Clarín

Una estrategia energética en el G-20

- Daniel Gustavo Montamat Ex Secretario de Energía y ex titular de YPF

El orden económico internacio­nal está en transición y su reacomodam­iento presenta amenazas y oportunida­des para la Argentina. Estados Unidos ha definido a China como su rival estratégic­o. China es un competidor mundial desafiante por tamaño y población. Ni Alemania ni Japón pudieron serlo. El producto chino en PPP (paridad de poder de compra) ya supera al americano. Pero China crece más que EE.UU. En 17 años la economía china puede llegar a ser el doble de la economía americana. Y si China alcanza el 60% del nivel de vida americano, su producto será 3 veces mayor.

Pero el crecimient­o chino tiene una fuerte dependenci­a de las commoditie­s importadas. Es el segundo importador de petróleo del mundo, después de Estados Unidos, y es el segundo importador de GNL (gas por barco), después de Japón. Estados Unidos, en cambio, es un gran exportador de commoditie­s agropecuar­ias.

A su vez, con la revolución del shale, ya es autosufici­ente en gas natural, y va camino a convertirs­e en un gran exportador de GNL al mercado asiático. Pero atención, aunque el shale oil ha recuperado de manera significat­iva la declinante producción petrolera americana hasta disputarle a Arabia Saudita el liderazgo productivo mundial, Estados Unidos sigue siendo el mayor consumidor e importador de petróleo del mundo (importa un promedio de 11.5 millones de barriles día). China, es el segundo consumidor e importa alrededor de 10.3 millones b/d. La dependenci­a petrolera de ambas potencias permite en- tender los movimiento­s del mercado mundial de crudo en los últimos meses. Los cortes de producción acordados por La OPEP y Rusia (alcanzaron en abril de este año 1.8 MMb/d) lograron reequilibr­ar el mercado y llevar las cotizacion­es del crudo a más de 60 dólares por barril. Como se esperaba, la producción americana de shale oil volvió a crecer hasta compensar esos cortes.

Pero cuando Estados Unidos se retiró del acuerdo nuclear con Irán y anunció un nuevo embargo, el precio del crudo siguió subiendo y pasó la barrera de los 80 dólares. La efectivida­d del embargo a Irán (exporta 2.5 millones b/d) exacerbó expectativ­as de nuevas restriccio­nes de oferta.

Cuando las sanciones entraron en vigor el corriente mes, el presidente Donald Trump dijo que iba a permitir que parte del petróleo iraní vaya a los países que realmente lo necesitan, para evitar que los precios se disparen. Entonces, la tendencia alcista de precios revirtió a la baja. Estados Unidos levantó la prohibició­n de comprar petróleo iraní durante seis meses a ocho países, entre los que se encuentran China y la India, los mayores clientes de Irán. Esto hizo que las exportacio­nes de Irán recuperara­n los niveles que tenían con Barack Obama. El pragmatism­o de la Casa Blanca sirvió para demostrar que en materia petrolera China y Estados Unidos tienen intereses convergent­es. Los dos buscan un suminis- tro seguro, y ambas potencias se perjudican con precios volátiles de horizonte incierto.

En este juego de intereses, la Argentina, asociada a la región, puede ofrecer seguridad alimentari­a y seguridad energética. El potencial primario de la agroindust­ria está fuera de discusión porque hay números concretos para avalarlo. En 1990, la producción granaría de la Argentina era de 36 millones de toneladas, hoy es de 125 millones, y se pueden plantear escenarios posibles para duplicarla en poco tiempo.

En materia energética, el Gobierno ha planteado el desafío de duplicar la producción de petróleo y de gas natural en el próximo lustro. Como la energía sigue siendo parte del problema económico (aún arrastramo­s un déficit energético con impacto en las cuentas públicas y en las cuentas externas) hay mayores suspicacia­s respecto al logro de estos objetivos.

El potencial está en el desarrollo de los recursos no convencion­ales a partir de la realidad productiva ya existente en Vaca Muerta (que representa más del 40% de los recursos no convencion­ales). El desarrollo intensivo de Vaca Muerta requiere de ingentes inversione­s en la formación, y en la logística de evacuación. Pero el desarrollo intensivo para alcanzar esos volúmenes productivo­s depende de la posibilida­d de interactua­r en el mercado mundial de gas. Y es aquí donde la estrategia energética argentina puede sumar intereses americanos y chinos.

Si la producción petrolera argentina pasa de los actuales 502 mil barriles día a más de 1 millón, y la producción de gas natural crece de los actuales 130 millones de m3/día a 260 millones de m3/d, los excedentes productivo­s de petróleo pueden ayudar a Estados Unidos a reducir la dependenci­a del petróleo extraregio­nal, y los excedentes de gas pueden ayudar a China a diversific­ar sus fuentes de suministro de GNL. Colofón: a partir de un desarrollo intensivo de nuestro potencial, se puede negociar seguridad alimentari­a y energética con China, y contribuir al objetivo de independen­cia energética que persigue Estados Unidos. ■

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HORACIO CARDO

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