Sobre pañuelos y política
La construcción concreta y simbólica de la diversidad socio política se condensa a veces en emblemas simples que otorgan identidad: los pañuelos son un ejemplo de rabiosa actualidad. Están los verdes o los celestes, pero también los naranjas y los violetas y varios matices más para aludir a predilecciones diferentes. El color es proclive a la manifestación de un ideario, de una nacionalidad, o de un sentimiento futbolero.
La identidad otorga la tranquilizante documentación de la pertenencia grupal, pero también a veces la inquietante contradicción excluyente que opone a los unos frente a los otros según la manifestación cromática que exhiban. Los pañuelos son más que sí mismos, remiten a los posicionamientos de sus portadores. Cuando se reproducen en su diversidad representan la variedad democrática, cuando se unifican en un solo color que prevalece por imposición estatal o gubernamental comunican autoritarismo. Pero también comunican en otro sentido su identidad quienes no usan pañuelos, o pancartas o banderas, o simbologías determinadas. Muchos consideran innecesario vociferar cromáticamente sus concepciones, porque de pronto no basta un color para representar miradas complejas de difícil simplificación simbólica.
Por las dudas en diversas esquinas de Buenos Aires, se venden y se exhiben toda la variedad de los pañuelos en danza. Un arco iris sugerente, que nos hace pensar a todos.