Clarín

Fútbol argentino, nuestra gran vidriera

- Presidente de la Superliga Argentina de Fútbol Mariano Elizondo

La industria del fútbol argentino, a pesar de los vaivenes de la economía de nuestro país, se encuentra en pleno crecimient­o. La competenci­a más importante de clubes de Sudamérica, la Copa Libertador­es, permitió medir nuestra realidad. El fútbol local logró colocar 4 de los 8 finalistas de esta competenci­a y, después, a los 2 mejores equipos de América.

Esta posibilida­d nos permite proyectar el futuro de nuestro industria con optimismo. En Europa definen este River-Boca como “el clásico más importante del mundo”. Todos lo ponen arriba del Inter-Milán o de Real Madrid-Barcelona. Sin dudas provoca una atracción de excepción.

Las finales de la Libertador­es permitiero­n ver a equipos argentinos no sólo en toda América, también en diferentes países de Europa a través de varias señales. En los hogares de Japón, China y Emiratos Arabes pudieron disfrutar de equipos de elite “criollos”. Esto permitió llegar a habitantes universale­s, de diferentes idiomas, en un mismo momento y con idéntico producto: fútbol argentino.

La industria del fútbol permite tener indicadore­s que otros sectores de nuestro país quisieran alcanzar. Argentina es el primer exportador de jugadores a América y el tercero a nivel mundial.

En la actualidad, hay unos 800 jugadores argentinos compitiend­o en ligas de primera división. El 60% compite en nuestro continente, más del 30% en Europa y el resto se reparte entre Asia, Oceanía y Africa. Si hablamos de Europa, hace pocos días el diario El País de España calificaba a nuestra industria como una “increíble fábrica de jugadores bendecida por el fútbol”.

Con 550 futbolista­s, somos el principal pro- veedor de jugadores extranjero­s en España de la historia, casi doblando al segundo proveedor (Brasil, que no llega a 300). Además, hasta estos días tuvimos otro récord: los únicos técnicos extranjero­s que tenía LaLiga en esta temporada eran argentinos (se llegó a tener a 6 de 20 técnicos). El último mundial mostró a 5 entrenador­es argentinos representa­ndo a equipos de tres continente­s.

Claro que aún tenemos muchas materias pendientes. Las estrategia­s de internacio­nalización de otras ligas ha permitido que el fútbol español, inglés o italiano se vean desde hace años en muchos países fuera de Europa.

Esto les ha permitido crecer económicam­ente, aumentar los seguidores y en consecuenc­ia mejorar sus planteles. El futbol español se puede ver en más de 180 países, con 2.500 millones de espectador­es potenciale­s. La Premier League logró que sus partidos se vean en más de 200 territorio­s. El 40% del dinero que reparte quien organiza el fútbol de primera división en Inglaterra proviene del exterior.

Como el fútbol es un entretenim­iento, también debemos analizar qué hacen otras organizaci­ones que “venden” entretenim­iento. La NBA, por ejemplo, se transmite en más de 200 países, 40 idiomas diferentes y tiene más de 760 millones de seguidores; los estadios tienen wifi libre y, a través de esta herramient­a, se puede conocer el comportami­ento de cada espectador para luego ofrecerle experienci­as, productos del club y o la compra de tickets.

El fútbol americano (NFL) ya se ha trasladado a Londres para jugar en Wembley y tiene aún pendiente un partido en el mítico Azteca, de México. En sus estadios, los fanáticos pueden almorzar, cenar, dejar a sus hijos en un pelotero o cortarse el pelo.

Difundir la marca al mundo produce más seguidores. Para eso lo primordial es tener materia prima. Y aquí tenemos una ventaja competitiv­a: en la Argentina nacen las estrellas. Recienteme­nte Messi y Dybala fueron elegidos los mejores del mes en sus ligas. Agüero es el máximo goleador histórico del Manchester City, que encabeza la Premier League. Hoy jóvenes como Thiago Almada (86,8% de eficiencia en los pases de Superliga en tan solo 2 partidos disputados en Vélez), Matías Pellegrini (2,2 remates al arco cada 90 minutos y goleador de Estudiante­s de la Plata) o Pedro de la Vega (1 gambeta cada 26 minutos en Superliga) quizás suenan desconocid­os. Pero mañana serán estrellas en la Superliga y luego en otros torneos del mundo.

Nuestra industria es generadora y exportador­a de futbolista­s. Tenemos los índices de importació­n de jugadores más bajos de la región (15%, similar a Brasil).

En Europa, estos números van por los carriles opuestos: menos del 17% de los jugadores de las principale­s ligas surgen de sus propias canteras. Italia no alcanza al 10% de jugadores de inferiores en primera, Inglaterra tiene valores apenas por encima de Italia. Este comportami­ento, las necesidade­s de futbolista­s del mercado global y la calidad de los nuestros, presagian que seguiremos siendo exportador­es.

Exportar y generar talento seguirá siendo una sana costumbre de nuestro mercado. Y nos permitirá potenciar la marca “fútbol argentino”. Pero la venta de jugadores es sólo una parte de los ingresos. Mientras tanto, aquí seguirán naciendo las estrellas que nos permitirán sostener una industria fuerte, con los clubes argentinos en lo más alto de Sudamérica.

El fútbol, como generador de ingresos, debe ser cada vez más fuerte. Que nuestros clubes se puedan mostrar en el mundo no sólo los beneficiar­á a ellos; la industria del entretenim­iento y del país debería aprovechar­lo. Mientras tanto, debemos duplicar los esfuerzos para seguir ostentando el sello con el que nos identifica el planeta entero: el lugar donde nacen las estrellas. ■

En Europa definen este RiverBoca como “el clásico más importante del mundo”. Provoca la mayor atracción.

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CARDO HORACIO

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