Solari espera con su Real Madrid a Boca o River en el Mundial de Clubes
Enfrentó al equipo de Bianchi en 2000. Ahora, como DT, puede definir el torneo ante Guillermo o Gallardo.
A veces suceden estas carambolas extrañas, impensables un tiempo antes de que las bolas choquen y hagan el dibujo sobre el paño. Santiago Solari enfrentará a Boca o a River en el Mundial de Clubes, como entrenador del Real Madrid. El club ratificó ayer ante la Federación española que será su técnico hasta el final de la temporada, vencido el plazo para mantenerlo como interino. Con cuatro triunfos en cuatro partidos (dos de Liga, Champions y Copa del Rey), Solari marcó el mejor comienzo de un técnico del equipo blanco.
Cuando el Madrid de Zidane le ganó la última Champions al Liverpool, Solari entrenaba al Castilla. Julen Lopetegui duró lo que un suspiro en un mimbre y el presidente Florentino Pérez le dio la chance. Ahora lo ratificó. Solari fue jugador del Madrid desde junio de 2000 hasta 2005, cuando pasó al Inter. Coincidió con el arribo de Pérez a la presidencia y el comienzo de los galácticos. Con Pérez, en los años siguientes, arribaron Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham.
Apenas Solari se vistió de blanco, en diciembre integró la delegación que fue a Tokio para jugar la Inter- continental con el Boca que dirigía Carlos Bianchi. Se recuerda: ganó Boca 2-1 con el doblete de Palermo y el descuento de Roberto Carlos. El Madrid jugó con Casillas; Geremi, Hierro, Karanka, Roberto Carlos; Makelele, Helguera; Figo, Guti, McManaman, Raúl. Vicente del Bosque dejó en el banco a Solari. En aquel partido, Guillermo Barros Schelotto entró faltando dos minutos. Boca puso a Córdoba; Ibarra, Bermúdez, Traverso, Matellán; Basualdo, Serna, Battaglia; Ri- quelme; Delgado, Palermo.
En la previa a aquella final, Solari la pasó muy feo. Los jugadores del Madrid salieron de paseo a un shopping de Tokio y el rosarino fue “descubierto” por un grupo de hinchas de Boca que lo increpó de mala manera. Solari, junto al inglés McManaman, debió refugiarse en un negocio hasta que un auxiliar del Madrid lo rescató, lo metió en un taxi y lo devolvió al Four Seasons, el hotel donde se concentraba el Madrid.
Unos días antes de viajar a Tokio, Solari había declarado que “espero desquitarme de la que perdimos en el 96 con Juventus y disfrutar ganándosela a Boca”. Es que cuatro años antes, Solari era jugador de River. Y cuando se fue al Atlético de Madrid, escala previa a su arribo al Bernabéu, mantuvo su fidelidad de hincha. Casi lo paga caro en Tokio. Y ahora, 18 después, tendrá otra chance de desquitarse de Boca. O de quitarle el sueño mayor a River. Curiosa carambola. ■