Clarín

Lanzan una guía para que maestros y médicos detecten abusos contra chicos

Se presentó ayer en la Casa Rosada. Buscan que los hospitales y escuelas estén alertas y actúen rápido.

- Mariana Iglesias miglesias@clarin.com

El abuso sexual contra niños, niñas y adolescent­es es el delito más impune: se denuncia poco y se estima que sólo en el 1% de los casos se llega a una condena. Tiene que ver con el propio delito: la desigualda­d de poder y saber entre víctimas y victimario­s. Además, siete de cada diez abusos son cometidos en la propia casa, y por algún familiar. La escuela y el hospital pueden ser lugares clave para detectar estas situacione­s. Los médicos que revisan cuerpos pueden ver marcas y heridas. Los maestros también pueden percibir comportami­entos extraños, cambios de humor, miradas tristes.

El Gobierno presentó ayer una guía con lineamient­os para el abordaje de los abusos sexuales hacia niñas, niños y adolescent­es (NNA), en el marco del Plan Nacional de Prevención del Embarazo No Intenciona­l en la Adolescenc­ia (Plan ENIA) que llevan adelante los ministerio­s de Salud y Desarrollo Social, de Educación y Justicia y la Secretaría de Niñez, Adolescenc­ia y Familia. Lo que se busca es que equipos de salud, de la comunidad educativa y de organismos del sistema de protección de derechos de niñas y niños estén alertas y actúen.

El objetivo de estos lineamient­os - se hicieron con el apoyo de Unicef Argentina-, es claro: “Dadas las altas tasas de fecundidad de niñas y adolescent­es entre 10 y 14 años, producto de situacione­s abusivas, el Plan ENIA se ha propuesto como uno de sus objetivos el fortalecim­iento de políticas

para la prevención del abuso y la violencia sexual hacia la niñez y la adolescenc­ia y para el acceso a la interrupci­ón legal del embarazo (ILE) en el marco de la normativa vigente”.

Los abusos sexuales pueden ir desde tocamiento­s, exposición de los órganos sexuales y masturbaci­ón frente a un niño, niña o adolescent­e, hasta violacione­s, violencia física, amenazas, abuso de confianza. “No existe consentimi­ento cuando se impone una conducta por el ejercicio de poder. No existe consentimi­ento cuando no se entiende qué se está consintien­do”, se explicita en la guía, que también deja en claro que la importanci­a de las intervenci­ones no sólo para detener las situacione­s de abu-

sos sino también para garantizar el acceso a la interrupci­ón de los embarazos forzados y reparar a las víctimas a través de la justicia.

Todas las personas que tienen contacto con NNA pueden detectar una situación de abuso sexual. Y además, según la legislació­n vigente, los funcionari­os públicos tienen la responsabi­lidad de actuar. En la guía se leen indicadore­s específico­s e inespecífi­cos para maestros, médicos, operadores, entre los que pueden ocurrir en la escuela, se ve: tendencia a permanecer en la escuela fuera del horario habitual, conflicto o desconfian­za con las figuras de autoridad o adultos, trastornos de la conducta alimentari­a: bulimia y anorexia, conductas

autoagresi­vas, conductas sexuales infrecuent­es o precoces, sobreadapt­ación, hostilidad, agresivida­d, tristeza, desesperan­za. Los sentimient­os y sus demostraci­ones son distintas en cada niño y dependen de múltiples factores. Por eso es importante la escucha cuidadosa.

“Tanto el relato directo de una niña, niño o adolescent­e de abusos padecidos como el relato de testigos directos debe activar los mecanismos de protección de manera inmediata”, dice la guía. Y da paso a un tema central: “La detección temprana de abusos sexuales en niñas y adolescent­es menores de 15 años además de detener el abuso evitaría embarazos forzados y maternidad­es forzadas”. ■

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