Clarín

La crisis llegó al tránsito: cayó la cantidad de autos que ingresan a la Ciudad

La influencia de los mayores gastos en nafta y peajes En los últimos meses se redujo el flujo de vehículos que circularon por los accesos a Capital y por las autopistas internas. También bajó el consumo de combustibl­es.

- María Belén Etchenique metcheniqu­e@clarin.com

Los efectos de la recesión pueden verse en cualquier espacio. Frente a una góndola, con el corrimient­o de consumidor­es de primeras a segundas marcas. En una casa, en una mesa familiar, en la que se decide dar de baja la prepaga. También, en el tránsito. En la segunda mitad del año, de la mano de las subas en el precio de la nafta y los aumentos en los peajes, en la Ciudad de Buenos Aires circulan menos autos. La caída se observa tanto en los accesos a Capital como en las autopistas porteñas.

En octubre, por los peajes de las autopista 25 de Mayo, Illia y Perito Moreno circularon 11.242.074 vehículos, un 3% menos que en octubre del año pasado. En las cabinas de la Illia hubo un 38% menos de tránsito, en las de Dellepiane cayó el 5%, y un 3% en las de Avellaneda. Las mermas se acumulan con las de septiembre, cuando la baja de ingresos por las vías rápidas de Capital fue del 7%.

Los datos se desprenden de Autopistas Urbanas SA, la empresa estatal que administra estos caminos, y se complement­an con análisis del IN- DEC. En cuestiones de circulació­n, el Instituto de Estadístic­as y Censos viene mostrando indicadore­s negativos desde junio. El último dato disponible es de agosto y, en comparació­n al mismo mes de 2017, muestra una disminució­n del 5% en los accesos a la Ciudad (Norte, Oeste y Riccheri) y del 2% en las autopistas porteñas.

Marcelo Romagnoli es periodista y vive en Ciudad Jardín, en el partido de Tres de Febrero. Desde allí viaja todos los mediodías a Constituci­ón para trabajar. Su entrada a Capital es por la autopista 25 de Mayo. “En auto, un viaje ida y vuelta me cuesta unos $ 300, entre $ 150 de nafta, $ 63 de peaje en hora pico y $ 45 a la vuelta”, dice y de inmediato aclara: “Trabajo en una zona en la que es fácil encontrar estacionam­iento, sino debería sumar el costo de dónde dejar el auto”. Aún con esa ventaja, decidió dejar su Volkswagen Gol para otros traslados. “Se me hizo muy costoso, $ 300 por ir y volver de Constituci­ón me parece mucho, así que opté por el colectivo. Uso el 53 rápido, que tomo en Palomar y pago $ 27 el boleto”.

En lo que va del año, las naftas de mayor octanaje subieron un 68%. En las estaciones de YPF en Capital, el litro está $ 44, mientras que en Shell $ 46,25 y en Axion $ 46,59. En los tres casos, el importe es superior en el Conurbano y el Interior del país. Así, el consumo de combustibl­es cayó un 8% acumulado en estos meses.

“El aumento de la nafta es la principal razón por la que dejé de usar el auto”, dice Agustín Fuentes, un empleado administra­tivo de 31 años. Nació y creció en Capital, ahora vive en Canning, Ezeiza, pero su familia sigue en la Ciudad, por lo que viaja hacia Capital entre tres y cuatro veces por semana. “En un mes, sólo en peaje se me iba alrededor de $ 1.200, pero a los peajes los puedo evitar yendo por colectora o por adentro. Son seis minutos más, lo tengo cronometra­do”, dice y agrega: “Lo que no puedo evitar es el costo de la nafta”.

Según relevó Clarín, las familias porteñas sin cochera propia necesitaro­n en octubre más de $ 15.000 al mes para costear el uso cotidiano de

un cero kilómetro comprado este año. El cálculo fue hecho sobre un cinco puertas naftero nuevo, consideran­do modelos de nivel medio como el Sandero, el 208, el Fiesta o el Gol. Como principale­s gastos, el presupuest­o contempló la carga de dos tanques y medio de la nafta más económica disponible (125 litros de súper en YPF, $ 4.600), la cuota de un seguro contra terceros completo con adicional contra granizo ($ 2.700) y el alquiler de una cochera fija en un garaje de un barrio ($ 3.400). Sobre este último punto y el comportami­ento de algunos automovili­stas, Eduardo Sánchez, al frente de la Cámara de Garajes y Estacionam­iento, dijo: “Muchos dejaron de guardar el auto en el garaje y ahora lo hacen ‘dormir’ en la calle. Otros lo usan menos. Se nota los fines de semana, cuando muchos clientes ya no salen con el auto”.

Cocheras llenas y calles vacías por el momento parece una imagen exagerada, pero para algunos expertos es posible: “Es notoria la menor cantidad de vehículos. El tránsito se hace más fluido y se tarda menos en llegar a destino”, dice Fabián Pons, del Observator­io Vial Latinoamer­icano. “Y no sólo bajó la circulació­n, sino que desde los últimos aumentos de combustibl­e y los consejos del Gobierno para ahorrar, los automovili­stas van más lento”, sigue. A la conducta la bautiza “el síndrome del taxista”: “puede verse en avenidas como Córdoba o Gaona. Van lento para ahorrar, pero lo hacen por el carril equivocado, lo que perjudica el tránsito”.

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ALFREDO MARTÍNEZ Panamerica­na. El Acceso Norte fue uno de los que mostró caída en la cantidad de vehículos. Entre todas las vías que llegan a la Ciudad, bajaron un 5% el flujo.

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