La OCDE alerta sobre una caída del crecimiento económico global en 2019
Estima que habrá una desaceleración a raíz de la guerra comercial EE.UU.-China y el impacto del petróleo.
El panorama económico mundial que traza la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) es poco alentador. Considera que el año próximo la economía global iniciará una desaceleración como consecuencia de las tensiones comerciales -básicamente la pelea entre Estados Unidos y China-, las con- diciones financieras más estrictas y el impacto de los precios del petróleo.
El informe del organismo, al que se lo conoce como el “club de los países ricos” porque agrupa a Estados que controlan el 70% del mercado mundial, ubica el alza del PBI global de 2018 en 3,7%, pero lo baja dos décimas en 2019, hasta 3,5%. Es la misma cifra prevista para el 2020.
Alerta a todos los países que se preparen para “tiempos más difíciles”, y que jueguen en equipo en vez de emprender una escalada comercial individual. “Estas proyecciones reflejan claramente la necesidad de una cooperación internacional”, declaró el secretario general de la organización, el mexicano Angel Gurría, al presentar los nuevos datos en París.
“Tenemos una situación que puede que no sea ideal, pero no la empeoremos”, sostuvo Gurría, que confió en que la cumbre del G20 en Argentina sea una oportunidad para defender medidas multilaterales y demostrar “que es posible trabajar juntos”
Gran parte del trabajo apunta fundamentalmente contra las políticas proteccionistas del estadounidense Donald Trump, su ofensiva contra China y la decisión de abandonar los organismos internacionales.
Laurence Boone, economista jefa del organismo, recalca que la tensión comercial ha aumentado la incertidumbre para los negocios, sobre todo en zonas estrechamente vinculadas a Estados Unidos y China, y alerta también de un alza de la incerti-
dumbre política y geopolítica en Europa (fruto del “Brexit”), en Oriente Medio y Venezuela.
“El comercio constituye la principal amenaza” para el crecimiento mundial, “y la falta de diálogo es nuestra principal preocupación”, dijo Boone. “El recrudecimiento de las tensiones comerciales podría pesar en el crecimiento de los intercambios y del PBI, y generar todavía más incertidumbre para la inversión de las empresas”, subrayó.
Para Boone, esta guerra comercial entre Washington y Beijing también podría acelerar la inflación -por el efecto que los aranceles tendrían en el precio de los productos-, lo que provocaría un aumento más rápido de lo previsto en las tasas de interés en Estados Unidos.
Un endurecimiento de la política monetaria estadounidense constituye el segundo riesgo más importante para la OCDE, porque “podría acelerar las salidas de capitales procedentes de las economías emergentes y hacer retroceder todavía más la demanda”, alertó Boone.
La tensión comercial comporta un tercer peligro, el de “una neta desaceleración de la actividad en China que golpeará no solo a las economías emergentes sino también a las economías avanzadas”, destacó la economista. La OCDE prevé que el crecimiento del PBI chino será del 6,6 % en 2018 y del 6,3 % en 2019, una décima menos de lo estimado en el informe anterior. En el caso estadounidense, será del 2,9 % este año y del 2,7 % el próximo. Ambos bajan en el 2020 al 6% y al 2,1%, respectivamente.
Preparar el “aterrizaje suave” de la economía en esta coyuntura es necesario, aunque especialmente complicado, lamenta Boone. El organismo económico destaca que el aumento y la mayor volatilidad de los precios del petróleo durante este año, cuando han subido un 30 %, se suman a los desafíos existentes para los importadores de crudo y presentan un riesgo inflacionista.
Sus proyecciones sugieren que la crisis financiera global del 2008, de la que este año se cumple el décimo aniversario, sigue teniendo un efecto adverso en las condiciones de vida en muchas economías, y especialmente en los hogares de ingresos bajos, pese a las políticas aplicadas en algunos países para mitigarla.
Entre sus recomendaciones generales, la OCDE ve como un paso “vital” no repetir errores como la introducción de medidas que contengan las importaciones y destaca que las políticas macroeconómicas deben minimizar la acumulación de vulnerabilidades financieras y garantizar margen de maniobra en caso de futuros reveses. ■