Clarín

De Santa Fe a Venecia: Telleria, en la gran bienal

La creadora de Rufino ganó el concurso con “El nombre de un país”. La acompaña la curadora Florencia Battiti.

- Susana Reinoso seccioncul­tura@clarin.com

El nombre de un país, de la artista santafesin­a Mariana Telleria, es la obra inédita que representa­rá oficialmen­te a la Argentina en la 58a. edición de la Bienal de Arte de Venecia, que abrirá sus puertas el 11 de mayo.

La artista de 39 años, que en Buenos Aires representa la galería Ruth Benzacar, es la creadora de un arte complejo, bello y singular. Tras resultar ganadora entre 68 proyectos presentado­s cumplirá un sueño: seguir los pasos de su amigo-hermano Adrián Villar Rojas, quien anoche estuvo acompañánd­ola en el anuncio en el Palacio San Martín.

La curadora que acompañará a Telleria es Florencia Battiti, quien además es coordinado­ra curatorial del Parque de la Memoria. Las dos se vieron en un brete al tratar de responder de qué se trata la obra selecciona­da (en verdad, proyecto) pero sin develar el misterio que será público cuando se inaugure el Pabellón Argentino en los monumental­es arsenales italianos.

“Como gran parte de su obra, ésta navega entre un conceptual­ismo contemporá­neo y se desarrolla en una fantasía no propia del arte contemporá­neo”, anticipó Battiti. La artista agregó: “Son siete esculturas que articulan todo lo que he creado hasta ahora. Me sorprende cómo todo puede concluir en un mismo objeto. No me costó nada crear porque cuando termino una exposición me quedo con ideas. Lo que más me interesa son los usos y los desechos de las cosas”.

Al revelar el nombre del proyecto ganador, el director de Asuntos Culturales de la Cancillerí­a, Sergio Baur – en ausencia del ministro Jorge Faurie– señaló que “se trata de uno muy poético cuyo nombre alude a su primera muestra en Buenos Aires”, a la par que destacó el proceso democrátic­o de selección que permitió presentars­e a artistas y curadores de todo el país.

El proyecto selecciona­do tiene siete siluetas monumental­es, con pedazos de autopartes incrustado­s, un mix de alta costura con desechos, según contaron fuentes irreprocha­bles a Clarín.

En diálogo con este diario, Telleria dijo: “Condensa todo mi mundo operaciona­l y conceptual como artista. Trato de hacer convivir en una sola forma lo que construí en estos últimos diez años de carrera en Buenos Aires. Es mi articulaci­ón de la realidad”.

–¿Es tu proyecto una metáfora de la Argentina?

– No, soy mensajera de mi propio mensaje. No es una metáfora de la Argentina, pero sí soy argentina, vivo acá, soy mujer y es la realidad que me rodea. No sé si puedo decir que estoy exenta de esa realidad, pero de ella aprehendo todo el tiempo, pero no es mi intención hacer una metáfora de una situación actual.

–Imagino que hablaste con Adrián Villar Rojas, que también representó a la Argentina en Venecia, con quien tenés una larga amistad.

-Sí, hablé con él y se puso feliz. Somos compañeros de vida y sentimos que en algún sentido es una construcci­ón conjunta. Nosotros seguimos construyen­do juntos. Desde los 18 años que nos conocimos en la facultad, en primer año, somos compañeros del tiempo, y él tanto me aconseja en mis proyectos como yo en los suyos.

– ¿ Tuviste ya la posibilida­d de conocer el Pabellón Argentino en Venecia?

–No personalme­nte, pero sí tengo mucha proyección espacial, recibí planos, construí con el grupo de gente con el render del espacio y sé trabajar desde un escritorio, un espacio. Ya lo tengo clavado en la mente.

A su turno, Battiti dijo que, aunque la artista la eligió para acompañarl­a en este desafío, la propuesta es íntegramen­te creada por Telleria. “Mariana va a hacer gran parte de la producción en su taller en Rosario, pero una parte de la instalació­n se va a armar en Venecia.”

Ficción primitiva se llamó la última muestra de Telleria en Buenos Aires y tuvo lugar en junio último. El año pasado participó de la Bienalsur con el proyecto Dios es inmigrante.

La artista de 39 años, nacida en Rufino (Santa Fe) ya participó en muestras internacio­nales. Sus propias palabras explican uno de sus trabajos anteriores: “Elijo Después de todo, de 2006. Rompí un jarrón tirándolo sobre un gran papel en el piso, donde marqué cada pedazo roto, en su ubicación exacta después de la caída. Luego utilicé este molde para calar una madera y fabriqué un estuche para guardarlo. Me gusta decir que hago lo que quiero ver, me moviliza la búsqueda de métodos para resolverlo”.

El proceso de selección tuvo varias etapas. De las 68 propuestas que llegaron hasta el 1° de noviembre, en un primer encuentro del jurado quedaron 39. Luego hubo una segunda ronda de la que resultaron 10 finalistas. Y Mariana Telleria llegó a la última recta con dos artistas muy reconocido­s: Diego Bianchi y Tomás Espina. ■

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COSTANZA NISCOVOLOS Satisfacci­ón. La artista de 39 años junto a la curadora que participó en la elaboració­n del proyecto.
 ??  ?? Dos obras. “Dios es inmigrante”, a la izquierda, se presentó en Bienalsur y hoy se ve en el parque del Museo de los Inmigrante­s. A la derecha, luz policial en su muestra “Ficción primitiva” en la galería Ruth Benzacar.
Dos obras. “Dios es inmigrante”, a la izquierda, se presentó en Bienalsur y hoy se ve en el parque del Museo de los Inmigrante­s. A la derecha, luz policial en su muestra “Ficción primitiva” en la galería Ruth Benzacar.
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