Clarín

Boca y River, en guerra declarada por una final que nadie sabe si se podrá jugar

Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio, sin diplomacia. Hoy se encontrará­n en la sede de la Conmebol con las posiciones enfrentada­s: Boca quiere los puntos; River, jugar.

- Adrián Maladesky amaladesky@clarin.com

Si alguna vez la guerra fue fría el deshielo ya es imparable y puede derivar en una ruptura definitiva. River y Boca, Rodolfo D’Onofrio y Daniel Angelici, sus presidente­s, dejaron atrás la etapa de la diplomacia.

“Sería una de las más grandes traiciones que puede hacer alguien”, disparó D’Onofrio; “Yo no filtré al acta, y eso me puso la gente de Boca encima”, contestó su colega Angelici.

La segunda Superfinal, que todavía no se sabe si se jugará, parece encerrar una paradoja: el final de una relación que nunca pasó de ser un matrimonio por convenienc­ia

La postergaci­ón de la definición de la Copa Libertador­es reabrió viejas heridas. Ese sábado 24, después de la brutal agresión al micro que llevaba al plantel de Boca al estadio Monumental, hubo una reunión de los directivos con Alejandro Domínguez (presidente de la Conmebol) en

No hay ninguna posibilida­d de que le den por ganado el partido a Boca en el escritorio. Sería una de las más grandes traiciones”.

Rodolfo D’Onofrio

Los socios querían hacer el reclamo basados en el reglamento y tengo la responsabi­lidad como presidente de aferrarme al reglamento”.

la que se decidió pasar el partido al día siguiente.

Es decir: jugarlo. Lo que se reflejó entonces como un pacto de caballeros tuvo matices no tan caballeres­cos: una fuerte discusión previa entre D’Onofrio y Angelici, con reclamos de las dos partes. Igual, los tres (Domínguez incluido) firmaron una carta que los comprometí­a a jugar al día siguiente.

Pero la paz duró un suspiro.

Esa misma noche comenzó a correr la versión (reafirmada luego en un reclamo formal por escrito) de que Boca iría por todo (tras la rebelión del plantel ante su presidente).

Es decir: por la descalific­ación de River y la Copa ganada en el escritorio. Desde Núñez enseguida hablaron de traición.

En palabras de D’Onofrio: “No hay ninguna posibilida­d de que le den por ganado el partido a Boca en el escritorio. Sería una de las más grandes traiciones que puede hacer alguien”, dijo el titular riverplate­nse. Y agregó: “Nos encontrare­mos con Angelici en Asunción y le preguntaré qué fue lo que pasó desde que nos dimos la mano después de firmar algo en absoluto Fair Play hasta que presentó esa nota en Conmebol. En el vestuario, el sábado firmamos un acuerdo y después nos sorprendim­os por la presentaci­ón de Boca. River tiene palabra. Nosotros viajamos a Paraguay para que nos den una nueva fecha

Daniel Angelici

y jugar en nuestra cancha y con nuestro público esta final, aunque siento una amargura y un dolor por todo lo que pasó”.

La respuesta de su par no demoró: “River puede decir lo que quiere, pero yo no filtré el acta. El sábado se hizo un acta, un pacto de caballeros para compromete­rnos para que se jugara hoy ( por el domingo) a las 17 si estábamos en condicione­s. Y hoy el acta estaba en los medios. Eso me molestó sobremaner­a. Me puso la gente de Boca encima”.

La guerra declarada muda su escenario a la sede de la Conmebol en la ciudad de Luque, Paraguay. Allí Boca irá por los puntos, con una estrategia (ver página 8) basada en lo que sucedió en aquel Superclási­co del gas pimienta en 2015, cuando la Conmebol castigó al local en función del artículo 18 de su reglamento. Allí River defenderá la idea de jugar la segunda final, plantándos­e en los artículos 19 y 56, según los cuales para la pérdida de puntos exige que concurran dos circunstan­cias: a) un incidente grave, cuya responsabi­lidad pueda imputarse al club; y b) que ese incidente grave hubiere determinad­o el resultado del partido.

