Clarín

Un encuentro en Nueva York

- Memoria Pablo O. Scholz pscholz@clarin.com

Ya es (era) un clásico. Sabemos que Stan Lee aparecerá en algún momento de las películas de Marvel. No hace un personaje único. Estuvo en todas, a excepción de X-Men 2, X-Men Origins: Wolverine, X-Men: primera generación, The Wolverine, X-Men: días del futuro pasado y una de Los 4 Fantástico­s. Hace cameos, pequeñas aparicione­s. Como si se tratase de un extra.

En las películas de Marvel figuraba con el título de productor ejecuti- vo, lo cual no indicaba absolutame­nte nada. Lee no participab­a en las discusione­s del tratamient­o que tendrían sus personajes, sea en películas o series de televisión. Ya no.

Tuve la enorme suerte de entrevista­rlo hace 16 años, cuando fue la première de El Hombre Araña, la de Sam Raimi, en 2002. Fue en Nueva York, tuve una one on one con él. No lo podía creer desde que me la ofrecieron en Buenos Aires.

Como muchos, de chico devoraba las historieta­s. Mi fascinació­n debe haber empezado con la serie animada que pasaban por las tardes, a la hora del Nesquik, los días de semana. Después me enteraría de que si había algo que Lee odiaba era la serie de TV animada.

Ya era un hombre grande cuando lo entrevisté. Fue afable, cómico, una leyenda viva que me autografió una remera roja con una araña negra enorme que guardo como si fuera la camiseta de Maradona en la final de México ’86.

Stan Lee murió, pero en verdad es inmortal. Como sus personajes, tiene un poder que los hace únicos.

Lo extrañarem­os en cada película, y es probable que la segunda parte de The Avengers: Infinity War incluya su último cameo.

Que así sea. ■

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