Jaqueado por la crisis, Macron recibe a los “Chalecos Amarillos”
Será hoy en el Palacio del Eliseo. El grupo surgió tras las quejas al incremento en el precio de los combustibles.
La cólera de los “Chalecos Amarillos”, sus reclamos sobre la forzada transición ecológica y los aumentos de combustible han sumergido al gobierno francés de Emmanuel Macron en la peor crisis política y social de su quinquenio. Sin jefes ni doctrinas, organizados por las redes sociales y frente a la amenaza de una recuperación populista ante las elecciones europeas de mayo próximo, el presidente Macron ha decidido anunciar hoy una “respuesta global” y “no un renunciamiento”, que incluirá recibir a un grupo de manifestantes en el Palacio del Eliseo. Los Chalecos piden su dimisión.
Fue después de que la parisina avenida de los Campos Elíseos se transformara el sábado en un campo de batalla y el espejo de Francia fue una imagen no querida. Incendios, nubes de gases, asaltos a joyerías por parte de los vándalos que aprovechaban la protesta y violentos enfrentamientos con la policía de los anarquistas, que infiltraron la marcha. Cuando los bloqueos en el país de la insurrección continúan, el gobierno debe actuar y rápido para evitar una radicalización urgente del movimiento. Una nueva marcha para el próximo sábado está siendo convocada en las redes sociales. Un Populismo “Made in France” es el gran riesgo, en medio del Brexit, la crisis de los inmigrantes, con las elites europeas y a un paso de los comicios. Macron ha prometido “una respuesta clara a los franceses”, a los obreros, a las clases medias, y laboriosas que penan para llegar a fin de mes”.
Poco después del Consejo de Ministros y luego de que Macron se horrorizara con el caos en los Campos Elíseos, el gobierno discutió recibir una delegación, porque los “Chalecos Amarillos” “representan una Francia que se dice angustiada, a la que los poderes públicos en su totalidad no han aportado una respuesta en sus últimos tiempos”. Benjamín Griveaux, el vocero del gobierno, dijo que “nuestra respuesta es una Francia de educación, de mérito, de trabajo. No es un renunciamiento. Nuestra respuesta pasará por nuestra capacidad de poner a todo el mundo alrededor de la mesa. Nosotros debemos cambiar de métodos, nuestras prácticas, nuestra manera de meter en práctica nuestras políticas”, explicó. Los “Chalecos Amarillos” han designado por internet a ocho comunicadores oficiales de un movimiento que promete que “las acciones continuarán y se reforzarán”. Lo lidera Priscillia Ludosky, una de las que inició la convo- catoria. Esta delegación es la que mantendrá “un contacto serio y necesario con los representantes del Estado y su gobierno”, anunciaron ayer en un comunicado público. Ellos llevarán a la reunión del Eliseo dos propuestas: rever la baja de “todos los impuestos” y la “creación de una asamblea ciudadana” para debatir los temas de la transición ecológica, la “toma en cuenta de la voz de los ciudadanos”, de “la situación de la precariedad y la caída del poder de compra”. Exigen que estas proposiciones sean sometidas “a un referéndum popular”, mientras continúan los bloqueos en las rutas.
El gobierno está abierto “al diálogo”, pero con límites. “Si las propuestas son de demandar la disolución de la Asamblea Nacional, la dimisión del presidente, temo que no vamos a poder responder favorablemente”, dijo el vocero Benjamín Griveaux.
Los sindicatos, que están excluidos de esta insurrección atípica, creen que la crisis refleja las tensiones entre la cumbre del Eliseo, el inicial proyecto humanista presidencial de Macron y los tecnócratas de Bercy, las obligaciones de Bruselas y la etiqueta de “presidente de los ricos”.
El prestigioso sociólogo Alain Touraine también se inquieta. “La polarización social va paralela a la fractura territorial. Hay una “Francia de lo alto” y una “Francia de abajo”, dijo. Para los “Chalecos Amarillos”, “Macron se ha vuelto la encarnación de la élite aborrecida”, tras advertir que en “la espontaneidad está su debilidad” y “pueden ser captados por el Frente Nacional”. El sociólogo alerta sobre “una deriva del fascismo, al estilo (del vice italiano Matteo) Salvini”. ■
Para el gobierno, los “Chalecos Amarillos” representan a una Francia “angustiada”.