Clarín

Gallardo Tres años de contrato por cumplir y un plan integral por respetar

El presidente D'Onofrio dijo: “Pase lo que pase no habría que hacerle una estatua, sino dos”. Se le irán jugadores.

- Maximilian­o Benozzi mbenozzi@clarin.com

Desde su llegada, Marcelo Gallardo parece haber marcado un punto de inflexión en la historia de River, que desde hace cuatro años ha sido muy competitiv­o y llegó a jugar 12 finales. Tuvo un sello en el plano internacio­nal, ese que siempre fue tan esquivo para el club de Núñez. De hecho, contabiliz­ando la era moderna (desde 1960 a la actualidad), en cuatro años el Muñeco ganó la misma cantidad (5) de Copas que el equipo de Núñez en 54 años, entre ellas la Libertador­es en 2015. No solo eso. También superó a Boca en los tres mano a mano que disputó antes de esta final. Y es justamente el eterno rival el que lo expone a una gran disyuntiva en la previa al encuentro decisivo, el que definirá al campeón de América. ¿Qué ocurrirá con el Muñeco luego de la superfinal?

“Pase lo que pase, a Gallardo hay que hacerle dos estatuas, no una”, afirmó Rodolfo D'Onofrio. Así, el presidente de River volvió a demostrar que el Muñeco es un símbolo riverplate­nse. Que confía plenamente en él y que lo respalda siempre. Y también exhibe en esa frase que el proyecto que encararon ambos está por encima de un resultado.

Es que la idea no solo contempla al fútbol profesiona­l. Se trata de un plan integral que incluye a las divisiones inferiores y a las infantiles para que River vuelva a tener esa cantera fructífera de la cual, entre otras joyas, salió el propio Gallardo. Y que en un futuro, el equipo titular de Primera vuelva a nutrirse de una buena cantidad de jugadores surgidos en el club.

Ese proceso interesant­e ya está en marcha desde hace dos años, tras la llegada de Gustavo Grossi como secretario técnico del fútbol infanto-juvenil del club.

Entonces, sea cual fuese el resultado, Gallardo tiene la idea de continuar en el banco millonario. Ese proyecto, además, llegó acompañado de una renovación de su contrato por cuatro años, de los cuales aún tiene tres más por delante.

Una derrota en la superfinal sería un golpe durísimo, muy difícil de digerir. Y dejaría una gran herida en un ciclo repleto de mieles. Pero en River tienen claro que no quitará ni borrará lo que Gallardo ganó. Tampoco resquebraj­aría la estructura que armó. En ese caso deberá apelar primero a una reconstruc­ción anímica por sobre todas las cosas para que su equipo siga siendo competitiv­o.

Y si River gana sería el broche de oro para el ciclo de Gallardo. Elevaría al Muñeco a un status de divinidad. Y lo transforma­ría, tal vez, en el DT más importante de la historia del club. De hecho, sería el único en ganar dos Copas Libertador­es. Y queda- ría eternizado como la pesadilla de Boca.

¿Un escenario positivo, con la gloria absoluta sobre su espalda, puede llevarlo a Gallardo a retirarse del banco de River? ¿Qué más tendría por ganar el entrenador? Por su forma de pensar, el Muñeco siempre busca ir por más. En caso de ganar la Libertador­es, tendría por delante el Mundial de Clubes. Antes, la Copa Argentina. Jugará el próximo miércoles la semifinal contra Gimnasia en Mar del Plata. ¿Y después qué?

Si bien Gallardo apuesta al largo plazo como algo macro, dentro de esa estructura hay lugar primero para los objetivos a corto tiempo. Y las ganas de saldar la cuenta de un torneo local también aparecen. Hoy River está lejos de Racing en la Superliga pero debe dos partidos, que serán tres después de este fin de semana.

Gallardo ya sabe que se le irán jugadores importante­s a fin de año como Gonzalo Martínez y Exequiel Palacios. Y tal vez pueda emigrar también Juan Quintero. ¿Qué pasaría si se le empieza a desarmar el plantel? Al Muñeco también lo motiva el desafío de reconstrui­r equipos. De hecho, ya lo hizo en River cuando se desintegró el equipo multicampe­ón de 2014/2015.

Y al llegar diciembre y el fin de año, ¿puede reflexiona­r sobre su futuro en cualquiera de los escenarios? Gallardo admitió hace un mes y medio que hace siempre un balance y le presta mucha atención a lo que siente internamen­te.

Luego aclaró que no piensa en la posibilida­d de irse de River, sino que tiene más que ver con un proceso interno. Diferente es lo que ocurrió hace dos años cuando sí puso en duda su continuida­d y finalmente tomó la decisión de seguir. Y dejó de lado las opiniones de los que le decían que podía correr riesgo el prestigio que había adquirido. Es que Gallardo sabe que en su profesión siempre se arriesga. Pero él no se permite no seguir apostando a ir por más, pase lo que pase. ■

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GUILLERMO. RODRIGUEZ ADAMI Unico. Gallardo quiere ser el primer DT de River en repetir la conquista de la Copa.

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