River envió ayer, también por escrito, su posición, agregando además el antecedent­e de la agresión que recibió el micro de Independie­nte (sin heridos) en su llegada al estadio Maracaná de Río de Janeiro para jugar la final de la Copa Sudamerica­na del año pasado. Ese encuentro se disputó y el Rojo de Ariel Holan se consagró campeón.

Con el enfrentami­ento declarado, D’Onofrio no se contuvo: “River no se puede hacer responsabl­e de lo que pasa con un micro que traslada al plantel por la Ciudad. Hubo cosas extrañas y la Seguridad no protegió a Boca en ningún momento, los dejó solos”. Luego patinó: “La Seguridad de Boca tendría que haber corrido las cortinas de las ventanas, como nos recomienda­n a nosotros cuando vamos de visitante. Tal vez hubo algún gesto de un futbolista que generó que alguien se alterara...no lo justifico pero hay que ser cuidadoso”. Ya sin nada que disimular, Angelici tampoco midió sus palabras: “Sostengo y repito que los partidos se ganan y pierden dentro de la cancha, pero no soy el dueño del club, soy el presidente. Los socios querían hacer el reclamo en Conmebol basados en el reglamento y tengo la responsabi­lidad como presidente de aferrarme al reglamento. Todo está dentro del reglamento”.

Muy lejos quedaron recientes imágenes conjuntas, por ejemplo la noche del 4 de noviembre, cuando estuvieron en el programa Debo Decir, de América, para defender la postura de ambos de jugar las dos finales sin visitantes pese a la idea en contrario del presidente Mauricio Macri. Después de argumentar sobre lo inviable que resultaba para ellos la sugerencia presidenci­al, el conductor Luis Novaresio los empujó a contestar si se jugaría con visitantes. Allí los dos presidente­s coincidier­on: “No”.

Al día siguiente se oficializó la negativa, que a la luz de los acontecimi­entos pareció la correcta.

O aquella tarde del 9 de noviembre, en la que realizaron una conferenci­a de prensa acompañado­s de los presidente­s de la Conmebol (Alejandro Domínguez) y de la AFA (Claudio Chiqui Tapia), para transmitir un mensaje pacificado­r.

Ese día D’Onofrio dijo: “Qué cosa más linda que poder disfrutar y ser parte de esta final. Esto es un juego. En Argentina y en Sudamérica nos diferencia la pasión con la que se vive. El que gana estará feliz y el que pierde habrá jugado la final. Al otro día sigue la vida diaria. Entonces cuando escucho que esto es la vida o la muerte... Es un juego. No nos cambia la vida. Demostremo­s que el fútbol puede ser un puente de unión. Piensen que el que está enfrente es un rival, alguien que también quiere ganar”.

Y Angelici se sumó: “Es una final esperada, no sólo por todos los argentinos sino por todo el mundo. Estamos orgullosos los hinchas de Boca por haber llegado a esta final. Y todos los argentinos debemos estar orgullosos. Hay que disfrutarl­o. El que gana se va a quedar con toda la alegría. Y el que pierde, con la tristeza, pero al otro día deberá seguir trabajando”.

Esta mañana, en Luque, D’Onofrio y Angelici estarán otra vez frente a frente. Y en pie de guerra. ■

 ?? DAVID FERNANDEZ ?? Tiempos de paz. Angelici y D’Onofrio, junto a Tapia y Domínguez, durante la conferenci­a de prensa para presentar la Superfinal. Fue con un mensaje pacificado­r.
DAVID FERNANDEZ Tiempos de paz. Angelici y D’Onofrio, junto a Tapia y Domínguez, durante la conferenci­a de prensa para presentar la Superfinal. Fue con un mensaje pacificado­r.

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