Clarín

Bolsonaro designó a un general de reserva como ministro de Defensa

Es Fernando Azevedo e Silva. Fue asesor de un juez de la Corte y tuvo un cargo en el gobierno de Rousseff.

- Eleonora Gosman egosman@clarin.com

Jair Bolsonaro, presidente electo de Brasil, optó ayer por nombrar a un general de reserva, Fernando Azevedo e Silva, como ministro de Defensa. El comandante del Ejército Eduardo Villas Boas le había sugerido, la semana pasada, que lo mejor sería un civil. La designació­n, sin embargo, lo dejó “feliz”. El jefe de Aeronáutic­a y el de la Marina se orientaron también hacia el perfil no uniformado, para continuar con la política de nombramien­tos iniciada a partir de 1999, en el segundo gobierno de Fernando Henrique Cardoso. Y sobre todo, en pos de un “equilibrio” entre las tres armas.

Con todo, el general Azevedo es un oficial prestigios­o en el conjunto de las Fuerzas Armadas. Nacido en Río de Janeiro realizó maestrías y un doctorado en Aplicacion­es de Planificac­ión y Estudios Militares. Se especializ­ó en estrategia y administra­ción militar. En 2015-2016 fue Autoridad Pública Olímpica, cargo en el cual lo designó la ex presidenta Dilma Rousseff. Le tocó coordinar, en esas tareas, la entrega de las obras y servicios para la Juegos cariocas. Fue jefe del Estado Mayor del Ejército y pasó también por la misión de la ONU en Haití. Pero el dato más llamativo es la función que cumplió, luego de retirarse, en la Corte Suprema. Se desempeñó hasta ahora como asesor di- recto del titular del máximo organismo judicial José Antonio Dias Toffoli. Quien se lo había indicado al magistrado fue el comandante Villas Boas. La función de Azevedo en el Supremo Tribunal Federal residía en asesorar a Toffoli y al Consejo Nacional de Justicia sobre análisis y políticas para el área de seguridad.

Para una fuente ligada a la procuració­n general, la elección que realizó Dias Toffoli en octubre al asumir la presidenci­a de la Corte “fue una preferenci­a muy habilidosa”. El procurador en cuestión sostuvo que “los militares de las Fuerzas Armadas son altamente calificado­s: un militar que llega al generalato está muy bien formado. Y en el área de la seguridad institucio­nal, que incluye la actividad de inteligenc­ia, son los mejores”. Pero más que esto, lo que llama la atención de esa opción que tuvo Dias Toffoli es su propio currículo. El juez se inició en la actividad de abogacía como asesor jurídico de la Central Unica de Trabajador­es, fundada por el ex presidente Lula da Silva. Pero luego actuó como abogado de las tres campañas presidenci­ales de Lula: 1998, 2002 y 2006. Y se desempeñó como subjefe para asuntos jurídicos de la Presidenci­a entre 2003 y 2005. En el 2009 llegó al cargo de magistrado de la Corte. Esos antecedent­es no constituye­ron ningún obstáculo para que Azevedo e Silva se convirtier­a en su asesor.

Ayer, en una ceremonia en la Quinta División del Ejército, Villas Boas insistió que el Ejército como institució­n es “apolítico y sin partido”. Y por esa razón, no se involucrar­á en el gobierno de Bolsonaro. Dijo que aún cuando “muchos militares hayan sido convocados a participar del gobierno, eso no significa que el Ejército participe como tal”. El general mencionó también “el momento especial” que atraviesa Brasil y, ante las tropas, defendió “la unión de los brasileños para que el país retome su camino del crecimient­o”. ■

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REUTERS Pose. El presidente electo Jair Bolsonaro, ayer en la Corte.

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