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Londres y la UE reescriben el Brexit y pactan una estrecha relación tras la separación

Otra etapa de un divorcio complicado Un documento de 26 páginas filtrado ayer indica que se busca “un alto nivel de integració­n” entre ambas economías. Y que habrá algunos cambios en el vínculo. Hubo rechazos en el Parlamento británico, que deberá aprobar

- María Laura Avignolo mlavignolo@clarin.com CORRESPONS­AL

La primera ministra británica Theresa May no consiguió convencer una vez más a su propio partido conservado­r en su declaració­n política sobre el Brexit. El debate en la Cámara de los Comunes británica fue feroz ayer y solo dejó en evidencia que el Brexit no será aprobado por el Parlamento británico.

A pesar del empeño, la vocación de servicio y el metalengua­je de la primera ministra May, hoy su país está más cerca de no poder irse de la Unión Europea o enfrentar un segundo referéndum a que progrese el Brexit en la Cumbre de Bruselas del próximo domingo.

El flamante renunciado secretario del Brexit, Dominique Raab, denunció que los “backstops” o salvaguard­as del acuerdo unen a Gran Bretaña a las reglas de la unión aduanera y el mercado único sine die, sin voto y sin voz y con un veto sobre la fecha del divorcio británico. La salida del mercado único y la unión aduanera eran una de las promesas de los Brexitiers.

“La declaració­n política para el marco de las futuras relaciones entre la Unión Europea y Gran Bretaña” fue filtrada a la prensa no bien le pusieron el punto final en Bruselas, ciudad a la que había viajado May para reunirse con el presidente de la Comisión Europea, Jean- Claude Juncker, y discutir el texto final.

En ese documento de 26 páginas, Londres y Bruselas buscan mantener un equilibrio entre mantener la “integridad del mercado único y la aduana común y la indivisibi­lidad de nuestras cuatro libertades: la libertad de movimiento­s, servicios, capital y gente”.

Según ese acuerdo, el futuro de las relaciones europeas deben “respetar” el resultado del referéndum del 2016, incluyendo el final de la libertad de movimiento de personas entre Gran Bretaña y el continente. El documento establece una estructura de cómo serán las relaciones entre el reino y el continente post Brexit. Hasta ahora está aceptado a nivel de negociador­es y a nivel político, pero se necesita que sea aceptado por los líderes europeos.

En la filtración queda establecid­o que Gran Bretaña quiere seguir siendo parte del Banco de Inversión Europea y hace un guiño a los laboristas, para que lo apoyen en su votación en el Parlamento.

La Unión Europea y Gran Bretaña están decididos “a trabajar juntos para determinar las salvaguard­as de las reglas del orden internacio­nal, de la ley y promoción de la democracia, altos estándares de comercio equitativo y los derechos de los trabajador­es, consumidor­es y protección ambiental y cooperació­n contra amenazas internas y externas”, dice el borrador. El derecho de los trabajador­es era una exigencia del líder laborista Jeremy Corbyn.

Con los Brexitiers dispuestos a un voto de confianza que desaloje a Theresa May de Downing Street y los unionistas del DUP irlandés a quitarle la mayoría, el “draft” (borrador) tiene también un cambio de tono para ellos. Van a reemplazar el cuestionad­o mecanismo de la solución de “salvaguard­as o back-stop” en la frontera de Irlanda por un acuerdo alternativ­o, que asegure la ausencia de una frontera en un acuerdo permanente.

En la Cámara de los Comunes, el líder de los Brexitiers Boris, Johnson describió el documento como “una serie de generalida­des y contradicc­iones” y que May “debe tirar a la basura las salvaguard­as del acuerdo porque convierten al Brexit en un sin sentido”.

El acuerdo certifica el fin de la libertad de movimiento­s entre la Unión Europea y el reino, como una forma de “respetar el referéndum del 2016”, al igual que el desarrollo de una política de comercio independie­nte.

El fin de la libertad de movimiento­s viene con consecuenc­ias. Se imponen visas para los viajeros por largo tiempo pero continúan el sistema de “sin visa” para los cortos desplazami­entos. Los acuerdos de movilidad deben ser establecid­os según “completa reciprocid­ad” y por eso se establecer­á poder viajar sin visas para visitas cortas al continente o al reino. El acuerdo utiliza un lenguaje vago en regulacion­es con respecto a la aviación, medicinas y químicos.

Los británicos buscan un acuerdo de libre comercio con la UE y ése es el principal argumento que vendieron en el referéndum del Brexit. En el documento figura que va a haber “un alto nivel de integració­n” entre las economías europeas y del reino y que el futuro de la relación deberá ser con “una alta ambición” y “funcionar en el interés de los ciudadanos de la Unión y de Gran Bretaña”.

Pero un elemento importante: Londres no puede hacer “cherry picking” o elegir las mejores fresas del jardín, como acusó la canciller Ángela Merkel: lo que el reino negocia con Bulgaria vale para Francia o Alemania. La UE sigue siendo un bloque. ■

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REUTERS Explicacio­nes. La premier May, ayer, ante la sede del gobierno, habla a la prensa sobre el Brexit.

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