España apuesta a la inversión en Cuba y a fortalecer los vínculos comerciales
El presidente español selló nuevos acuerdos con Díaz-Canel. Así se diferencia de la política de Donald Trump.
El gobierno de España anunció que intensificará las inversiones en Cuba y profundizará el vínculo comercial con la isla, marcando así un fuerte contraste con la política restrictiva que está llevando a cabo el estadounidense Donald Trump desde que llegó al poder.
El socialista Pedro Sánchez, el primer jefe de gobierno español que visita oficialmente Cuba en 32 años, dio su total apoyo a la apertura económica de la isla comunista. Especialmente apuntó a la necesidad de profundizar las inversión extranjera para encaminar el crecimiento económico de la isla, lo que muchos leyeron como el deseo de Madrid de establecer un puente con los países que integran la Unión Europea.
“Ha pasado mucho tiempo, creo que demasiado, desde la última vez que un presidente de España ha venido a Cuba para mantener una reunión bilateral”, dijo en el segundo día de su visita ante un foro de representantes de 200 empresas de ambos países, entre ellas la gigante de telecomunicaciones Telefónica y la aerolínea Iberia.
“Es importante hacer un balance de los éxitos de nuestras empresas y los problemas pendientes por resolver, pero mi presencia aquí debe ir mucho más allá, debe ser un mensaje de seguridad. Los obstáculos que encontramos en el camino no van a impedir y tampoco van a ralentizar el aumento de los lazos comerciales y de inversión de nuestros dos países”, remarcó Sánchez.
España es el tercer socio comercial de Cuba detrás de China y Venezue-
la, con un intercambio de 1.300 millones de dólares en 2017. “Somos el principal socio europeo de la isla, con una cuota del mercado cercana a 40%”, dijo Sánchez, y remarcó que “el gobierno español va a seguir impulsando las inversiones en Cuba”.
El gobierno cubano recibió de brazos abiertos el renovado interés de España. “Se fortalecen las relaciones entre Cuba y España”, escribió en Twitter el presidente cubano Miguel Díaz Canel, quien calificó de “cordial” la entrevista mantenida con Sánchez en el Palacio de la Revolución.
Un detalle marca el interés del presidente español de diferenciarse de Trump. Sánchez y Díaz-Canel se en- contraron con los empresarios en el hotel Gran Packard, administrado por la española Iberostar, que la semana pasada fue incluido entre la lista de lugares prohibidos por la Casa Blanca para la visita de estadounidenses.
En medio de una prolongada crisis, Cuba precisa dinero fresco y aplicará desde febrero una nueva Constitución, más abierta al capital extranjero. La isla sufre la debacle de Venezuela, uno de sus principales socios comerciales y proveedor de petróleo, y se acaba de cancelar un programa de envío de médicos a Brasil que le reportaba unos 400 millones de dólares anuales.
En Madrid, la vocera del gobierno español, Isabel Celaa, reforzó la idea conseguir un acercamiento más estrecho con toda Europa. “Es sin duda uno de los viajes más importantes realizados por el presidente. España es puente de relaciones entre Cuba y la Unión Europea”, dijo.
Los europeos ocupan de esta forma el vacío dejado por Estados Unidos desde que el año pasado Trump frenó el histórico deshielo de las relaciones con Cuba, impulsado por su antecesor demócrata Barack Obama.
Los empresarios ibéricos tienen fuertes inversiones en hotelería y turismo, pero ahora, por lo que explicó Celaa, se expandirá a “energías renovables” y “agroindustria”.
Hubo un tema espinoso: la deuda que mantiene el gobierno cubano con las empresas españolas por la falta de liquidez. De acuerdo a diversas fuentes, se trata de alrededor de 340 millones de dólares. Sánchez afirmó que trató el tema con Díaz-Canel. “Es necesario dialogar para encontrar una solución a los impagos”, sostuvo el mandatario español, y agregó que La Habana se comprometió a dar “una respuesta pronta”.
El otro problema tiene que ver con los derechos humanos. Sánchez se ubica en la línea de la Unión Europea (UE), que ha firmado un acuerdo de diálogo político y cooperación con Cuba y que promete ser intransigente sobre la libertad política y respeto a los derechos humanos. Sánchez dialogó sobre este aspecto con Díaz-Canel, pero significativamente se negó a mantener reuniones con grupos disidentes cubanos. ■