Clarín

El 27% de los motociclis­tas que murieron en accidentes en la Ciudad había tomado alcohol

Las víctimas superaban el límite de 0,2 gramo por litro de sangre. Para quienes manejan motos, beber es una conducta peligrosa porque disminuye sus reflejos.

- Pablo Novillo pnovillo@clarin.com

Para manejar una moto hay que tener equilibrio, destreza para maniobrar, reflejos rápidos y buena vista. Todas habilidade­s que se pierden si se bebe alcohol. Pero muchos no lo entienden. El 27% de los motociclis­tas que murieron en accidentes viales en la Ciudad había tomado, e incluso presentaba niveles de alcoholemi­a muy superiores al límite legal.

Así lo indica un informe oficial del Observator­io Vial de la Ciudad. Las estadístic­as no son estimacion­es, sino que revisaron qué constaba en cada una de las causas judiciales que se abrieron en todos los casos de muer- tos en la vía pública durante 2015 y 2016. Es la primera vez que se hace un estudio de este tipo para determinar la presencia de alcohol en la siniestral­idad vial en Buenos Aires.

La Ley Nacional de Tránsito establece que la alcoholemi­a máxima para los motociclis­tas es de 0,2 gramo de alcohol por litro de sangre. Es un límite más estricto que el 0,5 gramo que se les permite a los automovili­stas, y esto se debe justamente a que conducir una moto es más riesgoso, entre otras cosas porque los motociclis­tas no tienen más protección que el casco y su capacidad de reacción.

Pero el alcohol está muy presente. De acuerdo a las estadístic­as, de los 83 motociclis­tas muertos que hubo en el período analizado, 22 habían tomado. A esta cifra se le podría agregar los dos casos de motociclis­tas con alcoholemi­a positiva que no falleciero­n pero sí participar­on en accidentes y quedaron imputados en las causas judiciales.

Ese 27% de casos entre los conductore­s de motos es casi igual al 25% que se dio entre los automovili­stas. En peatones, el porcentaje fue del 15% y en ciclistas, del 20% (pero con muchos menos casos, sólo 10 fallecidos).

Se cuentan tanto las víctimas que murieron por un error propio como de terceros. Y es que en el caso de los motociclis­tas el riesgo de conducir alcoholiza­do se multiplica porque la muerte se puede producir por una mala maniobra propia o por no poder reaccionar a tiempo y eficazment­e si otro conductor comete un error y provoca el accidente.

Otro dato que sorprende es que los motociclis­tas superaban por mucho el tope de 0,2 gramo por litro de sangre. De hecho, el dosaje promedio de alcoholemi­a fue de 1,29 gramo, casi seis veces y media más. Esto demuestra, indudablem­ente, la falta de con- ciencia sobre el riesgo de manejar alcoholiza­do.

“Con 0,3 de alcoholemi­a ya se pierde hasta un 10% de los reflejos y la capacidad de reacción. Por eso, 1,29 gramo por litro de promedio en los dosajes es una barbaridad. Las personas no se dan cuenta del peligro. Los argentinos son insensible­s a los riesgos del alcohol en la conducción, les parece que si toman no pasa nada”, advirtió Fabián Pons, del Observator­io Vial Latinoamer­icano.

La situación es preocupant­e. “Los resultados requieren atención urgente. Hay una serie de buenas prácticas que la Ciudad puede implementa­r para reducir la incidencia del alcohol, como aumento de impuestos, límites a la publicidad, reducción de tiempo de apertura para la salida de alcohol y restriccio­nes a la venta a menores”, comentó Margie Peden, jefa del programa global de lesiones de The George Institute for Global Health, del Reino Unido, en referencia a la presencia de alcohol en los accidentes en general en la Ciudad.

El contexto no ayuda, por diversos motivos. Primero, cada vez hay más gente que maneja motos: el año pasado se patentaron un 30% más de motos en la Ciudad, casi 66 por día, según un informe de la Cámara de Fabricante­s de Motovehícu­los. Segundo, porque el alcohol está muy presente en general en el tránsito, no sólo en las víctimas. De hecho, las estadístic­as oficiales indican que hay un control positivo de alcoholemi­a cada dos horas.

Así se llega a las estadístic­as luctuosas: el año pasado hubo en la Ciudad 56 motociclis­tas muertos, un

Los conductore­s de motos encabezan el ránking de fallecidos en siniestros viales.

39,3% del total, una cifra en línea con lo que pasa en el todo el país (38% de las víctimas). Los conductore­s de motos encabezan el ránking de víctimas fatales.

“El consumo de alcohol es una de las principale­s causas de siniestral­idad fatal. Trabajamos reforzando controles en calle y realizando acciones de concientiz­ación, pero es clave la importanci­a del cambio de hábito. El alcohol y el volante nunca son compatible­s”, sostiene Paula Bisiau, subsecreta­ria de Movilidad Sustentabl­e y Segura de la Ciudad.

Por lo pronto, en la Secretaría de Tránsito y Transporte de la Ciudad aseguran que en lo que va del año realizaron más de 173.000 controles de

alcoholemi­a (sumados autos y motos), lo que significa un incremento del 22% respecto de igual período del año pasado. Esto se logó porque pasaron de 12 a 25 puestos de control callejero los fines de semana. En la Ciudad trabajan 2.750 agentes del cuerpo de control de tránsito.

Los test positivos fueron 3.186, el 1,8% del total, lo que puede parecer poco pero significa que se detecta, en promedio, un conductor alcoholiza­do cada poco más de dos horas. El dosaje promedio fue de 0,85 gramo de alcohol por litro de sangre. En el 86,2% de los casos, los conductore­s que dieron positivo fueron hombres. También hubo 1.819 positivos en controles de drogas. ■

 ?? ALFREDO MARTÍNEZ ?? Pérdida de reacción. Con apenas 0,3 gramo de alcohol por litro de sangre ya se pierde un 10% de reflejos, según explican especialis­tas en seguridad vial.
ALFREDO MARTÍNEZ Pérdida de reacción. Con apenas 0,3 gramo de alcohol por litro de sangre ya se pierde un 10% de reflejos, según explican especialis­tas en seguridad vial.

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