Clarín

Avanza un acuerdo para moderar las protestas contra la cumbre del G-20

Milman y Pérez Esquivel se pidieron mutuamente que no haya violencia, y que el Estado no reprima.

- Natasha Niebiskikw­iat natashan@clarin.com

Las conversaci­ones entre el Gobierno y las organizaci­ones sociales que convocaron a una masiva marcha anti G-20 y anti FMI justo para el viernes 30 -cuando se encuentren los lí- deres de las principale­s potencias del Grupo de los 20 en Buenos Aires- dieron ayer un paso adelante, y avanza un acuerdo para que no se produzcan hechos de violencia. Así lo confirmaro­n a Clarín, tanto el premio Nóbel de la Paz, Adolfo Pérez Esquivel como el jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Gerardo Milman, las caras visibles del encuentro que tuvo lugar en las oficinas del Servicio de Paz y Justicia (Serpaj).

Pérez Esquivel calificó la reunión que mantuviero­n las partes como “buena y distendida”, pero anticipó que aún tienen que “llegar a acuerdos”. De hecho, se supo que Milman pidió acción para aislar de las manifestac­iones a los grupos violentos, que suelen ir encapuchad­os, con palos y piedras -como ocurrió ocurrió en las recientes protestas frente al Congreso y en las de diciembre pasado- y las organizaci­ones sociales le pidieron que el Estado se comprometa a no reprimirlo­s. El operativo de Seguridad de la cumbre estará bajo las fuerzas federales que comanda Patricia Bullrich. Ahora siguen las negociacio­nes para establecer en qué zona se podrá manifestar, y el martes cerrarán una respuesta mutua.

Pérez Esquivel estuvo acompañado por Nora Cortiñas -Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora-, una parte del colectivo Confluenci­a Fuera G20-FMI y del Encuentro Memoria, Verdad y Justicia. “El Gobierno plantea un área restringid­a, donde no se podrá llegar. Nosotros reclamamos tener las carpas de la Cumbre de los Pueblos en la plaza del Congreso y marchar por Avenida de Mayo al Congreso”, señaló Pérez Esquivel. Los manifestan­tes deben movilizars­e en colectivos, y quieren ir por Avenida de Mayo. Hoy no se puede.

“Tenemos que ver cómo ponernos de acuerdo para que sea una manifestac­ión pacífica y sin violencia de ninguna parte”, agregó. “Nosotros queremos que no haya represión. Nosotros podemos asegurar la no violencia pero de las organizaci­ones en las que participam­os”, se atajó el premio Nobel. Los manifestan­tes se van a encontrar el viernes a las 15 en San Juan y 9 de julio. Milman tuvo un contrapunt­o con una dirigente que se quejó por la falta de funcionami­ento del transporte público y por los cortes de calle. El funcionari­o le echó en cara que “cuando el Estado busca cuidarlos” se quejan y cuando cortan los piqueteros o paralizan el servicio público “lo festejan”.

Uno de los problemas iniciales es que la marcha del viernes 30 la querían hacer en el Obelisco, que estará inaccesibl­e. Ese día, los presidente­s y primer ministro del G20 participar­án del espectácul­o y cena de gala en el Teatro Colón. La zona se encontrará en máxima alerta. Y nadie podrá transitar áreas de una ciudad que quedará sin trenes, subtes ni aeropuerto­s. El Gobierno debe cuidar dos frentes: el externo, ante una ataque terrorista y el interno, que es el más peligroso hoy en los hechos, al presentars­e el peligro de que las protestas sean violentas. La tensión se elevó con los ataques de anarquista­s de los últimos días.

Milman le había enviado al dirigente social una carta diciéndole que era la “intención del gobierno” y del ministerio de Seguridad “garantizar la más absoluta libertad de reunión y expresión en un maco signado por la no violencia y la paz”. Y entre otras palabras se pidió “aislar a los violentos e impedir que vuestros actos y manifestac­iones, que a todas luces son legítimos, sean pervertido­s por unos pocos es una responsabi­lidad compartida”.

Después hubo malos entendidos. En una conferenci­a de prensa esta semana en la que estuvieron Hernán Lombardi (jefe de la Unidad G20) y Guillermo Diétrich (Transporte), Patricia Bullrich dijo que Pérez Esquivel tenía una disposició­n positiva. Y poco después, el Premio Nóbel señaló que no podía hacerse garante de algo que era responsabi­lidad del Estado y que lo que dijo la ministra no era así, que no se habian reunido. Pero siempre se hablaba sobre una carta. Ayer finalmente se reunieron y Milman aclaró que no buscaban que fuera mediador. ■

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DAVID FERNÁNDEZ. Primer encuentro. El jefe de Gabinete del Ministerio de Seguridad, Gerardo Milman, tras reunirse con el Nobel Pérez Esquivel.

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