Penas de amor entre el dolor y el baile
La chilena se sube a bordo de la salsa y el swing para transitar una historia con un final esperanzado.
De un tiempo a esta parte, el nombre de Mon Laferte se fue abriendo paso en el universo del pop latino a fuerza de buenas canciones que desde 2003 fue incluyendo en los cinco álbumes que llevaba editados. Pero ahora, con el flamante Norma en la calle, la cantante, compositora y también actriz nacida en Chile 35 años atrás, parece haber decidido sacudir ese tablero para plantear un nuevo punto de partida, mucho más asociado a los ritmos centroamericanos y latinos.
Pero además, Norma representa en ese desarrollo un salto de calidad que pone a Mon Laferte unos cuantos escalones por sobre el nivel en el que venía transitando.
No se trata de un gesto de transgresión ni mucho menos un trabajo que vaya a revolucionar el universo de la música latina; pero con su nuevo combo de canciones, la cantante deja en evidencia que su puede seguir practicando la creatividad aún dentro del corset de la tradición.
En ese sentido, Funeral está en condiciones de medirse mano a mano en el pelotón de los grandes boleros -tanto en su letra como en sus arreglos respeta a rajatabla los clichés básicos del género-, del mismo modo que El mambo combina con muy buen resultado elementos del mambo y la salsa, género que también manda en Por qué me fui a enamorar de ti.
Sin embargo, los méritos de Norma no se agotan en cuestiones de formas. Al contrario, Norma Monserrat Bustamante Laferte fue algo más allá, y estableció una conexión entre cada una de los temas, que completan una historia de amor con todos sus condimentos.
Del ritmo cumbiero de Ronroneo, que enmarca el rito de la conquista, al de la Cumbia para olvidar; del aire de cha cha cha de No te me quites de acá a la caribeña El beso, pasando por el blues que implora Quédate esta noche, Norma habla de seducción, encantamiento, desengaño, despedida, abandono y dolor.
Nada que otros muchos ya no hayan cantado, pero que Mon Laferte actualiza con un lenguaje que encuentra puntos de referencia en Manu Chao, en Residente, y hasta en Björk, a la hora de rugir. “Te lleno los días/Te espero en la tarde/Esto me huele a macho/cocinado en juguito e’ facho/¿Por qué estás marcando terreno/Si siempre te lleno el vaso, muchacho?”, rapea y canta sin pretender emular a glorias pasadas.
El resto, que no es poco, corre por cuenta del ex Mars Volta y actual At the Drive In, Oscar Rodríguez López, quien a cargo de la producción, y junto al legendario Bruce Botnick en la ingeniería de sonido, redondearon un producto sin fisuras, grabado en vivo con una impecable sección de vientos y percusión, que además de ayudar a ahogar penas, pone a bailar hasta al más deprimido. ■