Desgarro y baja en la revancha
El arquero suplente respondió en la primera final y el titular está recuperado.
El delantero, una de las grandes figuras de Boca, no podrá jugar en la final del 24 en el Monumental.
El arco de Boca tuvo a una de las figuras de la primera Superfinal. Agustín Rossi se lució con atajadas que sostuvieron al equipo de Guillermo en una primera etapa desfavorable y que le hicieron ganar confianza al arquero. Sin embargo, Esteban Andrada tendrá una semana de exigencias y si responde estará a disposición para el encuentro en Núñez. ¿Qué hará el Mellizo?
Andrada fue operado el 21/9 y el técnico de Boca adelantó que esta semana recibirá el alta para sumarse a los entrenamientos. Como siempre, cada vez que el médico del club lo autoriza, el CT lo evalúa como a un jugador más. ¿Cuánto puede afectarle el regreso a las canchas luego de su fractura? ¿Es correr un riesgo demasiado alto para una final? ¿Conviene sacarlo a Rossi justo después de un partido en el que pudo lucirse?
La intención del técnico es exigirlo para que pueda atajar frente a Patronato (el sábado a las 17.10 en La Boca). Los trabajos físicos supervisados fueron incrementándose en los últimos días y comenzó a realizar trabajos con la pelota la semana pasada. Su potencia de piernas la mantuvo, pero todavía le falta algo clave: volver a exponerse al roce cotidiano de un entrenamiento o de un encuentro.
Pasaron un mes y 21 días desde su operación. El 24, justo el día de la revancha, se cumplirán los 2 meses que desde un inicio se planteó como el tiempo de rehabilitación habitual. Los plazos, según confiaron los cirujanos que lo intervinieron, se respetaron pero Andrada le fue ganando días a la puesta a punto. La fractura en el maxilar inferior derecho soldó como se esperaba, pero el arquero no volvió a tener dolor y mientras tanto trabajó en el gimnasio para no perder masa muscular y le sumó ejercicios de bicicleta al tren inferior para sostener la potencia de piernas. “Pedí ju- gar con una máscara pero me dijeron que era imposible porque me quita mucha visión de juego”, reconoció el ex Lanús, quien siente que puede darle soluciones a Boca pero que también entiende que la falta de competencia oficial puede pasarle factura en un momento tan decisivo.
El nivel de Rossi en la primera final dejó conforme al técnico (“Desde la lesión de Andrada fue creciendo en su rendimiento”, lo destacó), pero otra vez recibió goles. Y es un tema que no puede resolver: Andrada había mantenido el arco en cero en 7 de 9 encuentros como titular. Desde que Rossi volvió al primer equipo, apenas terminó sin goles en 2 de los 11 juegos. Con poco para reprocharle el domingo, los centros cruzados al área siguen siendo su punto débil y con Andrada, Boca había logrado defender más lejos del arco cada envío.
Las atajadas del ex Estudiantes dejaron vivo a Boca de la primera final. Incluso el Mellizo, quien siempre respaldó a Rossi desde el discurso y devolviéndole la titularidad, sabe que puede confiar en él para el encuentro en Núñez. Pero también es consciente de que su titular es Andrada y puede aportarle soluciones en el juego aéreo y también en los penales, en donde el ex Lanús tiene mejores números: 10 atajados y 6 desviados en 53 que le ejecutaron. En la Libertadores de 2017 contuvo dos remates en los cuartos de final ante San Lorenzo jugando para el club del Sur.
Para Guillermo la decisión no es sencilla. Quiere que en el Monumental jueguen futbolistas en plenitud. Sabe que la intensidad de la final no admite ventajas y evaluará a todos por igual. Confirmado el desgarro de Pavón (en el isquiotibial izquierdo) el delantero queda descartado. Si Pablo Pérez siente dolor en su talón derecho irá al banco. Y así con cada jugador, incluido el arquero. Las manos de Rossi respondieron, pero las de Andrada están para volver. ¿Cuáles atajarán en la revancha en Núñez? ■