Clarín

Las 10 claves para entender por qué terminó en un bochorno mundial

Del operativo que falló el sábado a la presión de la Conmebol para jugar el domingo y al pacto que rompió Angelici.

- Daniel Avellaneda davellaned­a@clarin.com

La final del mundo ni siquiera estuvo a la altura de un picado de barrio. Basta con repasar diez razones para explicar por qué el Superclási­co que definirá la Libertador­es pasó a ser un bochorno mundial.

1) Ataque y deficiente operativo

La emboscada al micro de Boca fue el origen de todos los males. Se sospecha que la agresión fue orquestada por Los Borrachos del Tablón y tuvo que ver con el allanamien­to que se hizo el viernes en el domicilio de Caverna Godoy, capo de la barra. Incautaron 7 millones de pesos y 250 entradas para su reventa.

2) Discrepanc­ias médicas

Boca entró al vestuario atribulado. Conmebol envió a sus facultativ­os para constatar la lesión de Pérez. Y el titular de la comisión médica, Osvaldo Pancracio, no halló razones sufi- cientes para suspender la final. El doctor Jorge Batista acompañó al capitán y al pibe Lamardo al sanatorio Otamendi con problemas oculares. 3) Rosca y presiones

Mientras Pérez viajaba a la clínica, los dirigentes eran protagonis­tas de reuniones calientes. Infantino y Domínguez bajaron del palco y se juntaron con Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio. Los presidente­s de Boca y River discutiero­n. “El fútbol no para. Hay que jugar”, bramó el suizo que conduce la multinacio­nal de Zurich. 4) Desborde y preocupaci­ón

Se cerraron las puertas y seis horas estuvieron retenidos los hinchas. Dos veces se cambió el horario de comienzo. Cuando la gente quiso irse del estadio, se encontró con energúmeno­s que quisieron entrar de prepo a la cancha y les robaron sus tickets. Fuentes de Seguridad calculan que hubo “20 mil personas sin entradas”. Sólo hubo 56 detenidos.

5) Los técnicos coincidier­on Gallardo y Guillermo no se vieron hasta el anochecer del sábado, cuando ya se había vaciado el estadio. Pero ambos coincidier­on. Mientras el Muñeco se reunión con el vicepresid­ente Jorge Brito y le pidió no jugar el partido bajo esta coyuntura, el Mellizo le insistió a Angelici que no es- taban dadas las condicione­s de jugar. Los futbolista­s también. A esa hora, Pérez regresaba a Núñez con un parche en el ojo.

6) Un acuerdo pour le gallerie Infantino y Domínguez insistiero­n con la postura de jugar o jugar. Angelici no quería saber nada. River acompañaba la decisión de Boca, pero Conmebol presionaba. Entonces, se firmó un “pacto de caballeros” para jugar el domingo a las 17. El presidente de Boca ya sabía que no lo respetaría. 7) Clausura e intereses políticos

La Agencia Gubernamen­tal de Control (AGC) le bajó la persiana a la cancha por exceso de público. Los dirigentes de River pagaron la multa y lograron la apertura del estadio con celeridad. Sospechan de la relación que tiene Angelici con Martín Ocampo, ministro de Seguridad de la Ciudad. Son compadres.

8) Madrugada caliente en Boca

Ya habían escuchado a Carlos Tevez: “Lo que hace la Conmebol es una vergüenza. Que le den la Copa a River y listo”. Los hinchas se manifestar­on en las redes sociales. Y los dirigentes más cercanos le dijeron a Angelici que no se podía dejar “dormir” por D’Onofrio: “Si ellos fueron al escritorio en 2015, esto es exactament­e lo mismo”. Y creció la idea de solicitar los puntos y la entrega del premio. 9) Otra cumbre de Conmebol Hubo una reunión en el hotel Alvear Icon Puerto Madero con Infantino, Domínguez y Claudio Tapia. Todos estaban enojados con Angelici por quebrar el pacto. El presidente de AFA recomendó no jugar el partido. Y citaron a los presidente­s de ambos clubes a Paraguay.

10) Suspensión y escritorio Domínguez confirmó la postergaci­ón sin rubores. El jefe de Gobierno Porteño, Horacio Rodríguez Larreta, le echó la culpa a la “estupidez humana” y a “las mafias de las barras”. Boca irá a Asunción decidido a pedir los puntos. D'Onofrio aseguró que el partido se jugará "en River y con público". ¿Será así?

La Superfinal, ese partido de nunca acabar, continuará mañana en Asunción. La pelota está en poder de los hombres de traje y corbata. Los jugadores, verdaderos protagonis­tas, serán actores secundario­s. Algo anda mal, está claro. ■

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TWITTER Zona liberada. Una imagen del micro de Boca con los jugadores tomada desde arriba, indefenso en medio de los hinchas-barras de River.

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