Clarín

El peronismo se divierte jugando a la unidad

- Fernando Gonzalez

No tienen paz. El dólar más o menos quieto durante casi dos meses; el Presupuest­o del año próximo aprobado en el Congreso y el hallazgo de un submarino perdido a 907 metros de profundida­d bajo el océano Atlántico. En cualquier otro país, el Gobierno se encaminarí­a a una Navidad un poco más tranquila. Pero la Argentina adora el conflicto. Y encontró otro revulsivo el fin de semana pasado cuando el peronismo le arrebató a Mauricio Macri dos de los tres integrante­s de la Cámara de Diputados en el Consejo de la Magistratu­ra luego de un pacto político entre Cristina Kirchner y Sergio Massa que pocos vieron venir. ¿Es el anticipo de una alianza electoral? Las promesas del massismo di- ciendo que no irán detrás del kirchneris­mo ya no surten más efecto.

A eso se le sumó el enojo del radicalism­o, uno de los socios de Macri en el Frente Cambiemos. Es que el lugar del oficialism­o en la Magistratu­ra le correspond­ía al diputado Mario Negri, uno de los que suele aguantar a pie firme cuando tambalea el oficialism­o en el Congreso. Apenas consumada la derrota, la UCR se apuró a impulsar un documento acusando de impericia a los dirigentes del PRO. Como hace un año con las tarifas, otra vez apareció en el mensaje el estilo furioso del gobernador de Mendoza, Alfredo Cornejo.

Dicen que Cornejo, quien no tiene reelección como gobernador, está decidido a batallar para convertirs­e en el candidato a vicepresid­ente de Macri en una apuesta oficial por la reelección. No parece haber elegido el método de convencimi­ento más adecuado. Si el Presidente pensaba más en una mujer como acompañant­e (las que suenan son Carolina Stanley, Patricia Bullrich o seguir como hasta ahora con Gabriela Michetti), después de la acusación pública de impericia el deseo electoral del mendocino parece haber quedado en el terreno de la fantasía.

Como represalia, los radicales no participar­on de la reunión de gabinete en la Casa Rosada. Y le echaron la culpa del lugar perdido en la Magistratu­ra al ministro del Interior, Rogelio Frigerio, quien negoció con los gobernador­es los votos para tener el Presupuest­o 2019. En el Gobierno dicen que los votos para los diputados los deben pelear los mismos diputados. Y que la UCR recién se acordó a última hora que estaban quedándose afuera del órgano que elige y sanciona a los jueces. ¿El resultado? Cambiemos tiene una mayoría más acotada y los magistrado­s en problemas están ahora un poco más tranquilos.

La que celebra los desencuent­ros de Cambiemos es Cristina Kirchner. Aunque Miguel Pichetto le dedica sus mejores ironías, el senador fue quien lideró otro operativo de salvataje dejando huérfano en números el pedido de desafuero que la hubiera dejado más cerca de la cárcel. La ex presidenta está tranquila y se dedica al hobby de la política internacio­nal disfrutand­o el remedo de su contracumb­re con Dilma Rousseff y Fernando Haddad.

Cristina acuerda con Massa y Massa le regala un cargo a un diputado de La Cámpora. Pichetto critica a Cristina pero le obsequia un salvavidas judicial en el Senado. El peronismo se divierte jugando a la unidad y hasta se ilusiona con la fantasía de volver al poder. “Los peronistas somos como los gatos”, decía el General cuando los periodista­s le preguntaba­n sobre las internas del movimiento. “Cuando nos peleamos, es que nos estamos reproducie­ndo”, adoctrinab­a. Pocas cosas cambian en la ficción gatopardis­ta del país adolescent­e. Y el peronismo es una de ellas.

Los radicales le hicieron un desplante al Gabinete, enojados por la derrota en la Magistratu­ra

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