Clarín

El pequeño enclave que traba la salida británica de la Unión Europea

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La situación de Gibraltar, el peñón situado en el sur de la península Ibérica, es uno de los últimos escollos por superar para aprobar el acuerdo alcanzado entre Londres y Bruselas sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea (UE).

El jefe del Gobierno español, el socialista Pedro Sánchez, avisó que su país vetará la aprobación del acuerdo en la cumbre de la UE de este domingo -y luego hasta puso en duda la realizació­n de la reunión- en caso de que no se modifique la situación de Gibraltar en el texto, algo que, dos dí- as antes de la cita, no ocurrió, y no había señales de que pudiera ocurrir. La jefa de gobierno británica, Theresa May, se mantiene firme en el borrador del acuerdo que se logró tras arduas negociacio­nes entre miércoles y jueves, y que debería ser aprobado por los 27 países miembros del bloque en la cumbre de mañana.

En concreto, el mandatario español quiere que los acuerdos que firmen Reino Unido y la UE sobre el “Brexit” no se apliquen a Gibraltar, salvo que España dé su visto bueno. En cambio, la premier británica quie- re incluir al peñón en la negociació­n.

“Como país, no podemos asumir que lo que vaya a pasar con Gibraltar en el futuro dependa de una negociació­n entre el Reino Unido con la UE”, explicó Sánchez esta semana. “Tendrá que ser algo que definamos, negociemos y acordemos el Reino Unido y España”, agregó.

El peñón, de apenas 6,7 kilómetros cuadrados y unos 30.000 habitantes, situado en el sur de la península Ibérica, está bajo soberanía británica desde 1713. Gibraltar es la última colonia en suelo europeo pero España lo considera como propio.

Gibraltar fue uno de los pilares de la política nacionalis­ta del dictador Francisco Franco que llegó a cerrar la frontera en 1969.

En 1980, con la llegada de la democracia, Madrid adoptó “una actitud pragmática” pero Gibraltar sigue siendo un asunto de enorme importanci­a simbólica, no sólo para España, señala un informe publicado ayer por el Instituto Elcano.

Antes incluso de que empezaran las negociacio­nes del Brexit, el gobierno español arrancó de sus socios europeos el compromiso de que “cualquier acuerdo entre la UE y el Reino Unido no se aplicará en el territorio de Gibraltar” sin el consentimi­ento de España.

Pero la cláusula no aparece en el acuerdo de divorcio entre Bruselas y Londres, lo que encolerizó al gobierno de Sánchez.

Madrid teme que el acuerdo sobre la salida del Reino Unido del bloque termine fijando el estatus de Gibraltar según la visión británica y sin intervenci­ón española.

España introdujo por eso el año pasado una suerte de poder de veto en la UE para cualquier decisión que afecte a Gibraltar, pero considera que un artículo del acuerdo sobre el “Brexit” no deja suficiente­mente claro que el tema del peñón debe ser negociado de forma bilateral entre Madrid y Londres.

Fuentes diplomátic­as en Bruselas aseguraron que los servicios jurídicos tanto del Consejo Europeo como de la Comisión consideran injustific­ados los temores de España. Todas las partes trabajaban ayer sin pausa en un intento final para acercar posiciones y solventar uno de los últimos obstáculos para la aprobación del acuerdo el domingo. ■

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