Clarín

Las reuniones de reconcilia­ción de Cristina: gestos para Menem y Massa

El Instituto Patria, su departamen­to y un bar de Almagro, los lugares donde estuvieron Daer y Facundo Moyano.

- Pablo de León pdeleon@clarin.com

“¿Querés tomar un té, querés tomar, café, querés un sanguchito?”, recibe Cristina Kirchner a quienes la visitan su departamen­to de Uruguay y Juncal o en el búnker K de la calle Rodríguez Peña 80, el Instituto Patria.

La ex presidenta ha desatado, en los últimos meses, su propio proce- so de reconcilia­ción y suma, día a día, más citas políticas con dirigentes con los que estaba distanciad­a. ¿Cuáles son las razones políticas de esas componenda­s? Ella esgrime, como reiteró en su última aparición pública en la “contracumb­re al G-20” realizada por CLACSO en el estadio de Ferro, que el momento histórico requiere de un frente anti Macri lo más amplio posible. “Porque el de Mauricio Macri es el peor gobierno de la historia”, señala ante sus interlocut­ores.

Por eso, el Instituto Patria, su departamen­to y un bar de Almagro, son los lugares habituales donde la senadora se encuentra y dialoga, sin vehemencia sino con cordialida­d, con quienes quebró lazos. El primero en volver al redil fue Alberto Fernández, ex jefe de Gabinete de Néstor y suyo, quien se fue de ese cargo tras la crisis con el “Campo”, en julio de 2008.

Ahora, Fernández es uno de sus operadores -pese a la desconfian­za de los K de paladar negro- y es de los más activos a la hora de atraer a quienes mantienen rencores con CFK. Otro que volvió a la majada es Felipe Solá. El diputado que se fue del bloque de Sergio Massa negó bastante su acercamien­to a Cristina, que fue revelado por Clarín, y la semana pasada volvió a hablar con la ex Presidenta en su despacho del Patria.

Quien ya es habitué del Patria es Juan Grabois, el jefe de la CTEP y ahora, creador del Frente Patria Grande. Luego fue el turno del Movimiento Evita, donde tés mediantes, la sena- dora escuchó críticas y objeciones de Emilio Pérsico y Fernando “Chino” Navarro que en las elecciones de 2017 jugaron con Florencio Randazzo.

Cristina también escuchó, condescend­iente, las observacio­nes en el Patria de Facundo Moyano, otro dirigente que se alejó de su lado con fortísimas críticas a La Cámpora, aunque ahora recompuso ese vínculo.Pero no con todos, como el caso de Andrés “Cuervo” Larroque, quien le quitó el saludo cuando el sindicalis­ta de los peajes se alejó de los K.

El diálogo fue más sosegado cuando Cristina se vio con Héctor Daer, uno de los jefes de la CGT, y cuyo jefe político es Carlos West Ocampo: “Carlin” es el histórico líder de los trabajador­es de Sanidad y avaló el encuen- tro más allá de ser un duro crítico del kirchneris­mo.

El dato que a ninguno de sus recientes visitantes escapa es que “no putean a nadie: ni a Massa ni a Urtubey”, aseguraron a Clarín cuatro de los dirigentes “reconcilia­dos” que la vieron en los últimos dos meses. Ese esquema es funcional a sumar a todos en “pos de la unidad”, algo que pregonan desde Cristina hasta su hijo Máximo, habitual interlocut­or de Massa y clave a la hora de operar políticame­nte con los intendente­s y dirigentes de la provincia de Buenos Aires, distrito donde el joven buscará su reelección como diputado.

Una muestra palmaria de que la pacificaci­ón es la línea adoptada hoy por Cristina es la cena que mantuvo el último lunes con el escritor Jorge Asís. Tras el acto en Ferro, ella fue hasta el barrio de Almagro y en el “Café Las Palabras”, propiedad del peronista porteño Eduardo Valdés, se reconcilió con el ex funcionari­o menemista.

En una charla de casi tres horas, además de esbozar críticas feroces a Macri, Cristina y Asis retomaron el vínculo. “Hace mucho que no nos vemos, Jorge”, lo recibió con un abrazo la ex Presidenta. “Bueno, ustedes no me querían mucho que digamos”, respondió Asís. “Es que vos escribías y decías cada cosa”, retrucó ella.

Entre los platos de una cena con varias personas más, Cristina intentó recomponer lazos con quien fuera jefe político de Asís, Carlos Menem. “¿Cómo está Carlos con esto del hijo?”, consultó Cristina tras la operación que Máximo Menem Bolocco afrontó en Chile por un tumor. “Está grande, por suerte pudo viajar”, contó, familiar, Asís sobre el viaje relámpago del riojano hasta Santiago de Chile. Y allí, CFK le mandó un mensaje de definitiva pacificaci­ón: “A Carlos siempre lo quise mucho, lo quiero y visto ahora a la distancia, no fue un mal Presidente”, fue el recado que se llevó Asís para su amigo, el también senador nacional Menem.

Ese bar de Almagro también es escenario de encuentros de la esposa de Néstor Kirchner con empresario­s, hombres de medios y periodista­s, entre los que tuvo su rato de charla el conductor de “Animales Sueltos”, Alejandro Fantino, con una merienda el pasado 7 de noviembre. Clarín pudo confirmar los encuentros con Asís y Fantino con cinco fuentes, una de ellas del Grupo América. ■

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ROLANDO ANDARDE Dejar atrás el pasado. Con una elección a la vista, Cristina Fernández busca reparar viejas heridas con EX colaborado­res.

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