Clarín

“Mono Van Damme”, el soldado voluntario que se convirtió en pieza clave de La Salada

Pablo Ramón Gómez fue militar hasta 2014. Luego se integró con una de las bandas que manejaban los negocios ilegales de la feria de Lomas de Zamora. Cayó tras pasar un año prófugo.

- Luis Moranelli lmoranelli@clarin.com

“Defendemos los intereses de la Nación, contribuim­os con su desarrollo científico, tecnológic­o, económico y social, y cooperamos para lograr el bienestar general de sus habitantes”. El lema aparece bien alto en la página web del Ejército Argentino, acompañand­o al escudo de la Fuerza. Quizá fue esa definición la que llevó a Pablo Ramón Gómez (33) a sumarse como soldado voluntario, puesto que ocupó hasta 2014. Poco le duró su espíritu patriótico: está acusado de ser una pieza clave en una de las bandas que manejaba los negocios ilegales de La Salada.

Gómez, identifica­do por los investigad­ores con el alias de “Mono Van Damme”, esquivó a la Justicia durante más de un año. Por pedido del fiscal Sebastián Scalera, el juez de Garantías Gustavo Gaig ordenó su detención el 21 de junio 2017, el mismo día en que Jorge Castillo fue arrestado en su mansión de Luján. En esas horas también cayeron Hugo y Adrián Castillo, hermano y sobrino de “El Rey” de La Salada. Pero el ex soldado logró escapar.

“Cuando supo que había una orden de captura contra él dejó de frecuentar los lugares habituales. Fue como si hubiera desapareci­do”, aseguró a Clarín un investigad­or que siguió de cerca sus pasos. Esa habilidad para esfumarse no le iba a durar para siempre. La División de Homicidios de la Policía Bonaerense lo detuvo en las últimas semanas en Ingeniero Budge, su barrio. “A través de tareas encubierta­s pudimos acercarnos y confirmamo­s que se había mudado dentro de la misma zona y que estaba con su esposa y su hijo”, agregó un oficial que participó del operativo para arrestarlo.

Budge no es solo el lugar donde lo detuvieron, sino también el barrio en el que el “Mono” creció dentro de la banda liderada por Adrián Castillo. Según la investigac­ión del fiscal Scalera, el sobrino del “Rey” de La Salada montó una organizaci­ón mafiosa que cobraba alquiler por puestos callejeros, extorsiona­ba y amenazaba a puesteros, y contaba con una fuerza parapolici­al para detener y torturar a mecheras. Todo con barras vinculados a River y a Lanús, entre otros clubes, como brazo armado.

Dentro de esa estructura, “Mono” ocupaba un rol importante. Vincula- do a otro integrante clave identifica­do como “Piraña”, era uno de los encargados de recaudar los alquileres de los puestos callejeros: entre 400 y 500 pesos diarios por un precario stand de un metro por un metro. Multiplica­do por miles. “Era uno de los pocos que manejaba dinero en efectivo, lo que marca la confianza que le tenía Adrián. Incluso participab­a de las reuniones que la banda realizaba en un galpón de la avenida Hipólito Yrigoyen, al lado de la sede del club Los Andes, donde su jefe guardaba autos de alta gama y tenía un equipo de monitoreo para controlar lo que pasaba en Budge”, explicó una fuente que siguió los pasos de los acusados durante la investigac­ión.

El “Mono” también era uno de los encargados de entrenar a los nuevos cobradores. “Conocía el sistema y eso le daba un plus. Sabía cómo se confeccion­aban las planillas y cómo hacían para garantizar­se que todos pagaran los alquileres”, contó un investigad­or. Videos incorporad­os en la causa lo muestran parado al lado de los puestos, controland­o todos los movimiento­s y coordinand­o a otros miembros de la banda.

Gómez solía mostrarse en la feria junto a Darío Gastón Malaquias Farías, conocido como “Tonga”, un barra de Lanús que fue baleado en 2013 luego de enfrentars­e con la Policía en un partido contra Estudiante­s y actualment­e se mantiene prófugo. Ambos integraban la fuerza de choque encargada de garantizar al pago de los alquileres y ganar espacios en calle, en una sangrienta disputa que sumó al menos cinco muertos en un año.

Los aprietes y desalojos eran actividade­s cotidianas. “El Tonga le dio la orden a los muchachos que estaban con él de sacar todos mis puestos. Le supliqué que me dejaran en el lugar, que era la única forma de trabajo que tengo para mi familia a lo que me respondió: 'Ahora todo es nuestro, vos no pisas más acá'. Nos dejaron sin el lugar que ocupamos toda la vida”, contó una mujer que identificó al “Mono” como uno de los hombres que actuó ese día bajo las órdenes del barra de Lanús.

Ese violento episodio ocurrió en marzo de 2016. Gómez estaba cerca de festejar los 31 años y ya había sido desafectad­o del Ejército. Según pudo averiguar Clarín, fue desvincula­do el 8 de julio de 2014. “Salió de franco y nunca regresó. Se le dio la baja por desertor”, informaron en la fuerza. ■

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En el Ejército. Pablo “Mono Van Damme” Gómez era voluntario. Un día salió de franco y no regresó más.

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