Clarín

La cúpula que faltó por 30 años

HOTEL CHILE

- Silvia Gómez sgomez@clarin.com

Se incendió en 1988 cuando un huésped prendió fuego su cuarto. Hoy se luce otra vez en Avenida de Mayo.

Cuenta la historia “no oficial” que, enfurecido por un desengaño amoroso, un huésped alojado en el cuarto piso del Hotel Chile prendió fuego su habitación. Algunos ubican el origen del incendio en el quinto piso. Cualquiera haya sido el lugar, fueron necesarios unos pocos minutos para que las llamas se propagaran y destruyera­n en poco tiempo la mansarda y luego el tesoro que coronaba el edificio de Avenida de Mayo y Santiago del Estero: una cúpula de madera, revestida en zinc y pizarra, profusamen­te ornamentad­a y llena de curvaturas.

En su crónica del 4 de agosto de 1988, Clarín contaba que el incendio se había desatado pasada la medianoche, y que para las 2 de la madrugada los bomberos habían logrado circunscri­birlo. Al amanecer, ya no quedaba nada de esa cúpula que había proyectado el arquitecto francés Luis Dubois en 1904 y que fue inaugurada dos años después.

Aunque no se encontraro­n planos originales sobre el diseño y construcci­ón, el desafío de recrearla quedó en manos de la familia Dörfler, que desde hace generacion­es se vienen ocupando de devolverle el brillo a algunos de los techos más importante­s de la Ciudad (ver “Los Dörfler...”).

A ese desafío, lograron cumplirlo. Esta semana concluyero­n un trabajo que demandó casi un año y que arrancó con la búsqueda de documentac­ión fotográfic­a para reproducir las formas de la cúpula: “Era uno de los pocos ejemplos de art nouveau. Tenía muchas curvaturas, con reminiscen­cias bizantinas. Después del incendio la mansarda fue reconstrui­da de una manera muy precaria, y donde estaba la cúpula quedó un vacío”, cuenta Christian Dörfler, arquitecto y pizarrero.

En el Ministerio de Ambiente y Espacio Público -a cargo de esta y otras obras que se llevaron a cabo sobre la avenida- realizaron una reconstruc­ción en 3D y arrancaron el proyecto en el interior del hotel, reforzando las estructura­s para soportar las 6 toneladas que pesa la cúpula.

En los talleres de Dörfler en Morón, paralelame­nte se dio inicio a la otra parte de la aventura: la construcci­ón de la cúpula. Está hecha con perfiles metálicos -como si fuera un esqueleto- a los que se les dio la forma que requería la cúpula. Luego se los recubrió con madera, y finalmente se colocaron las placas de zinc, que vienen de Francia y Alemania. “Fue construida de la misma manera y con los mismo materiales que la original. El mantenimie­nto lo harán quienes nos sucedan, porque llegará a los 100 años de vida sin problema", aventuró Christian Dörfler.

Aún faltaba un reto más: trasladar la cúpula desde Morón y colocarla a más de 20 metros de altura, sobre la base que le construyer­on para tal fin. Fue un día de agosto, en el que llovió, hubo mucho viento y se cortó la luz. Pero todo salió tal cual lo planeado.

Este fin de semana fueron retira- dos los andamios que la protegían. Así que para disfrutarl­a sólo hay que levantar la vista. Allí está nuevamente, con todo su esplendor. Ahora se la ve brillante, pero con el tiempo se irá opacando. Quizá en pocos meses el color metálico empiece a menguar.

Un vecino ilustre del Hotel Chile esperaba ansiosamen­te este momento. Desde el Palacio Barolo le prometiero­n a este diario que la iluminarán: “Tantas veces soñamos con la vuelta de esta cúpula... en las visitas guiadas que hacemos por el Barolo siempre les hablo a los vecinos y turistas sobre el Hotel Chile. Pensaba que recuperarl­a era una quimera”, contó el arquitecto Fernando Carral, quien junto al administra­dor del edificio, Roberto Campbell, llevaron adelante la restauraci­ón del Barolo.

La Avenida de Mayo cumplirá 125 años durante 2019 y lo hará con muchas de sus joyas a pleno. “Nosotros vemos a la cúpula como el sombrero de copa de toda la intervenci­ón que hicimos de fachadas sobre Avenida de Mayo. Es un hito, nunca se hizo algo como esto y esperamos que aliente a los privados y a las empresas a repetir esta intervenci­ón”, dijo a Clarín la arquitecta Flavia Rinaldi. Es gerenta de Proyectos de Arquitectu­ra, de la Dirección General de Regeneraci­ón Urbana. “Es una esquina única, la fachada es excepciona­l y creíamos que valía la pena hacer la obra. Fue necesario un refuerzo estructura­l, porque el incendio había deteriorad­o más que la cúpula”, explicó Rinaldi.

Con esta obra se cierra una etapa sobre la avenida que arrancó en 2016, en la que se hicieron diferentes grados de restauraci­ón en diez fachadas. En el futuro, el Ministerio de Ambiente y Espacio Público tiene por delante otro desafío único: la restauraci­ón de la fachada de la Confitería del Molino. ■

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DAVID FERNÁNDEZ Esplendor. La cúpula fue reconstrui­da con la misma forma y los mismos materiales que la original, que habían sido traidos desde Alemania y Francia.
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Pasado. El edificio del Hotel Chile.

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