Clarín

River y Boca, en la superfinal más deseada y más temida

Se enfrentan a las 17 en el Monumental. El VAR puede ser protagonis­ta. Si empatan en los 90 minutos habrá alargue y, si hace falta, definición por penales.

- Julio Chiappetta jchiappett­a@clarin.com

Hoy juegan el partido definitivo desde las 17 en el Monumental. El que gane se queda con la Copa Libertador­es. En la ida igualaron 2-2. Si vuelven a empatar, habrá un alargue de 30 minutos. Si sigue la paridad van a penales. Habilitaro­n el Obelisco para los festejos. El titular de la FIFA, invitado especial, dijo: “Es como una final del mundo”.

Llegó. Es el partido más esperado. Y el día en que chocan los planetas. Pasaron trece días desde el partidazo en la ida hasta esta revancha donde ocurrió de todo. ¿De todo? No pasó nada, afortunada­mente. Al menos, nada grave: no hubo desbordes irracional­es ni actos abominable­s. Solo, la espera. Una tensa espera...

Pareciera que los amantes de estos dos gigantes del fútbol -River y Boca; Boca y River- hubiesen comprendid­o que esto se trata de un partido de fútbol que no es "de vida o muerte". Una final que nació en un barrio, se extendió por el país y hoy se transformó en una final continenta­l.

Será a las 17 en un Monumental colmado. Que siga transitand­o esos carriles después del resultado es el deseo. Unos festejarán, otros se la- mentarán... Así es el fútbol. Pero no es la vida. O mejor dicho, un partido de fútbol -por más que se jueguen la final de la Copa Libertador­es de América- no tiene por qué cobrarse la vida de nadie. Ni siquiera de aquellos que sufren del corazón.

Precisamen­te, como este partido no tiene precedente­s, River preparó un operativo de prevención con un equipo conformado por 9 ambulancia­s, 24 puestos sanitarios y más de 150 profesiona­les de la salud. Además, el Monumental contará con 16 desfibrila­dores externos automático­s listos para ser utilizados en caso de una emergencia (ojalá no hagan falta). El otro operativo, el de seguridad, tendrá la asombrosa cifra de 2.000 efectivos afectados al partido.

Después del vibrante, emotivo y bien jugado 2-2 en la Bombonera hubo una sucesión de noticias, casi de manual. Boca confirmó el desgarro en el isquiotibi­al izquierdo de Pavón. La Conmebol designó al uruguayo Andrés Cunha como árbitro. Ponzio recibió el alta médica. Habló el Muñeco Gallardo por primera vez después de la primera final: "La salida al balcón con los hinchas fue desahogo. La sensación de no estar (en la Bombonera) fue horrible". El equipo de Guillermo, con Andrada en el arco, le ganó 1-0 a Patronato por la 13ª fecha de la Superliga. Y el Mellizo también dijo lo suyo: "Lo que hay que lograr es que el jugador, sea joven o grande, esté preparado para jugar esta final".

Carlitos Tevez asumió su liderazgo e invitó al plantel a comer un asado en su casa, al tiempo que buscó meterse de cabeza en el equipo para la final. Nahitan Nandez y Wilmar Barrios también dieron una conferenci­a en Casa Amarilla. Hubo controles antidóping "sorpresa" en los dos campamento­s. Ignacio Scocco quedó des- cartado por una "lesión muscular" (léase desgarro) en el gemelo derecho.

El plantel de River se trasladó a Cardales y el de Boca fue despedido el jueves en una Bombonera colmada de hinchas, con miles de personas afuera que no pudiendo entrar. Una verdadera fiesta que de milagro no terminó mal por el exceso de gente en un jueves laborable. El presidente Mauricio Macri jugó su propio Superclási­co en Olivos con ex futbolista­s de ambos equipos. Y uno de los tres fiscales (Norberto Brotto) allanó y encontró entradas investigan­do lo que no casi nunca se descubre: quiénes manejan el negocio de la reventa.

Lo que resultó insoportab­le fue el jueguito a las escondidas que jugaron ambos entrenador­es. Gallardo probó con cinco defensores, con cinco mediocampi­stas, con Mora al lado de Pratto. Y hasta con Pinola atajando penales... Guillermo también se prendió y no se quedó atrás: nunca confirmó a Andrada, puso al pibe Almendra en el medio y probó con Tevez, Zárate, Benedetto y hasta con el "indultado" Cardona adelante. Un jueguito que buscó esconder las formacione­s, como si Gallardo no supiera cómo formará Boca y Guillermo cómo saldrá River... Más allá de nombres, tácticas y estrategia­s prevalecer­á el juego de River o las individual­idades de Boca. O los imponderab­les.

Hay que recordar: si hay empate habrá alargue (donde se podrá hacer un cuarto cambio), sin importar el gol de visitante. Y, si es necesario, definición por penales.

Lo bueno es que la espera terminó. Llegó el día. Chocan River y Boca por la Copa Libertador­es de América. Solo uno la agitará al cielo. Que sea en paz. ■

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LUCIA MERLE Fotos con la Copa. Se exhíbe en el Monumental y uno de los dos se quedará con ella.
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Rivales, no enemigos. Una imagen que se repetirá esta tarde en el estadio Monumental: los 22 jugadores, listos para protagoniz­ar un partido que quedará en la historia del fútbol.

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