Clarín

Quedó detenido el colectiver­o que atropelló y mató un nene y se había fugado al exterior

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

Carlos Verón, el colectiver­o que atropelló y mató a Facundo Serrato, de cinco años, quedó detenido el fin de semana en el aeropuerto de Ezeiza, luego de haberse fugado al exterior. Verón había sido condenado a 4 años y 3 meses de prisión y se fue a Colombia un día antes de que la Corte Suprema dejara firme su sentencia.

Verón llegó el sábado a las 23:50, en un vuelo provenient­e de Bogotá, Colombia. No bien bajó del avión, en la puerta 45 lo estaba esperando personal de la Policía de Seguridad Aeroportua­ria. Tanto ellos, como la Dirección Nacional de Migracione­s, habían sido advertidos del posible regreso del colectiver­o al país.

Luego de la fuga de Verón, que se concretó hace una semana, Interpol había emitido una alerta roja de captura internacio­nal. Pero horas antes de su captura, con la informació­n de que volvería a la Argentina, el alerta cambió a azul, categoría que les permitió a las autoridade­s policiales hacer un seguimient­o de Verón en cada cruce de frontera. La modificaci­ón, además, tenía un propósito: arrestarlo en la Argentina y no en Colombia.

En el aeropuerto de Ezeiza primero se lo esposó y después se le tomaron fotos y se le hizo una revisación médica. Ya en la madrugada del domingo, se lo envío a los calabozos del Palacio de Tribunales. “No se opuso, ni intentó resistirse. Se comportó como si hubiese vuelto para entregarse”, dijeron fuentes de la investigac­ión a Clarín. Pero, desde que atropelló y mató a Facundo Serrato hasta el momento de su detención final, pasaron ocho años en los que Verón lo único que hizo fue eludir.

Durante el juicio, que tardó cinco años en llegar, interpuso todos los mecanismos que le ofrecía el sistema para dilatar procesos. Pero el lunes pasado, un día antes de que la Corte rechazara su recurso de queja y dejara firme la pena, huyó.

“Acá hubo una filtración. Le avisaron. Verón tenía la bola de cristal que a mí me faltaba”, decía Gustavo Serrato, el papá de Facundo, al enterarse de que Verón estaba prófugo. El año pasado, Serrato y su abogado pidieron la detención del colectiver­o. Y adelantánd­ose a que se la negaran, también habían solicitado que se le pusiera una tobillera electrónic­a. Pero los jueces Julio Báez y Adolfo Calvete, del Tribunal Oral Criminal N° 4 -el mismo que condenó a Verón- se negaron. Tampoco le pusieron una restricció­n para salir del país. Lo que le permitió a Verón agarrar su pasaporte e irse en un vuelo de Aerolíneas Argentinas, rumbo a Colombia. Lo hizo sin que nadie lo parara, como un pasajero más, aunque él atropelló y mató a un nene de cinco años.

El 20 de julio de 2010, Verón arrolló a Facundo, mientras manejaba un colectivo de la línea 15. El nene cruzaba de la mano de su mamá, Cecilia García Otero, quien además llevaba en brazos a Eugenia Serrato, la hermanita de Facundo, que por entonces era una beba de seis meses. Salían del pediatra y estaban caminando hacia el trabajo de Gustavo. En ese momento, Verón dobló en rojo y saliéndose de su recorrido. Los embistió a los tres. Facundo murió en el acto.

Ahora, a ocho años de la tragedia y luego de haber estado libre pese a tener una condena firme, Verón está finalmente detenido, por lo que comenzaría a cumplir su condena. ■

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Facu. Cruzaba la calle con su mamá y su hermana de seis meses.

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