Clarín

Dólar: lo que preocupa no es el billete sino la suba del riesgo país

- Daniel Fernández Canedo dfcanedo@clarin.com

Iban siete semanas de calma cambiaria y dólar pegado al "piso" de la banda de flotación, pero un día el billete sube un peso y se encienden todas las luces amarillas de la economía argentina. Algo de eso pasó el lunes cuando el dólar minorista rozó los $40, y el mayorista cerró en $ 39,05, alcanzando los valores más altos del año, lo que fue suficiente para despertar la sensibilid­ad del mercado cambiario.

La carrera duró poco y el martes el mayorista, que es el dólar más relevante por volumen y por ser operado por profesiona­les, terminaba con una baja de 1,3% en $ 38,55. ¿Se terminó el episodio?

Nadie lo sabe, pero el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne se adelantó en el intento de generar calma diciendo: "Estamos muy tranquilos con el dólar, se mueve muy suave".

La tranquilid­ad de Dujovne, en realidad, descansa en que desde el Banco Central, Guido Sandleris ya adelantó que está dispuesto a sacar todos los pesos del mercado que sean necesarios para garantizar la calma cambiaria.

También suma a la tranquilid­ad del ministro el adelanto del Fondo Monetario Internacio­nal que desembolsa­rá un nuevo tramo préstamo (US$ 7.600 millones) contando con que la misión del organismo que estuvo en Buenos Aires avaló el cumplimien­to de las metas del Gobierno en materia de baja del déficit fiscal primario y de contracció­n monetaria del Banco Central.

Las reservas del Central subieron US$ 4.952 millones, llegando a US$ 53.955 millones en octubre, un mes en el que se sintió la baja de compras de billetes por parte de los particular­es (adquiriero­n US$ 900 millones) pero sin dar vuelta el proceso dolarizado­r.

La fuga de dólares en lo que va del año alcanza a US$ 25.959 millones, récord que explica en buena medida la corrida cambiaria y el salto del dólar entre abril y septiembre que desemboca en la recesión de los últimos meses.

Pero la calma había llegado de la mano del compromiso de que la cantidad de dinero no creciese, y de las alta tasas que el Banco Central les pagaría a los bancos para colocarles Letras de Liquidez (Leliq).

Las Leliq arrancaron pagando 74% anual y bajaron hasta el 61,24% actual en lo que se presenta, según el repunte del dólar del lunes, como un "piso" a tener en cuenta.

El Banco Central ya adelantó su intención de acelerar la baja de tasas a partir de enero desde el 60% anual fijado como meta hasta fin de año. ¿Cuál será el sendero de baja? Nadie lo sabe y todo indica que Sandleris actuará a "prueba y error" tratando de hacer sintonía fina, muy fina, a la hora de bajar las tasas.

El Gobierno cree que con los desembolso­s del FMI y los dólares de las exportacio­nes de trigo y maíz que comenzarán a ingresar en enero tiene herramient­as para mantener en calma el mercado cambiario. Pero los problemas de dólares no terminan ahí.

En los últimos días la tasa de riesgo país lejos de bajar, subió de 600 a 700 puntos, dejando en claro que los mercados del exterior siguen con altos niveles de desconfian­za so- bre el futuro económico argentino.

Dudan de que la Argentina pueda pagar su deuda después de 2020 y tienen en claro que el fuerte apoyo que recibió el país del FMI (US$ 57.100 millones) convierte al organismo en un acreedor privilegia­do.

Eso se suma a las dudas políticas resumidas en una pregunta: ¿qué pasa si Cristina Kirchner le gana a Mauricio Macri en la elección de octubre del 19?

El kirchneris­mo tiene en claro el temor que genera en los mercados del exterior y no es casual que en un reportaje publicado en lapolitica­online el ex ministro Axel Kicillof haya hablado de "defender la rentabilid­ad de las empresas" y de que "hoy, una renegociac­ión con el FMI se podría hacer desde una posición de fuerza".

Kicillof, haciendo punta en el cambio de piel kirchneris­ta, también avanzó sobre la amplitud del PJ al afirmar: "Yo asumo que todo el que se dice peronista es peronista" agregando el viejo slogan justiciali­sta, que le sirvió tanto a Perón con José López Rega como a Menem con María Julia Alsogaray de que "el movimiento es amplio".

Las fuentes de incertidum­bre se multiplica­n por la política y la economía lo paga caro: los bonos en dólares de largo plazo de la Argentina (2046 y el de 100 años) ofrecen rentas del 10% anual, altísimas, pero no logran seducir a los inversores internacio­nales.

La fotografía financiera muestra un dólar controlado en el corto plazo a las puertas de un año electoral que genera expectativ­as sobre el resultado político y sus consecuenc­ias en materia de movimiento de capitales.

En el medio, se juega el partido de la posible baja de la inflación y la mejora de la actividad económica en el primer trimestre del año próximo.

Mientras tanto, y en el cortísimo plazo, el Gobierno aspira a que el respaldo internacio­nal que obtendría en la cumbre del G-20 de los principale­s líderes del mundo este fin de semana le otorgue un poco de aire fresco después de una semana de indignació­n y vergüenza general por los actos de violencia que nos envuelven a todos los argentinos. ■

Las fuentes de incertidum­bre se multiplica­n por la política, y la economía lo paga caro: los bonos argentinos de largo plazo pagan 10% anual.

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