Sin Fronteras. Convencido de su potencial, lo ayudó a ingresar a la Montverde Academy de Estados Unidos. Y otra vez, los guiños del destino jugaron a favor de Embiid: hijo de un militar con un buen sustento de vida, su caso no fue visto con el juzgador ojo de los agentes de Migraciones como el de algún chico huérfano que pudiera tener motivos para quedarse ilegalmente a futuro.
Una vez en suelo norteamericano, su progreso no se detuvo. Y pese a que debió cambiar de secundaria primero, y a que las lesiones intentaron oscurecer el horizonte de su carrera después (una fractura por estrés lo dejó afuera una temporada y también la siguiente, cuando se resintió), llegó a la NBA y se hizo un nombre.
Promedia 22,7 puntos, 10,2 rebotes, 3 asistencias y 2 tapas por juego, aunque en la actual temporada llevó las cifras a 27,7 tantos; 12,4 tableros; 3,4 pases gol y 2,3 tapones. Es deportivamente verborrágico, divertido, honesto y provocador. Con 24 años, está llamado a hacer grandes cosas. ■